H. G. Wells
Nacimiento Defunción | Pasado muy pasado Futuro tremendo |
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Estado actual | Muerte cuántica aparente |
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Lugar de residencia | Inglaterra victoriana |
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Sobrenombres | Hey Gay Wells! |
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Se dedica a | Maleante y escritor |
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Origen | El planeta de los simios |
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Hazañas logradas | Colocar los verdaderos temas de la ciencia ficción |
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Relaciones | Con quien se dejara |
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Enemigos | Julio Verne, Scotland Yard, Sherlock Holmes |
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Obras | Varios de los libros más famosos que no muchos saben quién los escribió. |
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Poderes | Escape mental con sus obras |
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Homer Gey Wells, según su acta de nacimiento (Londres, 1886 d.C. – Nueva Pangea, 802,701 d. C.), fue un escribidor de ciencia ficción de verdad, no como la de Julio Verne que no era ficción, sólo alucines. Wells tiene la característica de haber creado los mayores tópicos del género a pesar de seguir escribiendo con pluma y tintero y vestirse trasgresoramente para los estándares de la época (no usaba tirantes para sostener sus pantalones así que se le caían en momentos inapropiados).
Se le recuerda haber escrito sobre sujetos invisibles que viajan a través del tiempo para encontrarse en una isla donde hay animales-humanos que luchan contra marcianos con sus bacterias apestosas. Quizá no haya sido así, pero mi perro desempastó la colección de obras completas y leí las páginas mezcladas. Sus grandes novelas podemos encontrarlas actualmente en ediciones de lujo de 15 céntimos de euro, pero no por eso dejan de ser buenas (aunque no por completo).
Biografía

Como todos los grandes literatos, H. G. Wells nació. A partir de ahí iniciaron los problemas. Una curiosidad científica y una impetuosa imaginación lo llevaron al deshonroso oficio de sastre, que lo tuvo ocupado mientras juntaba suficiente dinero para no morir de hambre siendo científico o escritor, o peor aún, escritor de ficción científica, una de las mayores degradaciones aún en la actualidad.
Su primera novela, La máquina del tiempo fue redactada en sus ratos libres, imaginando cómo sería viajar por el tiempo, conocer otros lugares y convertirse en su propio abuelo (cosa que lograría años después y con más calma). Pero como no era rico ni francés, como Julio Verne, ningún editor aceptaba publicarle.
Wells ideó un plan maestro, atendiendo a su oficio, se confeccionó un traje invisible para dejar su novela en las imprentas y funcionó. Algunos testigos dicen que un hombre (Wells) se metió vestido con solo una corbata a los talleres editoriales, pero como en la Inglaterra victoriana estaba penado ver desnudos, todos se taparon los ojos, momento en el que seguramente La máquina del tiempo fue asegurada para su impresión.
Un tiempo después se volvió medianamente famoso, pues su obra gustó ya que trataba un tema social al que todos importaba: la posibilidad de ser uno mismo su propio antepasado. Obtuvo los recursos para completar la corbata y se hizo un traje, a partir de ahí fue invitado a todas las cenas de gala de hombres elegantes, donde obtuvo mucho más dinero haciendo constantes visitas al armario de abrigos (y billeteras) cada noche.
Su segundo Best séller, La Isla del Dr. Moureau, le valió el premio al Escritor Inglés del Año (desbancando a Oscar Wilde, que llevaba 40 años ganándolo), el premio de la Greenpeace por denuncia social, y se volvió jurado enemigo del Dr. Moureau, eminente viviseccionista londinense al cual, después de la novela, sus víctimas no siguieron viéndolo igual. Prosiguieron verdaderos hits como El hombre invisible o La guerra de los mundos (éste último fue transmitido varios años después en todas las estaciones radiofónicas del mundo con divertidos resultados).
Obras
La máquina del tiempo

