Bertolt Brecht

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Bertolt Brecht
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Brecht, reinventando el teatro mientras toma sol en Bermudas.
Personal
Nacimiento Defunción link={{{3}}} Augsburgo, Alemania
Berlín, y un tour de 'exilio' por Europa
Estado actual Revolucionario (y ocasionalmente, en busca de un buen café)
Lugar de residencia Cafés con micrófono abierto, teatros underground, y cualquier lugar con buena acústica para sus monólogos
Sobrenombres El Padrino del Distanciamiento, El Agitador de la Cuarta Pared
Su obra
Se dedica a Dramaturgo, director de escena, poeta, crítico de todo
Origen El chico que hacía obras de teatro cuando no estaba ocupado siendo un rebelde
Hazañas logradas Autor de obras que hacen que te preguntes "¿Qué acabo de ver?" como La ópera de los tres centavos, Madre Coraje y sus hijos, y La vida de Galileo
Relaciones Con su musa Helene Weigel, y un elenco que nunca sabía si estaban actuando o protestando
Enemigos Cualquier forma de arte que no te haga levantar una ceja
Obras Dramas tan intensos que necesitas un descanso después de leer el título.
Poderes Despertar la conciencia social con una sola línea de diálogo

Eugen Berthold Friedrich Brecht (Augsburgo el 10 de febrero de 1898-Berlín del Sur, 14 de agosto de 2056) fue todo un dramaturgo, pero no hizo nada más en su vida que serlo, así que tenía que ser uno bueno. Poseía una interesante marca de nacimiento con forma de línea ondulada en el lóbulo de la oreja izquierda, que creía que le otorgaba poderes sobrenaturales para escribir obras de teatro. A medida que creció, la gente empezó a llamarlo Bert en lugar de Eugen porque no podían pronunciarlo correctamente. Proveniente de Alemania, pasó la mayor parte de sus días tomando café y comiendo salchichas mientras garabateaba en varios cafés.

Posteriormente huyó de la Alemania nazi porque era muy expresionista como para mantenerse vivo, se fue disfrazado de vendedor de salchichas. Cruza la frontera hacia Escandinavia haciendo un número de payaso borracho para distraer a los guardias fronterizos. Luego, fue a Estados Unidos siendo vigilado por agentes del FBI disfrazados de extras de cine fingiendo que estaban grabando una película sobre su vida y por ello lo seguían con una cámara todo el día. Brecht los descubró y comenzó a recitar sus diálogos teatrales más densos, haciendo que los agentes se duerman del aburrimiento. Finalmente, es citado ante un comité del Congreso. Pero en lugar de responder a las preguntas, comienza a improvisar un acto en donde regresa a Berlín del Este, y cuando los miembros del comité se dieron cuenta, Brecht realmente regresó a Berlín del Este. En Alemanía los burócratas, conocidos por su sentido del humor seco como una galleta, fruncen el ceño por las obras de Bretch pero termina siendo un éxito presentándose como espectáculo de medio tiempo en los Juicios de Núremberg.

Biografía

"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los que necesitan un hobbie".

En lugar de su hogar burgués que estaba falto de escenario, la madre de Brecht da a luz en un pequeño teatro local con un actor que finge ser partero y se desmaya de los nervios. Cuando nace el pequeño Bertolt, en lugar de llorar como un bebé capitalista cualquiera, comienza a recitar monólogos de Shakespeare en un perfecto inglés isabelino con ademanes dramáticos no propios de algún recién nacido que conozca. Mientras el padre observa desconcertado, la madre le da al bebé un sutil gesto de aprobación con el pulgar hacia arriba.

En los años siguientes, se acostumbraba a ver al pequeño Bertolt recreando grandes batallas históricas en el patio trasero, utilizando muñecos de trapo, o vagabundos mal pagados como soldados (nadie podía diferenciarlos de actores profesionales mal pagados). Hoy en día, el Museo Brecht exhibe la legendaria cuna donde el gran dramaturgo pasó sus primeras noches componiendo obras de cuna en prosa experimental ante la mirada fastidiada de sus peluches que se tenían que aguantar su arrogancia todo el día. Los guías turísticos aseguran que, si se presta mucha atención, aún pueden escucharse los vagidos poéticos del pequeño Bertolt retumbando en las paredes.

