Pedro Calderón de la Barca
Nacimiento Defunción | El siglo XVII, donde la gente era barroca, barroca. |
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Estado actual | Ahora mismo bien fiambre. |
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Lugar de residencia | Infierno |
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Sobrenombres | El frenesíes. |
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Se dedica a | Escribir tontunas. |
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Origen | Españita |
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Hazañas logradas | Conciliar la comedia, la tragedia, la mafia y la religión. Y no siempre de forma voluntaria. |
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Relaciones | Con la mujer duende esa. |
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Enemigos | Su padre y su jodía abuela. |
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Obras | La vida es sueño, inspirada en su poca afición a madrugar y muchas otras. |
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Pedro Calderón de la Barca, llamado así porque tenía una barca que contenía un gran caldero, o tal vez porque era del Barça, (Madrid, 1600-ibídem 81 años después) fue un sacerdote católico, escritor español, miembro de la Venerable Congregación Gastronómica y Recreativa, extorsionador, pandillero y caballero de la Orden de Santiago apóstol y caballo de la Orden de Santiago del Estero. Es conocido fundamentalmente por ser un teatrero y un cuentista.
Biografía
Nacimiento e ingreso en algo parecido a Hogwarts, pero peor
Pedro Calderón de la Barca nació, igual que tú. Su padre, Diego Calderón, era hidalgo, lo que quiere decir que era de familia bien. En la España de esa época uno obtenía empleo no por su capacidad intelectual y su probada honradez, eficiencia y laboriosidad, sino en función de quién era el papá de uno (en otras palabras, nada ha cambiado), así que al papá de Pedro le colocaron como ministro de Hacienda, porque su padre también lo había sido, lo cual explica la ruina del reino durante el reinado de Felipe II y Felipe III. Don Diego se casó con una señora tan pija como él, hicieron cositas y tuvieron varios hijos, entre los que estaba Pedrito. Estos hermanos estuvieron siempre bien avenidos más allá de las típicas bromas entre chiquillos como collejas, capones y alacranes entre las sábanas. También tenían un hermano bastardo al que querían mucho, solo que comía las sobras del resto de la familia en el establo en lugar de en la mesa con los demás... hasta que su padre le echó de casa y le dijo que no volviera a aparecer por ahí.
El padre Don Diego dio muestra de su apertura de carácter respetando la vocación y las inclinaciones personales de su hijo... siempre que fueran las que él había decidido de antemano, claro. Así determinó que su hijo sería sacerdote si quería, y si no quería, también. Y le metió a estudiar para cura en un colegio en el que le había reservado ya plaza su abuela, la vieja bruja, aun desde antes que naciera. Allí estudió gramática, aprendió latín, el griego, el francés y el beso negro, y también teología. El trato que le era dispensado tanto a él como a los demás internos en ese colegio configuraron su tendencia a refugiarse en los libros y las lecturas para escapar de su triste realidad, lo cual influyó de manera decisiva en su producción literaria.
En estas que fallece su madre porque su padre la había reventado a base preñarla y hacerla parir. Don Diego muy afligido se metió a sugar daddy de una cualquiera para buscar consuelo, se casa con ella, le deja toda la herencia y a sus hijos con una mano delante y otra detrás. Así que el futuro poeta cuando salió del colegio se dedicó al mal vivir, yéndose a estudiar a la Universidad de Salamanca donde alquiló junto con otros estudiantes un piso, en el que se dedicaban a inventar nuevas e ingeniosas maneras de drogarse y no pagaban el alquiler.
Juventud atolondrada y mafiosa
Sea como fuere consiguió graduarse en derecho canónico y civil (el nivel en las universidades estaba bajo aun antes de que llegara la reforma de Bolonia) pero en lugar de ordenarse sacerdote participó en un concurso de poesía, que le pareció más pintoresco. ¿Ganó? Jaja, no, qué va a ganar, un tercer premio y gracias, y eso que solo se presentaron tres.
Frustrado por este fracaso decidió que había de tener más y mejores experiencias vitales para crecer como literato y decidió convertirse en un kinki, pues si hay grandes raperos que han surgido de ambientes marginales donde el hampa campa por sus respetos, pues por qué no iba a hacerlo él. Así creó una banda, pero no de metal ni de rock, sino una banda criminal organizada junto con sus hermanos. Llegaban a cargarse gente y todo. Menos mal que al que mataron no era nadie importante, solo un criado, así que simplemente tuvieron que pagar una indemnización al señor que le tenía empleado.
