El juego de Ender
El juego de Ender (1985) es una novela de Orson Scott Card que aconseja a los niños aprender a jugar videojuegos para poder salvar al mundo de una eventual invasión de abejas alienienígenas.
Tras el éxito de la novela Scott Card sacó una saga completa con numerosas secuelas, precuelas y triquiñuelas de las que trataremos a continuación.
Personajes de la saga
Andrew “Ender” Wiggin. Niño adicto a los videojuegos y a los pesticidas. El gobierno lo contrata para que mate a los invasores desde su Atari de última generación. Ender prefere renunciar a su cargo para dedicarse a su propia secta religiosa.
Peter “Hegemón” Wiggin. Hermano malvado de Ender. La primer persona en darse cuenta que la internet es el mejor medio para dominar al mundo. Posible guía espiritual de Jimbo Wales y verdadero promotor de wikipedia. Para mejorar sus posibilidades decide usurpar la identidad de su personaje de LOST favorito, John Locke y obligar a su hermana a hacerse pasar por un estadista griego. En los ratos libres no dedicados a dominar el mundo, Peter se relaja torturando animales y aterrorizando a sus hermanos pequeños, evidentemente es un político de primera categoría.
Valentine "Demóstenes" Wiggin. La relatividad le permite viajar en el tiempo para publicar sus ensayos y discursos en distintas épocas, desde la Antigua Grecia en adelante. Se sospecha que tuvo mano en la redacción de la Carta Magna, el Tratado de Tordesillas y el Manifiesto Comunista.
Coronel Graff. Director de la Academia Espacial de Videojuegos. Prepara a sus alumnos para la guerra siguiendo las más valiosas lecciones de Sun Tzu: para evitar que te ataquen cundo estás solo en la ducha, úndele la nariz en el cráneo al primero que lo intente.
Petra. Para demostrar que el autor no es machista, tenemos a un personaje femenino de férreo carácter, capaz de dirigir ejércitos y tener catorce hijos con dos maridos distintos, todo al mismo tiempo. Por su puesto, que sea la única de los amiguetes de Ender que la caga en combate, nada tiene que ver con que sea una mujer, al fin de cuentas matar insectos no deja de ser una tarea doméstica.
Bean. Un chico con problemas de crecimiento. Sus amigos de la infancia se burlaban de su diminuto tamaño. Pero a Petra nunca se le escuchó ninguna queja. Al parecer, llegado el momento oportuno el chiquito crecía y crecía y seguía creciendo sin parar.
Bonzo Madrid. Archienemigo de Ender. Su estricto sentido del honor español lo lleva a yacer honrosamente muerto y desnudo en un cuarto de baño público.
Aquiles. Archienemigo de Bean, por cada centímetro que Bean crece Aquiles traiciona a otro país. No puede soportar que nadie lo llegue a ver en una posición de vulnerabilidad, por lo que siempre lleva puesto un cinturón de castidad cuando Bean anda cerca.
Mazer Rakham. Fan de Queen. Enseña a Ender a seguir a la reina.
La reina colmena. Si la matas todos los insectores quedan obligados a asistir al funeral, por lo que automáticamente ganas la batalla. Igualito que con los insectos del planeta tierra, meta una mano en una colmena para atrapar a la reina y fíjese si las demás abejas no lo atacan.
Pequeninhos. Imagínese un planeta habitado por unas criaturas mitad árbol mitad chancho, que hablan en un portugués mal pronunciado. Si no se muere del espanto ante la presencia de semejante abominación, descuide, ellas lo asesinaran a usted si lo consideran lo suficientemente virtuoso, todo siempre de la manera mas amistosa. No se atreva a evangelizar a estos cochinárboles, ellos sólo escuchan a la voz de los muertos y usted no querrá sonar tan ronco aún.
Jane. No se sabe con seguridad si es una Inteligencia Artificial que vive alojada en una internet interplanetaria o una de las varias voces que Ender empieza a escuchar en su cabeza cada vez que lleva 48 horas de insomnio y juego ininterrumpido.
Libros
El Juego de Ender
En todo el planeta tierra ya no hay quien pueda vencer a Ender en el Arcanoid, necesita salir a buscar alguien digno con quien competir en otros planetas.
El vocero de los muertos
Ender debe descubrir que planta se han fumado los pequeninhos antes de matar al padre de su novia. Descubre que los propios pequeninhos son la planta. En sus ratos libres se gana unos pesos haciendo de niñera, teólogo y apicultor.
Xenocidio
Con 3000 años de retraso Ender descubre que exterminar otras especies está muy mal. Intenta prevenir al mundo de los peligros de la adicción a los videojuegos, para que otros no vuelvan a cometer sus propios errores.
Hijos de la mente
Al parecer incluso para Scott Card el amor por los videojuegos tiene un límite. Ender sobrepuja ese limite hasta llegar a un estado de esquizofrenia tan avanzado que sus otras personalidades salen del hiperespacio hechas carne y hueso. Después de llegar a semejante delirio uno creería que ya no hay mas jugo que sacarle al pobre Ender, mejor probar escribir sobre otra cosa completamente diferente, como por ejemplo escribir exactamente lo mismo con otro personaje.
La sombra de Ender
Cuando Orson Scott Card descubrió que es capaz de extraer dinero hasta de su propia sombra, se decidió por sacar otra saga que siga a la anterior. En esta resulta que el verdadero maestro de los videojuegos era Bean.
La sombra de la sombra de la sombra de Ender
Bean se aburre de jugar a los juegos de matar aliens y decide ayudar a Peter a probar suerte con variadas versiones de juegos tipo Civilization. Sólo un verdadero maestro de los videojuegos como él será capaz de ganar un juego empezando su ejército en países tan poderosos como Tailandia, o dominar a Rusia y China desde Brasil. Mientras tanto Bean sigue creciendo, hasta que luego de tres tomos de 500 páginas crece tanto que explota.
El Hegemón, el gigante y sus títeres - para asombro del lector - todos tienen sombras provechosas, aún cuando ya no queda ni sombra del argumento original por desglosar.
¿Eso es todo?
Calro que no, Soctt Card esta preparando otras 27 continuaciones. Los fans de la saga se pueden quedar tranquilos, el autor se ha propuesto seguir sacando más libros hasta que entre todos ellos logre alcanzar el éxito de ventas de uno solo de los de J. K. Rowling.