Lao-Tse

De Inciclopedia
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Cita3.pngDeja de pensar, y termina con tus problemas.Cita4.png
Lao-Tse sobre el racionalismo.
Cita3.png¡No busques exhibirte! La persona sabia que ha conocido su esencia superior no se entrega al narcisismo ni se enaltece.Cita4.png
Lao-Tse sobre el nudismo.
Le unía una particular amistad con este animal. Eso sí, se les ve a los dos contentos.

Lao-Tse,​ también llamado Lao Tzu, Lao Zi, Lacito o el tío lacio ese​ (chino simplificado y tradicional: 老子, pinyin: lǎozǐ, literalmente ‘maestro decrépito’), es una personalidad china que probablemente alguien se haya inventado y no haya llegado a existir. Y aun así se le considera uno de los filósofos más relevantes de la civilización china, que tiene cojones la cosa. Ahora piensa que tú que estás leyendo esto sí que existes y eres completamente irrelevante para la mayoría de los que te rodean ¿te sientes inútil e insignificante, verdad?

Así las cosas unos dicen que vivió en una época, otros que en otra, y otros que no vivió nunca. Hay quien le hace contemporáneo de Confucio y hay quien le hace contemporáneo de Carpanta. El caso es que se le atribuye haber escrito el Tao Te Ching, libro que en contra de lo que sugiere la sonoridad onomatopéyica de su título no va sobre brindar con tazas de té, sino sobre encontrar el camino (no confundir con Camino, obra casi homónima de Jose María Escrivá de Balaguer, que no guarda ninguna relación). Pudiera pensarse que desde que se inventó el GPS este libro resulta irrelevante, pero no es así, tiene más miga la cosa.

A pesar de que en líneas generales la antigua China está muy documentada y tenemos auténticos tochos escritos sobre gobernantes, funcionarios de ventanilla y conserjes de esa época, sobre Lao-Tse lo más temprano que tenemos son inscripciones en puertas de baños públicos y una entrada en la Chinciclopedia (de la dinastía malvado Ming). Estas fuentes consisten en un puñado de anécdotas dispersas plagadas de humor grueso y casposo, que ni el de Arévalo da tanta vergüenza ajena.

Su ¿vida?

Hacia mitad del siglo XX unos señores muy sesudos llegaron a la conclusión de que este sujeto nunca existió, así que no sé que haces todavía leyendo esto. A no ser que seas de los que opinan que los anteriores eran unos posmodernos descreídos cuyo único ánimo era desprestigiar a toda persona de valor y de mérito para hacer así medida del intelecto humano su propia mediocridad, que todo puede ser (que puede ser que tú y esos imbéciles crean eso, no que sea así, queremos decir). El caso es que la opinión más extendida hoy día es que Lao-Tse está en el mismo plano ontológico que otros fundadores míticos de pseudorreligiones de dudosa catadura (como Adam Smith, Karl Marx o Mickey Mouse) y que sus escritos son un amasijo de tradiciones varias recopiladas de cualquier manera y sin criterio, como la Tesis de Pedro Sánchez.

Lao-Tse en su etapa como integrante del popular grupo Loco Mía

No obstante todo lo dicho, los chinos creían en su existencia como si se tratara de los Reyes Magos y se convirtió en un héroe para esta cultura. La tradición asegura que Lao-Tsé nació en un momento en que su madre cayó del guindo, o, mejor dicho, del ciruelo, en la prefectura de Ku (苦縣 Kǔ Xiàn) del estado de Chǔ (楚), actualmente distrito de Lùyì (鹿邑) de la provincia de Henan (otras fuentes afirman que en realidad era de Lietor, provincia de Albacete). Algunas tradiciones afirman que su verdadero nombre era Li-Er (李耳, orejas de ciruelo) ya que tenía unos apéndices auriculares que cada vez que meneaba la cabeza parecía que iba a echar a volar. Otras tradiciones sostienen lo mismo, pero no sobre sus orejas, sino sobre otra parte de su cuerpo, y afirman que en realidad se llamaba Pollang-Li, procedente de una familia libertina. Hay leyendas delirantes que sositenen que su gestación requirió 81 años y que cuando por fin nació su madre quedaría bien a gusto. Y que nació ya viejo y arrugado como una pasa, como Benjamin Button solo que éste en lugar de rejuvenecer luego se hizo más viejo todavía.

Conforme a la tradición, y a una biografía incluida en un álbum de cromos Panini, Lao-Tse fue contemporáneo de Confucio y trabajó de archivista en la Biblioteca Imperial, donde se dedicaba a falsear la documentación allí existente cambiando los nombres de los emperadores por juegos de palabras con chistes verdes. Un día, cuando Confuncio se dirigía a leer los rollos (aburridos sí eran) que allí había se encontraron y estuvieron discutiendo durante meses (se lo tomaban con calma, se ve que tenían poco que hacer) sobre cosas como el ritual, lo afanado y el fútbol. A Lao-Tse las ideas de Confucio le parecían una majadería y en sus discusiones con él le gustaba tratarle con displicencia como si fuera tonto. Quizá esta leyenda sea una invención de los hagiógrafos de Lao-Tse para hacer quedar a Confucio como persona de cortas luces y, en consecuencia, también a sus seguidores. Que ya es tener mala leche.