Su padre intenta inculcarle valores católicos. Pero el pequeño lo interrumpe gritando "¡aburrido!" arrojándole una Biblia de juguete. La madre, una dama protestante con un distinguido sombrero, intenta calmarlo leyéndole los clásicos alemanes. Pero Brecht simplemente saca un ajedrez de debajo del sofá y comienza a jugar solo, moviendo las piezas de manera escandalosa para la época. A los pocos minutos, el travieso niño toma un laúd que tenía escondido y se pone a tocar desafinadas melodías, haciendo que los retratos de los abuelos se caigan de las paredes. Sus atónitos padres sólo pueden cubrirse los oídos, incapaces de controlar a ese pequeño rebelde.

En la escuela primaria, mientras los otros niños jugaban tranquilamente a cosas alemanas como conquistar países, Bertolt se dedicaba a recitar monólogos shakesperianos con voces raras que asustaban a los maestros. Fuera del aula, el joven rebelde pasaba las noches componiendo poemas anarquistas que recitaba con su laúd en los sótanos clandestinos de Augsburgo. Su look extravagante y su desdén por las normas sociales como usar la ropa interior sobre los pantalones no bajo ellos lo convirtieron en un ídolo de la contracultura de 1910.

Inicios

Tienen que poner gente falsa entrando a la Casa Museo de Brecht para que parezca que alguien se interesa.

¿Por qué decidió estudiar medicina en lugar de una carrera de verdad? Nunca lo sabremos. Mientras todos los demás niños se sentaban en sus asientos fingiendo entender de qué estaba hablando Doc Doom con su bioquímica, Bert simplemente no podía concentrarse porque estaba escribiendo obras de teatro. Un día, en plena disección, el profesor de anatomía casi se desmaya cuando Brecht comenzó a recitar un monólogo desde el interior de un cadáver. La Primera Guerra Mundial interrumpió sus pinitos médicos, creo que fue la única cosa buena que trajo esa guerra. Su padre consiguió que trabajara en un hospital militar pero Brecht aprovechaba para espantar a las enfermeras con sus poemas antibélicos. Terminó aprendiendo a odiar la guerra no por razones filosóficas, sino porque las interminables horas de trabajo clasificando partes humanas que aún sirvieran para el ejército de zombies de Alemania le impedían escribir sus obras de teatro.

En 1918, huyó a Berlín (hoy conocida como Ciudad Hitler) harto del ambiente conservador de Múnich en que aún le exigían usar pantalones para despacharle café. Allí escribió su primera obra "Baal", sobre un poeta bohemio que también era un asesino en serie como a él mismo le hubiera gustado pero no tenía dinero para cuchillos. La policía casi lo arresta por dar demasiadas ideas para filetear al prójimo.

Durante esta época, cultivó una imagen de intelectual de izquierdas aunque todavía no entendía muy bien el marxismo (aunque después tampoco). En las noches berlinesas se paseaba con una bufanda roja, barba descuidada y recitando citas de Marx y Engels que en realidad eran extractos de una parodia porno del Manifiesto Comunista que había encontrado bajo un zapato.

En 1920, estrenó su explosiva obra "Tambores en la Noche", que casi provoca un motín real en el teatro. Al final del acto, cuando el rebelde gritaba "¡Todo esto es puro teatro, las verdaderas matanzas son allá afuera!", una turba enardecida de espectadores intentó tomar el escenario. Afortunadamente, Bert logró calmarlos diciendo que Batman solucionaría los apuros. No les quiso contar que Batman sólo era 50% real para que no hubiera más motines.

Contacto con la vida cultural alemana

Berlín era bastante atractivo para la cultura literaria.

