Artículo de Arte Destacado |
Peter Paul Rubens
Nacimiento Defunción | Sacro Imperio Romano Germánico, 1577 Bélgica española, 1640 |
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Estado actual | Muerto |
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Lugar de residencia | Jardines barrocos |
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Sobrenombres | El Homero de la Pintura[1] |
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Se dedica a | Pintor, ilustrador, voyeurista |
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Origen | Un rancho calvinista en Alemania |
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Hazañas logradas | Ninguno, pero igual es conocido |
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Relaciones | Con su esposa, que, por extraño que parezca, no era circular, Diego Velázquez, Anton van Dyck, Felipe IV de España |
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Enemigos | Los gordofóbicos |
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Obras | Las tres gracias, El ascendimiento de la cruz, El descendimiento de la cruz |
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Almohada de carne fresca donde no se puede amar,
Pero donde la vida afluye y se agita sin cesar,
Pieter Paul Rubens, o Peter Paul Rubens, o Pedro Pablo y Rubén,[2] o Pieter Pauwel Rubens, o Petrus Paulus Rubens,[3] dependiendo del lugar en donde vivas, fue, además de un señor con muchos nombres, un pintor barroco que nació en Alemania, creció y vivió en Flandes, Bélgica, pero que por alguna razón se le considera más neerlandés que flamenco, y más flamenco que belga, aunque no cantara flamenco, siendo el pintor más importante de los Países Bajos después de van Gogh, Rembrandt y un largo etcétera. Es famoso por su estilo pictórico que resalta el dinamismo, el color, y la sensualidad, pero sobre todo es famoso por pintar mujeres gordas. Entre sus principales influencias se cuentan Leonardo da Vinci, Tiziano, Miguel Ángel y Hergé, de quienes admiraba su representación de la anatomía, rindiéndoles homenaje cada que podía pintando cuerpos exagerados a más no poder.
A lo largo de su carrera trató una enorme variedad de temas pictóricos, pero por más que trataba no le salía más que temas religiosos, históricos, mitológicos, los retratos y las ilustraciones. Entrenó en las artes de... las artes a otros pintores reconocidos como Jacob Jordaens, Gaspar de Crayer, Theodor van Thulden, Erasmus Quellinus el Joven, Cornelis de Vos y Anton van Dyck, el único medianamente conocido por su técnica parecida a la de Rubens y su apellido. Fue una figura importante en la primera mitad del siglo XVII, sirviendo como diplomático para varios países europeos y siendo nombrado caballero por Felipe IV de España y Carlos I del Reino Unido, siendo una de las pocas cosas en que España e Inglaterra se pusieron de acuerdo alguna vez en su historia.
Biografía
Primeros años
Rubens nació en Westfalia, Sacro Imperio Romano Germánico en el seno de su madre, y también en el seno de una familia belga a la que además le valía belga todo y por eso eran protestantes. Vivían en Alemania porque Felipe II no era muy amigo de los protestantes, y también porque Jan Rubens, padre de Rubens, había tenido cierto tipo de relaciones con la esposa de Guillermo de Orange y le habían puesto una orden de alejamiento tan grande que tuvieron que cambiar de país.
Empezó su formación artística -es un decir- en una Colonia alemana (la ciudad se llamaba Colonia, pero no era una colonia ni huele bien, hipocresía total), hasta que su madre contrajo una extraña maldición, según la cual durante las noches de luna nueva se convertía, al catolicismo, por lo que les permitieron volver a Bélgica, donde Rubens empezó realmente su formación, estudiando latín, alemán, español, francés, sánscrito, árabe y swahili, aprendiendo también de grandes maestros de la pintura que sirvieron como sus maestros: Tobias Verhaecht, Adam van Noort, Dan LePorel Oort y Otto van Veen, pero al parecer enseñaban hasta el asco porque no se nota influencia alguna de estos en la carrera de Rubens.