La falta de dinero para hacer este pago motivó que se metiera al ejército al servicio del Condestable de Castilla. Esto le permitió ver mundo y viajar por Europa. Según él mismo luchando como valeroso soldado, aunque el caso es que volvió sin un rasguño y con una comedia escrita. Si tanta risa le entraba poco debió luchar. Esta comedia se estrenó en Palacio e incluso asistió a la representación Carlos de Inglaterra, quien viajó atrás en el tiempo para la ocasión. A partir de ahí fue un no parar, Pedrito se creía gracioso y otros le reían las gracias, así que siguió escribiendo chistes. Finalmente le llegó el momento de ser contratado por meritocracia -esto es, de heredar el oficio de su padre como ministro- pero se lo vendió a otro tipo en un acto de prevaricación y cohecho que sacó a su familia de los apuros económicos que les habían conducido al mundo de la canalla y la marginalidad. En lo sucesivo tendrían recursos para parecer personas honradas, lo cual no quiere decir que lo fueran, pues siguieron delinquiendo, aunque solo por diversión.
Comediante de éxito
En los siguientes años cayó en gracia en la Corte y se dedicó a proveerles de comedias, lo cual fue extensamente dramático. Todo iba muy bien hasta que sus atrabiliarios hermanos irrumpieron siguiendo órdenes de Calderón en sagrado para dar una paliza a un actor que se había olvidado de unas líneas de su papel y había metido alguna que otra morcilla. Esto, a Lope de Vega, aunque era el otro gran cómico del momento y tenía lo del corporativismo muy a gala, no le hizo ni puta gracia, y causó la enemistad entre ambos. Calderón se dedicó a hacer parodias de las obras de Lope tales como La ladrona lo es de Inciclopedia. Lope de Vega no debió pillar el chiste, y lejos de ofenderse elogió el talento poético de Calderón, lo cual causó a este último una gran frustración.
No obstante, a Felipe IV, como era medio bobo, sí que le hacían gracia estas comedias y seguía surtiéndole de encargos y encargos, llegando a eclipsar Calderón la fama de Lope, con lo cual pudo resarcirse de la burla frustrada. En estos encargos palatinos hasta asistía a los ensayos de las obras, mira si era profesional. Incluso fue responsable de la representación de la primera zarzuela, El golfo de las sirenas, de marcado contenido sexual. Él mismo escribió algunas piezas de teatro musical de claro carácter guarro como El laurel de Apolo y La púrpura de la rosa, títulos que esconden metáforas poco sutiles. Por fortuna hizo solo la letra y no también la música.
Por todas estas cosas el rey le otorgó el hábito de caballero de la Orden de Santiago, cuyo disfrute le permitió ir por ahí sin ropa interior, con el sótano sin amueblar. También se empezaron a imprimir sus comedias, tales como La vida es sueño y otras que a nadie le importan.
Embravecido por estos éxitos participó en la guerra de secesión de Cataluña de 2017 1640, a la cual se dirigió en compañía de la caballería de los piolines. Repartió hostias y también llevó alguna, que le hicieron una pupa en la mano, aunque es verdad que nada que no ocurriera en su vida civil, ya que los comediantes eran por lo general gente facinerosa y andaban todos a navajazos entre ellos. El caso es que debido a esta pupa le prejubilan y como se aburre de mirar obras, se dedica a ser intrigante cortesano, llegando a ser secretario del Duque de Alba.
En estos años mueren la reina y el príncipe y los morigerados curas prohíben representaciones teatrales. También han muerto los delincuentes de sus hermanos, lo cual le entristece mucho, ya que se ha quedado sin esbirros que le hagan los "trabajos sucios". Así enfoca una grave crisis personal, coincidiendo conque el país está hecho unos zorros, que se agrava al nacer su hijo bastardo, de cuya manutención hace lo posible por escaquearse. Todo son disgustos.