Bert se mudó de la pequeña y acogedora Augsburgo al centro hipster: Múnich. Allí conoció a muchos poetas y dramaturgos. Entonces decidió que ya era hora de acercarse aún más a su verdadera vocación: Berlín, la ciudad llena de cultura, música, teatro... y también cerveza barata y anteojos feos. Parece que este hombre sabía vivir. Pero, lamentablemente, las relaciones no eran su fuerte, porque otro divorcio se sumó a su lista de matrimonios rotos, no sin dejarnos un pequeño regalo llamado Stefan Brecht, un aspirante a escritor también. En términos de estilo, Bertold desafió todas las tendencias posibles, demostrando una vez más que la originalidad no puede encerrarse en una etiqueta clara. Sí, sí, cosas de Marx, sabemos cómo va eso.

El comunista más comunista que los comunistas

En la archiconocida segunda mitad de los supermegafamosos años 20, Bertolt Brecht se convirtió en un comunista tan convencido que ni el mismísimo Marx lo habría creído. Pero para sorpresa de propios y extraños, nunca se afilió al Partido Comunista de Alemania. ¿Se puede ser más comunista que eso? Con sus obrelitas de pacotilla como "Mann ist Mann" pretendía difundir sus ideales más rojos que la bandera soviética.

El concepto de marxismo del susodicho estaba tan influenciado por marxistas sin partido que prácticamente deberían haberle otorgado un doctorado honoris causa en falta de compromiso. Aunque también le echó un vistazo a la línea oficialista del KPD, como todo buen hipster que se precie. Mientras tanto, su "teatro épico" iba evolucionando a un ritmo tan glacial como su aproximación al movimiento obrero real. Por si fuera poco, sus majaderías escénicas solían ser rechazadas por los defensores del realismo socialista. ¿No se suponía que los comunistas debían estar todos supertotalmente de acuerdo en todo?

La ópera de la hipocresía centavera

En el arte se gastaban un centavo, lo que dejaba sólo 2 para salarios y alcohol.

A la tremendísima edad de 29 años, cuando la mayoría sólo habíamos fracasado en la vida, el genio de Brecht alumbró su primerísima colección de poemuchos titulados "Devocionario doméstico" (título cuqui para hablar de hogares rotos). Un año después, alcanzó el mayor ¿éxito? teatral para la Reina Weimar con una pieza hilarante que inicialmente llamaron "La ópera compuesta por muchas piezas cuadradas para hacer que las cosas giren realmente rápido con algo de música insertada en el medio solo como decoración". Pero entonces los críticos enojados le llamaron "La ópera de los tres centavos" porque estaban ofendidos de pagar cuatro centavos para ver cómo los criticaban a ellos. Bert creó esta obrita donde criticaba al orden burgués representándolo como (atención) una sociedad llena de delincuentes, prostitutas, vividores y mendigos. Lo más parecido a la utopía burguesa. En 1931 la llevaron al cine bajo la dirección de nada más y nada menos que Georg Algo-Algo-Algo-Pabst, Bretch estaba muy emocionado que un desconocido sin talento grabara una película de su obra.

Brecht, con su habitual y archiconocida modestia, siempre pretendió con sus actuaciones concienciar y hacer pensar al público, nuestro abuelo del teatro político quería hacer del mundo un lugar mejor a través de esos molestos medios controlados por la clase dominante. Para lograrlo se fijó en esos medios de masas capitalistas tan novedosos como la radio, el teatro, cine, Netflix y cosas así. Fue un verdadero visionario en el mundo de la narración revolucionaria. Él solo creó un movimiento que cambió la faz del entretenimiento para siempre, bueno, al menos hasta que apareció Star Wars. Su metaza, ni más ni menos, fue cambiar la sociedad para liberar los medios de producción, aquí tenemos a Brecht, tratando desesperadamente de romper las cadenas que unen a los artistas con sus ricos benefactores, mientras cobra cheques de dichos benefactores. Lo abordó por la vía intelectual y la estética, ya que al fin y al cabo, ¿qué es la revolución sin un poco de belleza opresora?

Después hizo otra película con la pregunta ¿Quién es el dueño del mundo? Y la respuesta era obvia para todos excepto para las abejas obreras comunes. Los críticos burgueses sin verla dieron su opinión "Oh, claro, se trata de una distribución equitativa de recursos y poder para el bien común. No está sucediendo nada sospechoso aquí".

La persecución de Hitler

Retrato hablado hecho por el Reich.