Tras culminar su formación, empezó a pintar cuadros como loco, pero dado que aún no era pintor en serio se limitó a hacer fotocopias de Alberto Durero para venderlas a compradores incautos. El único cuadro que se podría considerar cuadro durante esa época fue uno llamado Retrato de un joven sabio, El relojero o El hombre de veintiséis años, a cuál el nombre menos creativo. El cuadro es un retrato a medio cuerpo de un joven con una escuadra y un compás, por lo que también se le llama El masón. A eso se dedicaba el joven Rubens, hasta que...
La dolce vita
Descubrió la existencia de Italia quedando cautivado por el Renacimiento y la pizza. Y sobre todo de un señor llamado Tiziano que había vivido unos años atrás y del que Rubens se convirtió en fanático y de quien admiraba su capacidad de usar la luz, el color, y sobre todo de dibujar círculos perfectos en los altares alegóricos (de la pizza). Esta influencia renacentista y curvaturística sería muy importante en su carrera posterior.
Viajó entonces a Italia (no sin antes pedir un Certificado de buenas costumbres y buena salud, predecesor del pasaporte cuya concesión conllevaba un examen de esfínteres) para conocer a su ídolo y a otros grandes maestros como da Vinci, Miguel Ángel, Veronese o Tintoretto, pero al llegar se dio con la sorpresa que todos estaban muertos. Decepcionado y tras intentar robar los cadáveres, estuvo algunos meses desempleado hasta que, mendigando y vendiendo dibujos subidos de tono de furros para sobrevivir, fue encontrado por el duque de Mantua, que se compadeció de él y lo contrató como pintor de la corte. Como tal, Rubens se encargaba de cuidar la decoración del palacio, copiar otros cuadros, y sobre todo pintar al duque, a la duquesa y a toda la extensa familia de estos, siendo que cuando terminó de pintarlos a todos había pasado un año y medio.
Fue enviado entonces a Roma para hacer las compras, pero en medio se distrajo y terminó pintando trípticos para el archiduque de Austria, alargándose su estadía en la ciudad por dos años. Tras eso, el duque le envió a España a entregarle los regalos de navidad a Felipe III y su valido, aprovechando que con la barba y el bigote era fácil confundirle con Papá Noel (sobre todo con la conocida viveza intelectual del rey español), dirigiéndose a Madrid hasta que se enteró que ahora la corte estaba en Valladolid y tuvo que hacer un viaje de cuatro meses más. Cuando llegó fue recibido con un montón de pedidos de pinturas sobre apóstoles para adornar el dormitorio de Felipe III (algo parecido a los pósters de BTS hoy en día), y del que sería uno de sus primeros grandes cuadros, el retrato de un caballo antropomórfico. También está el duque de Lerma, pero él es un detalle menor en la obra.
Volvió a Italia en 1604 quedándose por 4 años. Primero estuvo en Mantua, donde pintó más trípticos, esta vez para los jesuitas, que a pesar de ser mejor al anterior no gustó a la crítica francesa, quienes lo destruyeron en 1797. En 1605 fue a Génova, donde pintó otro montazo de retratos, destacando el de Maria Serra Pollavecina, una de sus mejores obras (pero dado que marquesa no era gorda el cuadro no es muy famoso). También escribió un libro sobre la arquitectura de la ciudad, pero dado su poco éxito volvió a su faceta de pintor y le puso ilustraciones, incrementando sus ventas dado que ni en esa época ni hoy alguien leería un libro sin dibujitos.
De 1906 a 1908 estuvo de nuevo en Roma, donde se le encargó hacer más trípticos, ahora sobre la Virgen María, pintando Rubens un cuadro donde todos los santos le rendían culto, pero se consideró demasiado simp por lo que la cambiaron por una exactamente igual pero que en vez de santos tenía ángeles. El tríptico se completó con otras dos pinturas sin relación alguna, los santos romanos Nereo y Aquileo (que para ser santos cristianos tienen nombres un tanto paganos) y los papas Gregorio Magno, Papiano y Francisco. Pero esa monumental obra podrá ser monumental pero a nadie le importa, la que importa de esa época es la Adoración de los pastores, que mediante una mezcla rara entre Caravaggio, Rembrandt y Correggio representa el pasaje bíblico de la adoración de los pastores y a un par de querubines que se metieron en la foto.