Entonces se mete a franciscano huyendo de la madre de su vástago. Aunque abren los teatros en lo sucesivo escribirá preferentemente autos sacramentales píos y besacirios, plenos de sutilezas teológicas y de alegorías místicas. El caso es que nadie notó la diferencia y sus obras siguieron haciendo reir al público, continuando con su éxito literario. Poco después Dios escucha sus plegarias y fallece su hijo natural y, más liberado, le da por los temas mitológicos, llenándose sus obras de ninfas y sátiros que copulan sin cesar. Se muere el rey y ponen a Carlos II, pero si el viejo rey era medio bobo el nuevo era bobo completo con lo que le nombra su capellán de honor.
Últimos años
No sirve de nada acumular honores y regalías si uno es manirroto y lleva un tren de vida que no puede mantener, por lo que Calderón en sus últimos años terminó en la pobreza y el rey hubo de concederle una paguina del Estado. Al final se murió y lo enterraron en un ataud barato. Los pocos bienes que tenía se los dejó a los curas, quienes una vez obtenido el botín, para honrar su memoria, organizaron una comilona en la que se pulieron todo.
Obra
Los personajes de Calderón
En su mayoría, de tanta metáfora teológica que les mete, sus personajes son acartonados y están siempre en pose soltando peroratas, careciendo en absoluto de humanidad. Son una cosa a medio camino entre personaje e idea y si en la obra aparece, por poner el caso, una expendedora de refrescos, pronto uno empatiza más con ella que con el protagonista.
Sus personajes femeninos son como le gustaban a él las mujeres: hombrunas y zafias, y habitualmente llevan en escena parte del pelo rapado, vaqueros y camisas de cuadros. Son ideales cuando se trata de representar a mujeres investidas de autoridad, como la Merkel.
Los prototipos de personajes masculinos de Calderón son los maridos cornudos, los celosos patológicos y los cretinos que se debaten en vacuas cavilaciones y que finalmente mueren de la manera más ridícula.
La dramaturgia calderoniana
Calderón reduce el número de escenas que empleaban Lope y sus epígonos porque las obras de estos se le hacían un auténtico coñazo. También empobrece el repertorio estrófico para que no se les trabe la lengua a los actores. En cuanto a temas no inventa nada, reescribe lo que hicieron otros antes pero quitando paja y burlándose de ellos. Su estilo va desde las pedanterías propias del culteranismo al uso de tacos y lenguaje tabernario. También emplea símbolos neoplatónicos en sus comedias lo que les quita bastante gracia, porque ¿quién va a reirse de eso? Se le perdona porque al menos en sus obras se ríe de sí mismo.
También por su culpa adquiere mayor relevancia la escenografía y la música en busca de un espectáculo integral. Por ello, siglos después el gran compositor Richard Wagner defendió a Calderón como un precedente de sí mismo (de Wagner, no de Calderón) aunque por supuesto no de su nivel (a ver qué te pensabas). Aunque como Calderón ni sabía hacer música ni sabía diseñar escenografías se queda todo más en la intención que otra cosa. Un quiero y no puedo.
Temas e ideología
La educación en colegios de curas le hizo acercarse a zarandajas aristotélicas, patrísticas, neoplatónicas y patidifusas. En su obra se contraponen la razón y las pasiones más básicas, el entendimiento y la voluntad, siendo sus personajes unos completos histriónicos que se desenvuelven chillando por el escenario como adolescentes en celo que se consideran incomprendidos.
En Calderón la vida es una peregrinación, un sueño y el mundo es una apariencia, como en The Matrix pero sin metáfora transexual (o tal vez con ella). Para Calderón la historia y la vida forman parte del plan divino, aunque somos incapaces de entenderlo porque Dios es un cachondo y nos ha hecho así de imbéciles.
En cuanto a ideología, qué se yo. Pues un señor barroco y además cura... ¿qué esperabas, que fuera comunista?.
Algunas obras, importantes o no
- La selva confusa, comedia de enredo, ya el nombre lo dice.
- Amor, honor y poder, comedia histriónica
- La cisma de Inglaterra, profética anticipación del Brexit
- La dama duende, inspirada en la madre de su ilegítimo.
- El príncipe constante, drama histórico, burla de Lope de Vega.
- El alcalde de Zalamea, sobre la trama urbanística.
- El gran teatro del mundo, obra en la que muestra gran deformación profesional.
- Guárdate del agua mansa, sobre su dudoso sentido de la higiene.
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