Hasta 1933, Brecht trabajaba tranquilamente en Berlín como autor y director de teatro. Todo iba bien hasta que cierto político austríaco de bigotito ridículo lo vio en persona un día. Y desde entonces, comenzó el infierno. Resulta que a Hitler no le gustó un pelo la apariencia física de Brecht. "¿Cómo puede alguien ser tan feo?", se preguntaba el führer una y otra vez, incapaz de quitarse esa imagen mental. Así que en 1933, nada más hacerse con el poder, lo primero que hizo fue perseguir sin cuartel al pobre dramaturgo.

A principios de ese año, la policía interrumpió la función de "La toma de medidas" solo porque Hitler vio un cartel con la cara de Brecht y le dieron arcadas. Los organizadores fueron acusados de alta traición...contra el buen gusto. El 28 de febrero, un día después del incendio del Reichstag, Brecht y su familia tuvieron que huir de Berlín porque el mismísimo Hitler iba cada noche a su casa a gritarle "¡Qué feo eres!" por la ventana. Pasaron por ciudades como Praga, Viena y Zúrich, pero Hitler los seguía a todas partes con el único objetivo de amargarle la vida al pobre hombre por su fealdad.

Finalmente se instalaron en un remoto pueblo de Dinamarca, pero ni siquiera allí pudieron escapar del acoso estético del führer. En mayo de 1933, los nazis quemaron varios libros suyos, pero fue sólo porque las portadas con su carátula les causaban demasiado asco. Fue años después cuando Hitler se enteró, casual y accidentalmente, de que Brecht también era comunista. "¡Oh, tenía que ser rojo además de feo!", exclamó colérico. Pero ya era demasiado tarde, el pobre Brecht había vivido toda una vida siendo perseguido únicamente por su desagradable apariencia física.

El tour nórdico de vacaciones forzadas

Se quitaba los anteojos para que nadie lo reconociera, pero en realidad él no reconocía a nadie por que no veía nada.

A Berti tampoco le gustó todo el asunto del exilio. Obligándolo a viajar en avión por tierras extranjeras como un aspirante a villano de Bond. Debe haber sido muy duro con su estética, tener que codearse con lugares exóticos y experimentar la cultura más allá de los muros de Berlín (ejem). Apuesto a que fue precisamente cuando esas musas empezaron a susurrar todo tipo de artes oscuras. La verdadera conclusión es cuán jodidamente prolífico permaneció Brecht a lo largo de todas estas arduas escapadas. Como una especie de refugiado del Renacimiento, desconectado mientras el apocalipsis ardía de fondo.

Desde Dinamarca hasta Suecia, ¿podría haber algo peor que descansar bajo un cielo azul cerca de interminables campos de cultivos de esmeraldas? Debió haber sido sencillamente espantoso, rodeado de esplendores naturales en lugar de paisajes urbanos concretos. Luego a Finlandia, qué infierno tan bárbaro, nadie en su sano juicio quiere aire fresco y paisajes pintorescos cuando, de todos modos, puede deleitarse con la decadencia urbana y los horizontes llenos de contaminación. Claramente nuestro amigo estuvo luchando poderosamente durante toda esta escapada. La crueldad es realmente insoportable a veces.

Mientras viajaba por esas tierras crueles llenas de bosques vibrantes y cielos cristalinos (como los que se supone que sólo componen las pesadillas, según Bertolt), escribió "La vida de Galileo", una mezcolanza de descubrimientos científicos bajo la apariencia de drama para una digestión más fácil por parte de una población que ignoraba quién era Galileo. Brecht siempre criticaba a la autoridad, pero sin ser nunca un quejica ni un mártir. Poco después, Bert intenta educar a los aldeanos suecos sobre los males de la guerra y a los capitalistas codiciosos usando pinceladas generales y todo sin recurrir jamás a sutilezas. La propia Madre Coraje probablemente estaba perpleja por su propia existencia en la mente de esta gente tranquila. Una obra tan impregnada de violencia, explotación y disparidad económica parecía un rival poco probable para la pequeña y pacífica Suecia. En "La buena alma de Szechuan" Bert hace una carta de instrucciones cómo sobrevivir al capitalismo con su buen corazón intacto... Aunque ahora que lo veo, es una sátira donde se burla de ti, que luchas por un mundo mejor mientras los ricos se hacen más ricos.