El perro de Amberes
Después de su estadía en Roma y ante el despido del duque de Mantua por andar en todos lados menos en Mantua, volvió a Amberes, sobre todo para contradecir a Jesús con eso de que nadie es profeta en su tierra, aunque quedándose con una enorme influencia italiana. Regresó a Amberes cuando se estaba por negociar la tregua entre España y Países Bajos en la Guerra de los Ochenta Años, encargándosele a él como mejor (y único) artista de la ciudad decorar la sala donde se darían las negociaciones, no ocurriéndosele mejor idea que pintar un cuadro religioso para calmar los ánimos (en una guerra religiosa), creando una de sus obras maestras, La Adoración de los Reyes Magos, donde amplía el número de 3 Reyes Magos a 20 personas, dos querubines, un caballo y tres camellos. Otra cosa que expandiría sería el mismo cuadro, pues un par de años después decidió que la pintura era una mierda y lo rehizo de cero pero con más personajes y animales (incluyéndose a sí mismo).
Al año siguiente fue nombrado pintor de la corte española en Bélgica, pero solo formalmente y a la hora de recibir bono navideño, porque realmente nunca fue a la corte y pintaba más para otros compradores. Esa estadía en Amberes permitió que ese mismo año lograra lo que pocos han logrado con el oficio de artista: casarse (por conveniencia) con una joven llamada Isabella Brandt. Y cuando digo joven quiero decir muy joven, pues mientras él tenía 32 años, ella contaba apenas con 18, pero además de eso contaba con la cuarta parte de la herencia de su rico padre Jan Brandt y eso anulaba cualquier barrera de edad para Rubens. Aún así, la llegó a querer profundamente, algo demostrado en el hecho que la retrataba con proporciones normales y no como órbitas planetarias.
Al año siguiente en 1610 decidió que eso de vivir en el sótano de la abuela no convenía para un artista de su talla y tampoco para un hombre casado y tampoco para un futuro padre y tampoco para un ser humano en general, así que se hizo su propia casa con juegos de azar y mujerzuelas. Obviamente él no la construyó porque no era albañil, ni la diseñó porque no era arquitecto, pero igual la hizo él y no se discute. Se basó en absolutamente todo: el renacimiento, el barroco, el arte clásico, el musulmán, el flamenco, la arquitectura genovesa y un par de pinturas de Picasso, quedando el hogar como un caserón enorme con diseño de sueño lisérgico bien logrado. Actualmente sirve como casa museo, porque capitalismo y punto.
Durante esta época realizó algunas de sus mejores obras, como La elevación de la cruz y su secuela El descendimiento de la cruz, ambas expuestas en la Catedral de Nuestra Señora de Amberes, donde junto a otras pinturas forman la primera novela gráfica de la historia. También durante esta época se dio cuenta que el conocimiento no vale nada si no es para compartirlo, pero vale menos todavía si no se cobra por compartirlo, por lo que estableció un taller para enseñar a jóvenes pintores la mejor forma de pintar como Rubens. Ahí fue donde conoció a uno de sus mejores alumnos, Aton van Dyck,[4] a quien Rubens definiría como "el mejor de sus alumnos" y por el que compartía una admiración mutua, que no era correspondida pero igual era mutua.
También durante esa época se volcó a hacer merchandising de sus obras, pues se enteró que por toda Europa circulaban copias chinas de sus cuadros, por lo que empezó a crear fotocopias grabados de sus obras autorizados, autografiados y autoritarios. Rubens se limitaba a dibujar, un grabador contratado los convertía en grabados, y luego Rubens se limitaba a cobrar. También sacó camisetas, tazas, figuras de acción, etc., pero tuvo que dejar el negocio por denuncias de explotación por parte de sus grabadores.
Los Médici, España, Londres, y el arte de la diplomacia
En 1621, María de Médici, reina madre de Francia, encargó a Rubens dos grandes ciclos humorísticos sobre su vida y la de su difunto esposo, Enrique IV, para exonerarse de la muerte de éste último. El ciclo de la reina fue instalado en el palacio a punto para las celebraciones de la boda de su hija la meliflua Enriqueta María con el feo rey Carlos I de Inglaterra. Gustó tanto a la reina que el del rey nunca llegó a ser realizado, a pesar de que Rubens llegó a hacer algunos esbozos preliminares de retratos del rey defecando.
