Vudú

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FSM.png ATENCIÓN: Este artículo contradice los dogmas sobre el Monstruo Espagueti Volador.
¡Herejía! Si no puedes soportar su lectura vade retro!
Cita3.pngYa comprendo porque me arrancaron mi brazo en aquella tribu, les faltaba monigoteCita4.png
David Livingstone sobre el vudú.
Este tío ha bailado vudú con Charlize Theron. Fue hace tres meses pero aún le dura.

El vudú o vodum es un baile regional que se practica en África y Guinea Ecuatorial. Está estrechamente relacionado con la muiñeira y el reggaetón. Su práctica está mal vista por la APA, la ONU y sobre todo por la ONCE, principalmente porque es muy agarrado e incluye mucho roce. De hecho, no es infrecuente alcanzar el orgasmo bailando vudú. Si no tienes pareja para practicarlo, no te preocupes porque la asociación mundial de vudú permite e incluso recomienda el uso de muñecas.

Los que practican vudú se llaman vudistas, y los que no, se llaman por el nombre que les pusieron sus papás.

Orígenes

El vudú fue creado la semana pasada por Drogadicto XVI en África mientras sanaba milagrosamente la epilepsia de una granjera rociándola con agua bendita. Los aldeanos presentes imitaron sus movimientos, que consideraban sagrados, dando lugar a su creación. Después de eso se extendió rápidamente, y ahora mismo tiene más de tres mil años de antigüedad.

Varios regímenes africanos (negros sin causa) trataron de acabar con el vudú y sustituirlo por la batuka, baile demoníaco dónde los haya en el que los movimientos espasmódicos de la pelvis hacen que el cerebro se escurra del cráneo y se deslice por la espina dorsal hasta acabar en el culo. Una vez allí instalado puede ser expulsado durante la defecación, o quedar atrapado para siempre.

Después el Vudú se extendió debido a la exportación de esclavos los cruceros de lujo a América que los europeos les regalaban a los Africanos. De esta forma llegó el vudú a Japón, dónde no tuvo mucho éxito porque los japos ya disponían del Dance Dance Revolution, más tarde a Haití, y otras zonas de Centroamérica, dónde se instaló.

Usos del vudú

Expresión corporal vudista en El lago de los zombies.

El vudú es un método perfecto para expresar sus emociones y sensaciones. Si Billy Eliott hubiera sabido de él en su momento, habría mandado el ballet y el claqué a tomar por saco.

Además, también es una técnica infalible para ligar, no hay hembra que pueda resistirse a un buen bailarín vudú. Es por eso que está prohibido bailar vudú en público. El último que lo hizo murió ahogado bajo una montaña de lencería.

Matar gente para convertirlos en zombies de modo que maten más gente para tener más zombies que sigan matando gente hasta hacerse con la la dominación mundial es, aunque tópico, uno de los usos más extendidos del vudú. También la de hacer sufrir a las personas que odias clavándole agujas a un muñeco que las represente. Para qué vamos a engañarnos, si tenías en la cabeza alguna de estas ideas cuando empezaste a leer este artículo, no te decepcionará, sigue leyendo más abajo.

Cómo hacer tu propio zombie con vudú

Detalle de la extracción de un corazón humano. Si no tienes bisturí también puedes usar un sacacorchos.

Uno de los usos principales del vudú es la creación de zombies. No funciona tan bien como gran hermano o el alcohol(unas diez horas después de su ingesta), pero da el pego. Instrucciones:

  1. Para empezar necesitas un cadáver humano de las características que quieres que tenga el zombie. Es decir, si lo vas a usar de guardaespaldas, te interesará que sea grande y musculoso, y si lo vas a usar para que te pele las pipas, cuanto más pequeño mejor, porque así lo podrás tener en la alacena junto al exprimidor y la batidora (pon un ambientador porque entre los tres pueden dar algo de olor a queso). Puedes encontrar cadáveres ya hechos en los cementerios y las morgues, o bien puedes ir a un concierto de Paulina Rubio y hacer uno mismo (no te preocupes, los fans de Paulina Rubio no son personas como o como yo).
  2. Si te es posible, extráele el corazón antes de hacerle cadáver. Guárdalo en un lugar fresco y seco para que se conserve bien, pues es lo que te posibilitará controlar al zombie. Ya de paso, los pulmones te pueden servir para rellenar los cojines del sofá y el estómago para guardar el tintorro en verano. El resto lo metes en el refrigerador para hacer cocretas.
  3. Recita "Awamba Balumba, Balam Bambú" mientras haces el baile ritual de la creación de zombies. Si no te lo sabes, con cantar "los pajaritos" vale.
  4. Coge el control remoto del cochecito de tu primo y le clavas el corazón en la antena. El joystic de la derecha controla el movimiento del zombie y el de la izquierda sirve para acciones avanzadas como gruñir de forma inconexa o devorar cerebros. El joystic del medio es el más divertido pero no es momento de tocarse.
  5. El zombie ya está listo para tu uso y disfrute. Recuerda que si lo expones demasiado al sol, al agua bendita o a los disparos de recortada se te puede estropear.

El muñeco vudú

Esta mujer puede ayudarte, pero cuidado, si le pagas por adelantado hará una de sus explociones de humo y desaparecerá.