Para 1941, voló fuera de Rusia al estilo rápido y furioso, directamente a Cali (fornia). Intentó vender guiones en Hollywood, pero los capitalistas no querían sus tonterías artísticas de propaganda comunista porque eso no dejaba mucho dinero y sí a John Edgar Hoover siguiéndolos por toda la eternidad, ellos siempre preferían comprar cosas capitalistas como drogas o Ciudadano Kane. Así que organizó algunos espectáculos encubiertos para compañeros inmigrantes perdidos, vendiendo sus ideologías políticas prohibidas favoritas como entradas

Además de dramaturgo era dramático por sí mismo. Primero, huir de los nazis y terminar como un exiliado en Rusia donde se le congelan las bolas del frío, luego finalmente llegar a Estados Unidos, pero es expulsado de nuevo porque no aprende la lección y quiere ser rojo donde le dé la gana. Después lo extrañaron los suizos... Bueno, quiero decir, Suiza es genial y todo eso, pero probablemente no fue exactamente lo que había planeado. Tal vez debería intentar calmarse un poco antes de crear más controversias Ahí escribió sobre un granjero finlandés borracho, quizá inspirado en sus vacaciones. Finalmente, después de vagar por todas partes (literalmente), el escritor errante finalmente regresa a casa, ahora todo lo que necesitaba era actualizar su currículum antes de partir a esa nueva reunión del club de lectura el próximo sábado en su natal Alemania comunista (de la cual salió empacando liviano durante toda su vida adulta para luego regresar solo para su jubilación).

El regreso triunfal al paraíso comunista

Bert visto por Stalin.

En 1949, finalmente consigue las vacaciones de sus sueños en el País de las Maravillas Comunista. Después de años deambulando, haciendo autostop por todos lados (no le era posible usar Uber porque era comunista y no creía en eso), avanzando usando un pasaporte checo que surgió mágicamente de alguna manera (seguramente ilegal). Cruzó las fronteras hacia Praga y luego abrió las puertas del paraíso del este de Berlín, lo que era raro porque todos querían salir y él era el único que quería entrar.

Se instaló cómodamente en la lujosa "Casa de Brecht" en Weissensee, digna de un héroe revolucionario como él. Sillas cómodas, chimeneas acogedoras, infinitas tazas de café (el paraíso para un escritor). Además, pudo disfrutar de todo este lujo bajo la atenta mirada del tío Joe Stalin. De buenas a primeras, se lanza de cabeza al modo de trabajo, como haría cualquier buen comunista. Y la mejor manera de complacer a esos entrometidos censores es inventando una antigua tragedia griega (ir a lo seguro en lugar de ir al gulag). Su adaptación alemana moderna de "Antígona" de Sófocles es ver a Antígona siendo una comunista apasionada que se enfrenta a figuras de autoridad opresivas, como su espeluznante tío Creonte. Ella arriesga su cuello por la clase trabajadora, distribuyendo folletos de propaganda ilegal. Cuando su hermano soldado muere luchando por "la causa", ella se niega a seguir las órdenes de Creonte y realiza un rito funerario comunista secreto. Nadie la entendió pero a las autoridades les gustó.

Bert sabía que la clave del éxito no era sólo contar una buena historia, sino también hacerla atractiva e informativa al mismo tiempo (como los artículos de Inciclopedia). Lo llamó... (redoble de tambores...) "El pequeño organum para el teatro" (nombre brillante si lo digo yo mismo). Era como en ese juego de mesa capitalista: Monopoly. Excepto que en lugar de comprar bienes raíces y enviar gente a la cárcel, los jugadores compran fábricas y reorganizan la industria de acuerdo con los principios del marxismo y enviaban gente a la cárcel.

Así consigue el trabajo más jugoso de la ciudad como director general del Deutsches Theatre en Berlín del Este. Se convirtió en la diva definitiva del escenario: Director general + genio teatral. Obviamente ya no necesitaba a Broadway, pues Bert ocupa el centro del escenario como camarada director de artes, líder cultural comunitario y maestro del pueblo (aunque se pronunciaba diferente en el alemán bertoltiano que se acababa de inventar pues tantísimo poder sobre el destino de la humanidad vuelve loco a cualquiera).