Tras el fin de la Tregua de los Doce Año los reyes españoles de la Casa de Austria confiaron al pintor cierto número de misiones como espía diplomáticas. Intentó intensamente lograr la paz entre españoles, ingleses y holandeses para descojono y recochineo de estos últimos. Por tan infructuosas a la par que ridículas acciones, Felipe IV le otorgó un sucedáneo de título nobiliario: Gentilhombre de Cámara y Limpiabotas Real. Por su parte Carlos I de Inglaterra le nombró Maestro de las Artes, título que no servía para nada. Esto creó cierto malestar en las cortes, pues algunos cortesanos consideraban que un caballero no podía ser alguien que ejerciera trabajos manuales, aunque la mayoría quedaron complacidos y convencidos al saber que Rubens también hacía trabajos orales y anales.
De nuevo en España Felipe IV le dio acomodo en el cuarto del servicio en el Alcázar del Real Madrid, donde conoció a Diego Velázquez, que se hicieron amiguitos. Rubens persuadió a Velázquez de la conveniencia de hacer un viaje juntos a Italia, donde podrían completar la formación de este último a través de una relación socrática entre ellos dos. Cuando ya tenían los pasajes comprados (a cuenta del bolsillo de Velázquez) Rubens decidió irse a Amberes y si te he visto no me acuerdo, así que Velázquez tuvo que hacerse la enseñanza socrática él solo. En estos años hizo muchas pinturas haciendo copias y también plagios de la pintura de Tiziano, los cuales firmaba él mismo como Pifiano.
Tras volver de Amberes se vuelve a Inglaterra a seguir espiando haciendo gestiones diplomáticas. Pinta un cuadro titulado Minerva protege a Pax de Marte o Alegoría de la Paz y la Guerra cuya figura central representa lo que es La Paz para Rubens, su ideal máximo: una gorda en tetas.
Posteriormente Felipe IV le ordena trasladarse a La Haya a continuar negociaciones. Deshecho el malentendido, tras bajarse del árbol y allegarse a la ciudad logra proseguir con estas labores. Mientras tanto sigue pintando cuadros como La Asunción de la Virgen María, cuadro en el que la figura central es retratada como el máximo ideal religioso de Rubens: una gorda vestida recatadamente.
Últimos años y muerte
Rubens pasó su última década en Amberes y sus alrededores, mirando las obras como un jubilado más y pintando cosas extrañas.
Tras quedar viudo de su primera y oronda mujer, contrajo matrimonio con una oronda jovencita de dieciséis años, a la que sacaba treinta y siete años de nada, por lo que se convirtió en un sugar daddy. No obstante su avanzada edad no se amilanaba en el catre y le fabricó cinco hijos, todos ellos con nulo talento pictórico y que se parecían mucho a uno de los jóvenes criados de la hacienda, qué cosas más raras pasan. La bella y rolliza joven fue su fuente de inspiración en este tiempo y se dedicó a pintar gordas con más profusión que nunca, siendo su cuadro más destacado de este tiempo Las tres gracias en el cual retrata a su mujer tres veces.
Finalmente se fue a vivir al pueblo porque le gustaba mucho el campo, y ahí se dedicó a pintar paisajes y naturaleza, en especial vacas exuberantes. Al final se murió porque le dio un chungo al corazón, causado por la gota crónica que padecía por haberse pasado toda la vida comiendo como un gocho. Como estaba muerto decidieron enterrarle y su mujer puso sobre su lápida un cuadro del propio Rubens en el que la retrataba a ella como la Magdalena, que eso es lo mismo que llamarla puta.
Obra
Trabajos no-perdidos
Además de los presentados durante este artículo, nos hacemos eco de algunos más, en los que predomina la promiscuidad y el descoque.