- Artículo principal: La máquina del tiempo
Publicada en 1895 pero escrita en 1995, es uno de los primeros trabajos literarios sobre la posibilidad de ir más allá de lo que alguien había ido nunca para escapar de las autoridades. Cuando Wells fue catalogado de sospechoso de ser Jack el Destripador ideó en su imaginación la forma de escapar de esa espantosa justicia inglesa que declara culpable a cualquiera que descuartice a una prostituta aunque no lo haga todo el tiempo. El mundo era muy pequeño y Tuvalu Ulterior aún no se descubría, así que pensó en viajar al futuro sin retorno, hacia un futuro donde los frikis de la ciencia ficción dominaban el mundo (2015 d.C.), no le gustó el mundo que había ayudado a crear y viajó a otro futuro donde Marx hubiera tenido razón si los proletarios del mundo no se hubieran transformado en Hombres topo que querían devorar a los burgueses que en ese momento eran Hombre chancho que estaban muy buenos (2025-20250000 d.C.aprox) así que viajó a un futuro más allá, sin tiempo y sin calendarios dominado por, según sus descripciones precisas, Pokémon tipo agua, si no me cree lea la novela.
El hombre invisible
Cuando Wells fue acusado de, digamos, ser traficante de opio y hashis pensó en una forma de ocultarse de la policía y su moral victoriana que consideraba malo que un simple escritor inundara de drogas todo un Imperio. Esos pensamientos recayeron en el "¿y si yo fuera invisible para poder seguir haciendo mis fechorías?" motivo de su obra El hombre invisible. En ésta su personaje principal usa los maleficios y hechizos propios de la ciencia biológica y de refracción de la luz para tener un color igual que el aire y no ser notado a menos que choques con él o él te toque en tus partes privadas (las demás partes dan lo mismo). Pero con esos nuevos superpoderes conseguidos no hace lo que cualquiera de nosotros haría, efectivamente, entrar al cine sin pagar aunque un gordo se siente sobre nosotros, sino que comienza a matar por placer, como si matar por placer no se pudiera hacer visiblemente y estos químicos que lo ayudaron a su transparencia le afectaron tanto el cerebro que termina convirtiéndose en escritor de Ciencia ficción, asesino y jugador. Es una de sus obras más autobiográficas.
La guerra de los mundos
- Artículo principal: La guerra de los mundos
Wells acusado injustamente de venta de esclavos que eran libres en Inglaterra a plantaciones al sur de Estados Unidos, como si vender algunas decenas de ellos hiciera alguna diferencia en el sobrepoblado Londres, se imaginó que esa investigación y su posible arresto se verían desvanecidos por un hecho terrible que podría ser una guerra: una guerra de mundos. En la obra señala que los marcianos millones de años atrás trataron a su planeta como nosotros tratamos al nuestro en este momento (Capitalismo en Marte), así que decidieron emigrar a la Tierra, pero uno no llega a una casa semiabandonada a convivir con los bichos que viven en ella y se disponen a fumigar. Su héroe (que en 2010 fue interpretado por Tom Cruice con resultado que queríamos que la humanidad fuera aniquilada) comprende que no hay salvación, pero morir virgen tampoco quiere y cumple sus necesidades de hombre pervertido con un pulpo espacial. Poco a poco, los marcianos mueren infectados de sífilis a la que sus cuerpos no estaban acostumbrados y éste tipo se vuelve un héroe de su tiempo. Como Wells siempre lo quiso ser. La obra es la precursora de numerosas películas de serie B y de montañas de merchandising. Por ello se la considera como la creadora del frikismo.
La isla del Doctor Moreau
- Artículo principal: La isla del doctor Moreau
Luego de hacer sus horribles experimentos de hibridación con animales en humanos, Wells es injustamente acusado de nuevo por esa política de anticientificismo y debe hacer un viaje a Dublín donde tiene amigos que lo ayudarán a escapar (o que lo entregaran, depende que tan bipolares se encuentren esa noche). Wells no se sabe cómo fue que llegó a un naufragio a mitad del atlántico con dolor de cabeza y la boca seca, por fortuna un barco lo rescata creyendo que era un barril de cerveza. Cuando se descubre su procedencia humana, es arrojado a una isla a mitad del mar. La isla pertenece a un tal doctor Muró, un científico loco que fue desterrado a la Isla de los científicos locos ™. Después de noches de terror e insomnio se descubre que ese lugar es usado para viviseccionar vegetales. Muró usaba la ciencia para transformar frutas en verduras. Al final el mismo Muró muere debido a una salsa de tomate y H. J Welles regresa a Londres donde toda la sociedad se le figura un gran huerto. Cuando regresó con un bigote nuevo para que nadie lo reconociera, publicó la obra, y para evitar el impacto psicológico a las personas, cambió las frutas y verduras por animales y humanos y ya nunca volvió a comer un brócoli en su triste vida.
Ana Verónica
Ciertas posturas conservadoras admiten que esta novela se adelanta a lo que serían los movimientos de liberación femeninos y que Wells dejó su estilo normal y se aventuró al desarrollo social. Pero lo cierto es que el feminismo le pareció a Wells pura ficción científica que nunca podría llevarse a cabo. Pero como vemos, a veces la ficción supera a la realidad.
Wells vs Verne. Las aportaciones a la ciencia ficción

Muchos irracionales defienden a Julio Verne como el padre de la ciencia ficción por haber predicho varios cacharros o situaciones que luego (unos seis meses después) se hicieron realidad, pero pocos saben que Wells propuso inventos más modenos y con más iniciativa que los del francés.
Ok, Verne propuso la idea del submarino gigante, para viajar en el mar y ver medusas, peces y a Bob Esponja, así pues Wells planteó una máquina del tiempo, que siendo sinceros, viajar por el tiempo mola más que viajar por el fango del mar.
Jules analizó y expuso la idea del viaje a la Luna, y sí, era impactante en su tiempo, pero ahora incluso hay hoteles vacacionales ahí y dejó de tener interés. La verdad es que Marte es un espacio más científico y técnico (Verne ni siquiera sabía que existía el planeta rojo, sólo prestaba atención en la Luna porque casi se golpeaba la frente con ella, por así decirlo, no era tan alto) y la existencia de pulpos que se coman nuestra sangre y que ellos son los que viajen a la tierra es mucho más rica y agradable que visitar al queso gigante.
Julio Verne explicó cómo es viajar alrededor del mundo en 80 días, Wells, en un relato cortó, consiguió que su personaje viajara en 75 días, un ahorro de 5 días y de casi 100 libras viajando los meses del año no vacacionales, así no debía hacer filas en los aeropuertos. Otro triunfo para Wells.
Podríamos seguir así todo el día, pero de estos ejemplos podemos llegar a una conclusión general: el legítimo padre de la ciencia ficción no fue padre, sino madre, Mary Shelley, creadora de Frankenstein, cuyo monstruo le gana a todos.
Premios
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