Los años pasaron y en 1954, después de tanto esfuerzo vendiendo la moto comunista, por fin le dieron el Premio Stalin de la Paz. Imagínese recibir una estatuilla honoraria adornada con el rostro severo del propio Stalin con el lema "muerte a las naciones enemigas de la paz soviética". Todos esos viajes incansables, reuniones, contactos, agitación y difusión le han llevado a recibir este prestigioso premio pacifista. Bert es el epítome de un artista convertido en agitador-cruzado-socialista.

La teatritis lo alcanzó al final

Figura entre los autores más importantes y feos del siglo XX. Es el prototipo del intelectual revolucionario y horrible que trató de descifrar la realidad a través del arte feo y comunista. Su influencia sobre otros escritores feos y rojos fue enorme.

El 14 de agosto de 1956, la desgracia llamó a la puerta de Brecht en forma de una extraña dolencia. Resulta que contrajo un caso severo de "teatritis", una enfermedad muy poco conocida pero tremendamente grave. Los síntomas incluyen gesticulaciones exageradas, diálogos interminables y la incapacidad crónica de separar realidad de ficción. Pasó sus últimos días citando textos dramáticos sin cesar. "¡Ser o no ser, ésa es la cuestión!", gritaba desaforadamente. "¡Adiós, mundo cruel!" suspiraba al aire. Sus allegados no podían hacer nada más que mirarle con lástima y recitar algunas acotaciones para calmarlo: "El enfermo delira nuevamente. Se retuerce en su lecho de muerte."

Años después, salieron a la luz unas grabaciones que removieron Berlín. La temida Stasi (la KGB del país de las salchicas) admitió que Brecht "había estado reescribiendo furiosamente las órdenes ministeriales en forma de dramas burlescos". Y con una dramática pausa, añadió: "Entonces la teatritis lo venció por completo. Fue una tragedia inevitable." Se rumorea que en realidad la Stasi precipitó el triste final del dramaturgo sometiéndole a una sobredosis de citas literarias. Parece que el régimen no soportó que el ingrato de Brecht se burlase de ellos con sus sátiras después de todos los premios y honores recibidos. Otros creen que simplemente dejaron que la enfermedad siguiera su curso al negarse a buscar una cura. Los médicos comunistas eran expertos en males reales como la gripe o las paperas, pero la teatritis los superaba por completo.

La estética feísta y roja que fascina a los snobs

El analfabeto político

El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye nada, excepto los chismes de la vecina. No habla de nada, excepto del clima. Ni participa en los acontecimientos políticos, a menos que sea una pelea campal en el estadio de fútbol.

No sabe que el costo de la vida, el precio del pan, del pescado para su gato, de la harina para sus galletas, del alquiler que le debe a su mamá, de los zapatos que usa desde la secundaria o de las medicinas para la resaca, dependen de las decisiones políticas de un grupo de tíos bien pagados.

El analfabeto político es tan burro, que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política, mientras vota religiosamente por el mismo partido cada 4 años.

No sabe, el imbécil, que de su ignorancia política nace la prostituta que le guiña el ojo cada vez que pasa, el menor abandonado que le pide dinero en el semáforo, y el peor de todos los bandidos, que es el político trapacero, granuja, corrupto y tan servil con las empresas que hasta les lustra los zapatos.

Todas las obras de Brecht están ligadas a razones políticas e históricas, pero también tienen un desarrollo estético muy particular. En él, el fondo y la forma, la estética y los ideales van siempre unidos de una manera muy fea pero tremendamente atractiva para los críticos feos y comunistas. Desde el principio, Brecht se caracterizó por una radical y horrible oposición a la forma de vida y visión burguesa, incluido por supuesto su teatro insulso. Sostenía que este solo servía para entretener sin ejercer influencia alguna, algo inaceptable para un feísta rojo como él. Así que desarrolló una nueva forma de teatro fea y comunista que se prestaba a reflejar la fea realidad de los tiempos modernos. En sus representaciones llevaba a escena todas las fuerzas condicionantes de la vida humana, por muy feas que fueran y vaya que lo eran.

