Germán Valdés

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BanderaMéxico.png Este artículo contiene un chingo de humor mexicano.

Igual y si no le agarras el pedo, lo mejor es ir a México y preguntar, pero si no entendistes el nahuañol de los mexicanos, ya te chingaste.

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Germán Valdés
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Germán Valdés, demostrando que el pachuco es un estado mental (y económico).
Personal
Nacimiento Defunción México Lindo y Jodido
En blanco y negro con mucho swing y poco presupuesto
Estado actual Eternamente eclipsado por su hermano
Lugar de residencia En los cabarets más mugrosos y los estudios más baratos
Sobrenombres Tin Tan, el rey del spanglish pirata
Su obra
Se dedica a Hacer reír a los borrachos y empobrecer el español
Origen Una cantina fronteriza donde se hablaba mal dos idiomas
Hazañas logradas Inventar un dialecto que ni él dominaba
Relaciones Con toda la vecindad, especialmente las que le fiaban
Enemigos Cantinflas y su superioridad moral, los maestros de español, la Real Academia


Poderes Transformar cualquier drama en comedia barata
Objetos Un saco de tres tallas más grande, pantalones que desafiaban la gravedad y cadenas robadas

Germán Valdés (alias Tin Tan para los acreedores) fue un estafador cultural que logró convencer a millones de mexicanos de que hablar mal era un arte, un comerciante de estereotipos fronterizos que se hizo rico vendiendo una versión domesticada de la rebeldía pachuca a la clase media chilanga, y el hermano mayor de Don Ramón, dato que constituye su única fama internacional real.

¡Órale, no te pases de verga! Yo era el mero mero, el rey del mambo! ¿Qué no viste mis películas? ¡Estaban de aquellas... aunque fueran de segunda!

Su carrera representa el triunfo de la medianía comercial sobre la autenticidad cultural: logró que la burguesía mexicana se sintiera transgresora comprando boletos para ver a un pachuco domesticado que jamás representó una amenaza real al orden establecido. Era la versión mexicana de un rebelde de utilería, un Elvis para señoras decentes.

¡Ey, ey, ey! ¿Rebelde de utilería? Yo le daba en la madre al sistema desde adentro, carnal. Les vendía su propia medicina envuelta en papel de dulce, ¿qué no entiendes la estrategia?

El más cruel de los destinos le deparó que su legado fuera superado por Don Ramón, ese entrañable inquilino moroso que logró mayor reconocimiento internacional interpretando a un vago simpático que al hermano mayor creando todo un género cinematográfico.

¡No manches! ¿Mi carnalito Ramón me tapó? Bueno, al menos él sí sabía actuar sin tener que inventar un dialecto nuevo cada película...

Orígenes

Germán Valdés emergió de las entrañas de Ciudad Juárez durante una tarde particularmente desesperanzadora, cuando hasta el aire fronterizo parecía contaminado de frustración económica. Los médicos constataron inmediatamente que el recién nacido padecía de pachucosis aguda: una enfermedad congénita que lo condenaría a contonearse rítmicamente sin motivo aparente y a fusionar idiomas que apenas lograba balbucear.

¡Pachucosis! ¿Estás pendejo o qué? Yo nací con swing incorporado, era puro talento natural. Y lo de los idiomas era por supervivencia, en Juárez o hablas como puedes o te mueres de hambre.

Sus primeras palabras fueron un profético "¡Ay, esa está de aquellas!", expresión que décadas después emplearía para seducir tanto a teiboleras como a amas de casa de clase media, demostrando su temprana versatilidad comercial.

La familia Valdés, reconociendo que tenían entre sus manos a un futuro vendedor de humo profesional, lo introdujo tempranamente en el espectáculo radiofónico, donde su talento para fabricar palabras sin sentido se convirtió en el eje de la programación vespertina para desempleados.

La Capital

El refinamiento personificado, según los estándares estéticos de la pobreza ilustrada de 1943.

Armado con los escasos pesos que había logrado estafar a borrachos fronterizos, Valdés se propuso conquistar la capital mediante una estrategia infalible: convencer a los productores chilangos de que la cultura fronteriza era exótica y comercializable, cuando en realidad no era más que pobreza con ritmo.

¡Oye, no era estafa! Era entretenimiento puro. Los cuates se divertían y yo comía, win-win situation, ¿no crees?

Durante una audición particularmente desesperada, Tin Tan se presentó ante un productor recurriendo a su arsenal completo de trucos baratos: "Órale, carnal, aquí traigo puro show de aquellas, ¿tú crees que no?". El empresario, inicialmente desconcertado por esta amalgama de español popular con anglicismos mal pronunciados, terminó contratándolo cuando se dio cuenta de que podía pagarle una miseria y vender la "autenticidad fronteriza" a precios de primera.

¡Ja! Ese güey pensó que me estaba estafando, pero el negocio resultó para los dos. Él vendía tickets y yo salía del hambre. Fair deal, carnal.

El Reino del celuloide barato

Una vez infiltrado en la industria cinematográfica nacional, Valdés se especializó en elaborar comedias de serie B donde el argumento era tan predecible como un programa de Televisa: pachuco pobre + niña rica + malentendidos = taquilla asegurada.

¡Órale! Las fórmulas funcionan, carnal. ¿Para qué complicarse la vida? El público quería reírse, no ver Bergman.

Sus libretos consistían principalmente en improvisaciones donde mezclaba español, inglés y pura desesperación linguística. Lo que la crítica llamaba "innovación cultural" no era más que un actor que no se sabía bien los diálogos inventando sobre la marcha.