Trabajos perdidos
La razón no está del todo esclarecida, pero si hay algo cierto es que los trabajos de Rubens se pierden a menudo. No porque sean estúpidos y no sepan leer el Google Maps, nada de eso, sino que si los dejas de mirar por un rato desaparecen misteriosamente. Se especula con obsolescencia programada, con botones de autodestrucción, o con que simplemente al destino no le gustan las gordas. No se sabe a ciencia cierta, lo que sí se sabe a ciencia cierta es que algunos de estos cuadros fueron (pues, obviamente, ya no son):
- Retrato ecuestre del archiduque Alberto, Susana y los viejos
- Sátiro, ninfa, putto y leopardo, autorretrato, versión preliminar de Los cuatro filósofos.
- Judit cortando la cabeza a Holofernes, basado en sus experiencias matrimoniales.
- La Virgen del Rosario, pintura de la virgen María rezando el rosario, perturbadoramente anacrónica.
- La Natividad, La Adoración de los Reyes Magos y Pentecostés, destruidas en un incendio. Igual no se pierden de nada, tiene otros 42 cuadros con la misma temática.
- Retrato ecuestre de Felipe IV, aunque se sospecha que nunca existió pues Felipe pesaba más que un caballo por lo que no podía montarlos.
- Reconciliación entre romanos y sabinos, sobre la reconciliación entre Romano Prodi y Joaquín Sabina, o eso entendí yo.
- La cacería del jabalí de Calidonia, varios cuadros del mismo tema. Pintaba uno nuevo cada vez que el anterior se perdía.
- Diana y sus ninfas sorprendidas por sátiros, autorretrato, versión preliminar de Los cuatro filósofos.
Estilo
- Color. Después de una etapa inicial en la que demostró que sabía dibujar personajes con las proporciones anatómicas correctas la cosa se fue descuidando y dando paso a una miscelánea de colores tan saturados que te parece estar en medio de un viaje lisérgico. Esto lo copió de Tiziano y los venecianos, pero es tan alucinado que parece que presagia el impresionismo o algo todavía peor. Si vas a mirar sus pinturas mejor lleva gafas oscuras.
- Efectismo dramático. Menudo drama queen era. Los personajes a menudo están con expresiones alucinadas o agilipolladas, así como que los pinta lo mismo en escorzo, que patas arriba o con las piernas abiertas. Todo es dinamismo a pesar de que las pinturas, por su naturaleza de pinturas, no se mueven. Todo es patetismo, con perdón.
- Modelo humano. El ser humano de Rubens es estúpido y sensual. A las mujeres las pone como gordas carnosas y a los hombres como carnosos musculosos. Era un tanto traviesillo y guarrindongo.
- Composición y movimiento. Prefiere las composiciones estrafalarias y asimétricas, creando un ritmo curvilíneo y dando sensación de que sus figuras se mueven en torbellinos, lo cual marea bastante. A menudo pinta a sus personajes entrelazados de tal manera que no se sabe si están peleando o queriéndose demasiado, que tanto movimiento llega a producir mareos y vómitos en los que contemplan las pinturas.
Los temas que tratan son desde religiosos en plan besacirios a mitológicos paganos, donde da rienda suelta a sus instintos más bajos. También hace autorretratos narcisistas, retratos pelotilleros y cuadros paisajistas, en los que pinta pueblos de paletos y vacas. No obstante lo más representativo es que pinta mujeres gordas.
Notas
- ↑ Porque era un borracho degenerado, probablemente
- ↑ Homenaje a los sobrinos del pato Donald
- ↑ Nota: en Inciclopedia somos muy ahorradores y desde este momento le llamaremos Rubens a secas, así nos ahorramos el dinero de la operación de túnel carpiano que seguramente necesitaremos si escribimos todos los nombres todo el tiempo. Gracias por su comprensión.
- ↑ Al igual que Rubens, tenía muchos nombres. En español se le conoce como "Antonio van Dyck" o "Antonio van Pene" (o Antonio buen Pene según la fuente
Véase también
- Barroco
- Anton van Dyck
- Flandes
- Rembrandt
- Diego Velázquez
- Caravaggio
- Tiziano
- Fernando Botero, fanático suyo
- Rubenesque
- Felipe IV de España
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