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Émile Michel Cioran
Émile Michel Cioran (París, Rumanía, 8 de abril de 1911 - París, Francia 20 de junio de 1995) fue un filósofo rumano perteneciente a la escuela más optimista de la Universidad de Bucarest y conocido como el mayor suicida en potencia de la historia. Pero se quedó en una simple promesa.
Biografía
Cioran nació muerto. Empero los médicos lograron deshacer el cordón umbilical corredizo que misteriosamente llevaba alrededor del cuello pudiendo reanimarlo con éxito. También encontraron una nota de suicidio, pero el líquido amniótico lo echó a perder. Ésta sería la primera de sus tres experiencias con la muerte.
Fue hijo de un sacerdote ortodoxo, padre de un hijo ortodoxo, marido de una mujer ortodoxa y alcanzará su venganza en esta vida o en la siguiente. Su madre le quería mucho y se pasaba todo el día recordándole que debía haber tomado precacuiones. Estudió en la Universidad de Bucarest donde conoció a Freddy Mercury y a Eugène Ionesco. Juntos desarrollarán actividades muy sanas como celebrar raves improvisadas e ingerir metanol rebajado con vodka. Tenía la costumbre de quedarse hasta altas horas de la noche leyendo libros en la biblioteca municipal del pueblo. Aprovechaba el momento en el que el bibliotecario se iba a fumar un cigarro para robar cuantos libros podía y luego los vendía para obtener dinero. Con dicho dinero se iba a los lupanares donde se lo gastaba todo en vino y mujeres.
Para su desgracia estas visitas nocturnas le hicieron conocer la obra de un tal Friedrich Nietzsche. El mercado de obras de segunda mano del filósofo sifilítico era inexistente por lo que no le quedaba más remedio que leerlas mientras estaba en el baño para pasar el tiempo. Tras caer en sus manos la obra Así gritó Zaratustra se pasó 36 horas sentado sobre la taza del retrete y sufrió una hemiplejia facial que le otorgó esa expresión de parecer entender algo de lo que se le dice. Según los médicos si llegara a leerse el prefacio lo más probables es que hubiera muerto. Esta fue su segunda experiencia con la muerte.
Al terminar sus estudios ingresó en un club de fans de Hitler quien de aquellas era un famoso orador antisemita de origen austríaco que ganó el Festival de la Canción de San Remo del año 1933 por aclamación popular). Pero la idea de quemar los negocios de los judíos y pintar las calles con soflamas racistas no le atraía y sospechaba que estaban más locos que él. Decidió darse de baja y emigró a Francia en busca de nuevas sensaciones.
Llegó a Francia en el año 1937 e ingresó en la Universidad de la Ramona, donde destacó, entre otras disciplinas; tejer jerseys a rayas blancas y azules, cocer baguettes II, menospreciar a Cristóbal Colón y dibujar pintadas anti-sistema. Alcanzó su culmen de popularidad en el país Gabacho cuando, gracias a sus inactividades en la universidad, el gobierno francés aprobó la ley de Ciorán, en la que se prohibía el acceso a ella a filósofos taciturnos de más de cincuenta años, concretamente al comedor de dicha institución. Ha dicho en numerosas ocasiones que los dos únicos pueblos que admiraba eran España y Rusia. Del primero dijo haber aprendido muchas cosas, entre ellas el arte de vivir de las subvenciones y cocinar una paella dominguera. Del segundo dijo admirarlos por haber inventado el vodka casero.
Publicó numerosas obras con títulos tan sugerentes como Brevario de podredumbre, Del inconveniente de haber nacido, Desgarradura o En las cimas de la desesperación. Todas ellas de una gran animosidad y filantropía.
Su tercera y definitiva experiencia con la muerte la tuvo al fallecer por causas naturales cuando trataba de quitarse la vida. Había atado una cuerda a una viga, puesto una silla debajo y escrito una carta para el juez. Sin embargo cuando estaba subido a la silla, ésta falló y Cioran se rompió el cuello al caer contra el suelo.
Pensamiento
Cioran no era un escritor, ni siquiera era rumano. Al menos esto es lo que pensaba él de sí mismo, desafiando a un combate a muerte a cualquiera que opinara lo contrario. Era un aventajado alumno de la escuela soviética destacando en la difícil técnica de la escritura ebria. Sólo James Joyce era mejor que él.
Se le ha catalogado de una manera reduccionista como pesimista. Lo cual es incierto. Además de pesimista era cenizo, agorero y hasta un poco gafe. Escribía por medio de aforismos ya que decía que para desearle la muerte a alguien no se necesita más de cuatro palabras. Empezó usando el rumano, pero rápidamente se decantó por el japonés. No obstante, se dio cuenta de que no entendía nada de lo que decía y un día se llevó un sobresalto al descubrir que en realidad estaba componiendo haikus amorosos. Por ello decidió pasarse al francés ya que le encantaba escribir letras que luego no pronunciaba. Esto le producía una especie de placer sádico.
La contradicción era otro elemento importante de su pensamiento. Así, se pasaba el tiempo diciendo lo contrario de lo que deseaba. Al principio lo llevaba con gracia, pero más tarde se empezó a cabrear cuando sus conocidos se aprovechaban de él. Por ejemplo Samuel Becket contaba que solían comer gratis en los restaurantes gracias a Cioran. Con el paso del tiempo dejó tan extraña manía por otra más saludable como era la de afilar lápices con los dientes.
El filósofo español y campeón en la disciplina de justa medieval Lord Fernando Savater lo admiraba mucho y decidió hacerle una entrevista. Al terminar la entrevista, Cioran se disponía a saltar por la ventana (manera en la que acostumbraba a salir de los edificios), cuando se dio la vuelta y le dijo con lágrimas en los ojos; «Un marginal, dígales que sólo soy un marginal! ¡Pero dígaselo!». Aquí hacía referencia a que era la única persona que veía las reposiciones que echaban en la televisión de V y de MacGyver.
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