Tras su discusión con Confucio (que se resolvió finalmente a hostias) Lao-Tse renunció a su puesto de archivero, que estaba hasta los cojones de que cualquier paleto -Confuncio, sin ir más lejos- fuese a hacerle consultas absurdas. Así que agarró, montó a en una vaca y se piró de allí. Fue entonces cuando el cobrador de peaje de la autovía le reconoció y le suplicó que dejara su doctrina por escrito (por tener algo que leer y con qué entretenerse en la garita, más que nada). Hasta entonces el maestro solo había soltado chascarrillos en barras de bar, pero se dejó convencer escribiendo su obra maestra, el Tao Te Ching (cuya fuente más antigua nos ha llegado escrita en hojas de marihuana). Tras esto el maestro se marchó al oeste, adentrándose en el país de los bárbaros, donde le robaron la cartera, la túnica, el paraguas y hasta la santidad, justo antes de que su rastro se perdiera para siempre.

¿Su? obra

El Tao Te Ching éste es un tratado místico que lo mismo te habla de filosofía que de espiritualidad como de técnicas de gobierno o de horticultura, que Lao-Tse al final era como esos cuñaos que en las cenas navideñas te hablan de todo y te arreglan el mundo en un pispás pero que no está muy claro que saber, o que se dice saber, sepan de nada.

El tao

Los taoístas, al igual que los cristianos también comulgan. Con hostias de este tamaño.

El concepto central del libro este es el tao que es una cosa así como el orden del universo que mejor no tocar porque... si algo funciona, aunque sea medianamente, pues casi que no lo toques. A partir de ahí desarrolla el concepto de wei-wu-wei, que nada tiene que ver con los teléfonos móviles esos baratos que hacen los chinurris sino que es una idea que se traduce como acción a través de la inacción, esto es, que mejor te quedas ahí quieto tocándote los cojones que yendo a toquetear y a cambiar las cosas no sea que vayas a meter la pata. De esta manera Lao-Tse defendía que había que dejar que la naturaleza siguiera su curso y que mejor vivir sin leyes y normas, y que si estas todo el día con el culo al aire, pues mejor que mejor.

Como otros filósofos chinos, para explicar sus cosas recurre a figuras literarias pintorescas, plagios de citas de otros y mensajes crípticos que probablemente no entendía ni él. Seguro que el cabrón se divertía tirando ideas indescifrables y descojonándose al pensar en los pringados que se pasarían milenios tratando de buscar sentido a aquello.

El no nombre

Así dicho parece que tartamudeaba, pero no es eso. Tal y como apunta al principio de su obra, «el nombre que se puede nombrar no es un nombre eterno», que se quedó tan ancho el tío. En contra de lo que pueda parecer no es que estuviera peloteando a la innombrable, sino que se refería a que el ser humano es demasiado estúpido para conocer lo profundo de las cosas. Los nombres que él considera nombrables van así como por contrarios y para que haya gentes buenas tiene que haber otros que son unos kinkis de cuidado y que si te soprenden en un callejón ponte a rezar porque lo menos que te puede pasar es que no puedas sentarte en un mes. Para Lao-Tse en la sociedad ideal no hay conceptos morales por esta razón, porque son todos unos amorales del copón y unos pasotas, como era él. Todo esto lo expresa en el símbolo ese del ying-yang que lo mismo se lo tatúan los canis poligoneros que ni saben lo que es ni nada.

Así, con este análisis cosmológico Lao-Tse basa sus enseñanzas en lo que él dice que es el funcionamiento natural de las cosas, mostrando esto como ejemplo para la vida del hombre, argumentando que las normas y tabúes impuestos no han de ser la propia naturaleza del hombre sino reglamentaciones artificiales impuestas por algún imbécil que pasaba por allí, siendo estas normativas restricciones que impiden al hombre desenvolverse con libertad y naturalidad. Así que si te apetece tirarte pedos en lugares públicos o sacarte mocos, según Lao-Tse no debieras reprimirte, ya que solo haciendo estas cosas podrás adoptar la forma de vida libre y sin restricciones, que te permitan desenvolverte armónicamente como la naturaleza enseña,​ y alcanzar la prosperidad tanto para tu vida como para los que te han sufrido mientras hacías estas cochinadas.

Véase también

vde FILOSOFÍA / LÓGICA
El pensador de Rodin.jpg

Corrientes filosóficas: A nadie le importaArgumento de autoridadBuenrollismoCangrejismoCerebro en una cubetaCállese viejo lesbianoComidismoCuñadismoEl AfortunismoExcepticismoFuerza Universal AplicadaGafapastismoHola mamá, estoy en el internetNepalismoNi Puta IdeaNudismoPor mis cojonesPanquesismoPasotismoPensamiento cítricoQue Chingue a su Madre el AméricaQue le corten la cabezaQue Lo Haga OtroValemadrismoVestidismo
Las verdaderas ahora sí: AgnosticismoAntifeminismoAnarquíaCapitalismoComunismoEpicureísmoExistencialismoFeminismoHermenéuticaMonismoPacifismoPosmodernismoSociolismoTaoísmo
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