Si no te has atrevido con el zombie vudú, puede que un muñequito sea algo que esté más a tu alcance (si eres aun un aniñado) ¡nenaza!. Este muñeco no se cagará ni se meará, ni tampoco llamará a su mamá, en lugar de eso podrá conseguir que le provoques un gran dolor de huevos a ese tío que tanto odias, o que se enferme durante meses. Lo único que no conseguirás con este muñeco es que esa tía tan buena se enamore de ti. Para eso mejor vete a la iglesia y pide un milagro.

Como saben todos los jugadores de Monkey Island, hacer un muñeco vudú no es demasiado difícil, apenas necesitas lo siguiente:

  • Un muñequito de trapo.
  • Un hueso de uno de sus antepasados.
  • Un pelo todo el pelo de su cuerpo.
  • Algo de su ropa. O toda, si está de buen ver.
¿Qué, hijo? ¿Sigues queriendo hacerte un piercing?

Si después de haber mancillado la tumba de su abuela, de haberlo dejado calvo y de desnudarlo, sigues estando sediento de venganza, continúa leyendo:

El muñequito lo puedes hacer tú con un poco de trapo y algunas boñigas de vaca (para darle consistencia). Puedes hacer que se parezca a la víctima, sobre todo si tienes muchos muñecos, para no confundirlos luego y maldecir, por ejemplo, a tu vecino ruidoso cuando en realidad querías clavar un alfiler al que se acostó con tu novia. El hueso lo tendrás que ir a buscar al cementerio, a menos que el tío guarde a sus familiares muertos en su nevera (en este caso ten cuidado cuando los vayas a buscar, este tío está incluso más loco que tú). En cuanto a un pelo de su cuerpo y algo de su ropa, te dejamos usar la imaginación para descubrir cómo conseguirlos.

Una vez que tengas el muñeco terminado, ya podrás proceder a torturar cruelmente a tu víctima. Lo más clásico es el uso de alfileres, que provocará horribles arreglos en su ropa, aunque personalmente recomiendo la aplicación de polvos picapica en la entrepierna delantera o de bolígrafos en la trasera. Si lo quemas, empezarán a presionarle brutalmente en el trabajo, y si lo pisas perderá carácter.

Vudú inverso o epipersonal. No confundir con la acupuntura.

Si en algún momento notas que te deshinchas, no lo dudes, algún bokor inhábil te está haciendo vudú con una muñeca hinchable. Agradece que lo que le haya clavado sea una aguja.

Advertencia

Hay que destacar que si se clavan los alfileres directamente en una persona, se le hace daño a la persona, y no a un posible muñeco, a pesar de que parezca lo contrario. Esta modalidad forma parte de una corriente de Vudú más radical, que no tiene mucho apoyo entre los sectores más puristas.

El vudú como religión

George W. Vudú, el juguete favorito de los niños.

A pesar de (o gracias a) lo descrito anteriormente, el Vudú es religión oficial en muchos lugares del mundo. En estas regiones, se reza a los dioses del vudú, se cantan ritos vudú, los zombies son animales sagrados (ser comido por uno es considerado un honor) y a todos los niños les regalan muñecos vudú por navidad (excepto a los niños malos, a los que les dan suéters de lana, como en todo el mundo).

El vudú, como toda religión que se precie, dispone de un Dios (llamado comúnmente Mawu) al que se le atribuye la creación del mundo. Después de todo, los vudistas también necesitan echarle la culpa a alguien. Sin embargo, a diferencia de otras creencias, en las que el Dios da la cara e intenta corregir su espantosa obra a base de enviar desgracias a los malos y desgracias (pero con promesa de salvación eterna) a los buenos; en el vudú este Dios creador escurre el bulto, abstrayéndose de los asuntos mundanos, que delega en los Loa de la misma forma que los directivos de Telefónica se ocultan tras sus teleoperadoras.

La jerarquía de divinidades vudú es muy liosa: hay siete hijos de Manwu, héroes convertidos en semi-dioses, espíritus de fenómenos naturales, etc. Todo esto es premeditado y está muy bien montado. El resultado es que si rezas para tener una buena cosecha al loa de fertilidad, éste te dirá que te has equivocado de ventanilla, que eso es asunto del loa de la lluvia; el loa de la lluvia te remitirá al de la tierra y éste a un héroe local que hace quince generaciones salvó a la aldea del ataque de los pepinos gigantes, etc, todo con tal de no trabajar.

Además, no aceptan oraciones de cualquiera, has de enviarlas a través de los llamados Houngan, o vía FTP en un formato propietario de Microsoft. La mayoría de la gente prefiere a los Houngan, pero hay que tener cuidado porque hay Hougan muy cabrones, llamados bokor. Estos desgraciados convocan loas malignos, te piden pizzas familiares cuando estás a dieta y te dan de alta en el ADSL de Ya.com.

También en lugares como Cuba u otros, se combina el vudú con el cristianismo. A esto se le llama santería, y tiene de particular que a los muñecos vudú, en lugar de clavarles alfileres, les clavan coronas de espinas.

Contraindicaciones

El vudú puede resultar peligroso porque al bailarlo se invocan poderosas fuerzas de la naturaleza, como al niño alemán loco o a Jack Bauer, así que debes ponerte siempre gafas protectoras, guantes y preservativo antes de empezar la faena. Puede provocar nauseas, mareos, desorientación, pérdida de los órganos internos, diarrea y condenación al abismo. Consulte con su farmacéutico y con su exorcista de cabecera.

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