Además de conmover los sentimientos feamente, obligaba al público a pensar con su feísima estética. Nada se daba por sentado y el espectador tenía que sacar sus propias conclusiones feas por sí mismo. Brecht sostuvo que así el teatro podía contribuir feamente a cambiar el mundo. Para ello fue creando una nueva y horrible idea del arte como comprensión total y activista de la historia: el feo efecto de distanciamiento, la no contemplación lírica de las feas cosas, ni siquiera el sutil repliegue sobre la subjetividad. Solo elecciones humanas y morales feas, verificación de los valores tradicionales y elaboración de una nueva y horrible presencia de la poesía roja en la sociedad.

Su llamado teatro épico, narrativo y comunista sigue apuntando hoy a provocar la conciencia crítica de espectadores y actores feos. Hay que desmenuzar el texto, no sentirlo. Examinarlo desde lejos con una mirada fea y distanciada, no con el propio sentimental yo burgués. Nada de sentimentalismos que provoquen lágrimas en el escenario. Brecht hizo gala de un antisentimentalismo muy feo, mostrando al mismo tiempo su horrible condolencia por los pobres y su sufrimiento, al tiempo que atacaba la falsa y asquerosa respetabilidad burguesa. Su famoso y horripilante efecto de distanciamiento es un arma contra el romanticismo y sentimentalismo.

La crítica social fea, la compasión por los seres humanos feos y el cambio de la sociedad hacia el comunismo debían desempeñar el papel esencial. Las canciones interrumpen los parlamentos de forma horrible, el telón priva al escenario de magia y un cartel plantea la exigencia revolucionaria. Los actores de Brecht son sus alumnos feos: les deja actuar con fealdad en el escenario mientras el director destruye la obra. La genialidad fea y la feísima ingenuidad mantienen un equilibrio horrible. Esta combinación es el secreto del éxito de la estética feísta y roja de Brecht.

La Teoría Escénica Revolucionaria:

Personajes:

  • Camarada Berthoski: Bertolt Brecht, pero con un bigote estilo Stalin y una gorra de obrero.
  • Camarada Explocuentos: Narrador con voz de propaganda soviética, siempre recitando frases marxistas.
  • Camarada Distanciakov: Actor que rompe la cuarta pared constantemente, con gestos exagerados y expresiones melodramáticas.
  • Camarada Stasrománticas: Músico que aparece de la nada para tocar canciones cursis e irrelevantes.
  • Camarada Slogánovich: Caricaturista que levanta carteles con consignas políticas y mensajes contradictorios.
  • Camarada Houdingski: Ilusionista que realiza trucos de magia absurdos y sin relación con la obra.

Acto I: El Teatro Épico del Soviet

Se le pidió a una inteligencia artificial que hiciera un retrato de Brecht con las descripciones que él hacía de sí mismo.

El escenario es tan austero que hasta una fábrica de clavos parecería lujosa en comparación. Un telón rojo y una única luz cenital iluminan una estatua de bronce del Camarada Berthoski en una pose tan heroica que hasta Superman envidiaría.

Camarada Explocuentos: (Con voz de propaganda soviética, casi gritándole al público) ¡Camaradas! La lucha por liberar al proletariado de las cadenas de la burguesía capitalista debe darse en todos los frentes. ¡Incluso en este teatro que parece más un sótano! (Pausa dramática) ¡Pero no permitas que la ficción escénica te hipnotice, camarada espectador! ¡Lo que ves es tan sólo una representación! ¡Sí, aunque no lo parezca!

Camarada Distanciakov: (Rompiendo la cuarta pared con entusiasmo exagerado, señalando al público con el dedo índice como si fuese una pistola) ¡Recuerda, camarada! ¡Tú no eres un peón en el juego del capitalista! ¡Eres un observador crítico de la realidad! ¡Aunque hayas pagado entrada, aquí no hay entretenimiento fácil!

Camarada Explocuentos: El Camarada Brecht, en su infinita sabiduría, abogaba por un "Teatro Épico" que impidiera al público caer en la reaccionaria "catarsis emocional". ¡Así que no esperes llorar aquí, camarada! ¡Nosotros te vamos a hacer pensar, y mucho!

Camarada Stasrománticas: (Aparece de repente, con un acordeón en mano y una sonrisa cursi) ¡Y para fomentar esa distancia, nada mejor que una buena canción de amor perdida en medio de la revolución! (Comienza a tocar una melodía melancólica que desentona completamente con el ambiente)

Camarada Explocuentos: (Ignorando al músico, que se esfuerza en su serenata desafinada) ¡Efectivamente, camarada! El teatro brechtiano utiliza técnicas de "distanciamiento" como... (Una luz cegadora ilumina la escena, y Camarada Distanciakov se tapa los ojos dramáticamente)

Camarada Distanciakov: (Narrando en tercera persona, con tono de telenovela) ¡Las luces disonantes! ¡Un recurso que rompe la ilusión de realidad y hace que te preguntes si estamos todos locos!

Camarada Slogánovich: (Entra corriendo con un cartel que dice: "¡EL TEATRO ES UN ARMA!", el cartel se cae y muestra otro que dice: "¡COMPRA PAN!") ¡No olvides, camarada! ¡El arte no es un simple entretenimiento, sino un instrumento de lucha! ¡Y de publicidad ocasional!

Camarada Explocuentos: (Asintiendo con seriedad exagerada) ¡Exacto! Carteles conceptuales, interrupciones musicales inesperadas, narraciones en tercera persona... ¡Todo contribuye al "Efecto de Distanciamiento" brechtiano! ¡Y a nuestra confusión general!

Camarada Distanciakov: (Con voz grave y melodramática, adoptando una pose heroica como la estatua) El Camarada Distanciakov ahora hablará en tercera persona, como es preceptivo en el método dialéctico del camarada Brecht. (Se detiene para ajustar su bigote falso de Stalin)

Camarada Explocuentos: (Leyendo un manual con voz monótona, como si recitara una receta de cocina) "El actor deberá leer las acotaciones escénicas en voz alta para interrumpir la ilusión ficcional. Entonces levanto una ceja, mirando al público con ironía. (Levanta una ceja, mirando al público con ironía).

Camarada Houdingski: (Aparece de la nada, vestido con un traje de mago ridículo, agitando una varita que claramente es una cuchara de madera) ¡Y no olvidemos el poder del absurdo! ¡Un truco de magia inesperado puede despertar la conciencia crítica del proletariado! (Saca una paloma de un sombrero, la paloma vuela y se estrella contra la estatua de Berthoski)

Camarada Explocuentos: (Impasible, pero con un leve tono sarcástico) ¡Efectivamente, camarada! El teatro brechtiano busca desestabilizar al espectador, sacarlo de su zona de confort y confrontarlo con la realidad del sistema capitalista. ¡Y si no lo logramos, al menos te daremos algo de qué hablar en el intermedio!

Camarada Stasrománticas: (Comienza a cantar de nuevo, ahora sobre la lucha obrera, desafinando espectacularmente)

Todos: (Cantando con puños en alto y con entusiasmo desmedido)

¡Arriba los trabajadores! ¡El pueblo unido jamás será vencido! ¡La revolución está en marcha! ¡Proletarios de todo el mundo, uníos!

Camarada Explocuentos: ¡En suma, camaradas! ¡El teatro brechtiano es un arma poderosa en la lucha contra la opresión! ¡Un teatro que educa, que conciencia, y que...!

(De repente, la estatua de Berthoski comienza a girar sobre su base, revelando un cartel que dice: "Fin del Acto I. Intermedio para café y vodka.")

Camarada Houdingski: (Con una reverencia exagerada y un tono de voz teatral) ¡Y ahora, camaradas, desaparecemos hasta el próximo acto! (Hace un gesto mágico y todos los actores se cubren con capas y se deslizan fuera del escenario, excepto la paloma que sigue volando desorientada y termina posándose sobre la cabeza de un espectador)

Véase también

Escritores

  • 10 de febrero Personaje histórico (ver todos aquí). ☀️ ☠️
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