¡Ey, no te pases! Yo sí me sabía los diálogos, nada más que los mejoraba en vivo. Era method acting avant la lettre, ¿qué no sabes?

En una de sus cintas más taquilleras, Tin Tan pronunció el discurso que definiría su carrera: "Órale, raza, la cosa está así: o le hacemos al cuento o nos quedamos sin chamba. Y como dice mi jefita allá en Juaritos, más vale pachuco conocido que actor desempleado".

Los escenarios nocturnos

En sus inicios era tan indigente que debía compartir vestuario con otros tres pachucos y un mariachi desempleado.

Simultáneamente a su carrera cinematográfica, Germán jamás abandonó completamente sus orígenes cabareteros, principalmente porque los contratos de cine no le alcanzaban para mantener su estilo de vida pseudo-glamoroso. Durante sus actuaciones nocturnas, se dirigía al público con frases que sonaban profundas pero eran puro relleno: "Buenas noches, raza bonita, aquí andamos para echarles el show, porque como dice el dicho que me acabo de inventar: el que no arriesga un taco, no cruza el charco".

¡Esa sí era mi frase! Y aunque me la inventé ahí mismo, sonaba bonita y la gente se la creía. A veces uno tiene que ser su propio escritor de refranes, ¿verdad que no?

El fenómeno continental (o la falta del mismo)

A pesar de su inmensa autopercepción de estrella internacional, el destino ejecutó la broma más cruel con la memoria de Tin Tan. Mientras que en México es recordado como un "innovador cultural", en el resto de Hispanoamérica su figura es completamente desconocida, eclipsada por la fama real de su hermano menor Ramón Valdés, quien logró lo que Germán nunca pudo: reconocimiento internacional genuino.

¡Ay, ya, carnal! Mi Ramón era un chingón y se lo merecía todo. Pero órale, sí está culero que me conozcan como "el hermano de Don Ramón". ¡Yo llegué primero al negocio!

La ironía suprema es que Don Ramón, interpretando a un vago simpático sin ambiciones artísticas grandilocuentes, alcanzó mayor trascendencia cultural que Tin Tan con toda su supuesta "revolución linguística".

Nunca logró una foto con El Santo así que se tuvo conformar con su equivalente mexicano, Blue Demon.

Valdés arrastró sus últimos años como un fantasma de sí mismo, repitiendo las mismas rutinas pachucas ante audiencias cada vez más escasas y más sordas. Su relevancia cultural había expirado décadas atrás, pero él seguía contoneándose como si el mundo no hubiera cambiado desde 1950.

¡Órale! No era que fuera irrelevante, es que la raza ya no sabía apreciar el arte verdadero. Estaban muy ocupados con sus nuevas pendejadas.

La cruel realidad era que había quedado convertido en una caricatura de sí mismo: un viejo verde vestido de pachuco que ya no causaba risa sino pena ajena. Los productores lo contrataban por nostalgia, no por talento, y él lo sabía pero necesitaba el dinero.

¡Ey, ey, ey! Yo nunca causé pena ajena. Si acaso causé pena propia, pero esa es otra cosa. Y el dinero siempre fue importante, no me hagas el santo.

Durante sus años de decadencia, cuando hasta los mariachis lo trataban con condescendencia, Tin Tan farfullaba con amargura senil: "No hay problema, carnal, cada generación tiene que inventar su propia manera de ignorar a los que los hicieron posibles. Así es este pinche negocio malagradecido".

¡Simón! El show business es una puta ingrata. Te exprime hasta que ya no sirves y luego te tira como condón usado. Pero así es la cosa, ¿qué le vamos a hacer?

Su muerte pasó casi desapercibida, eclipsada por el estreno de una nueva telenovela. Los periódicos le dedicaron notas de segunda página donde lo recordaban principalmente como "el hermano de Don Ramón", epitafio que habría sido la broma más cruel de su carrera si hubiera estado vivo para escucharlo.

¡No manches! ¿En serio me recordaron como "el hermano de Don Ramón"? Pinche karma, carnal. Pero ni modo, así se las gasta la vida: uno cree que es el protagonista y resulta que nomás era personaje secundario en la historia de otro.

El funeral fue moderadamente concurrido por gente de la industria que fingía tristeza mientras calculaba mentalmente si valía la pena quedarse hasta el sepelio completo. Su legado quedó resumido en tres películas que ponían de madrugada en la televisión y en la vergüenza ajena que sentían sus sobrinos cuando alguien mencionaba el parentesco.

¡Ya, ya! No me entierren dos veces. Al final yo me divertí, la raza se divirtió, y hasta gané unos pesos. ¿Qué más podía pedir un pachuco de Juárez? ¿Inmortalidad? ¡Esa está cabrona de conseguir, carnal!

Filmografía

Películas más "destacadas"

1945

  • El hijo desobediente - Su debut como protagonista demostró que pasar de extra a estrella no garantiza saber actuar. Una película tan predecible que el público adivinaba los diálogos antes que los actores
¡Órale! Era mi primera vez de protagonista, ¿qué esperaban? ¿Orson Welles? Al menos la gente se divirtió viendo cómo me las arreglaba para no cagarla completamente.

1948

  • El rey del barrio - Su autoproclamación como monarca de los marginados. El título era más ambicioso que el presupuesto, y se notaba en cada toma
¡Rey de qué! Más bien era el bufón del barrio, pero "bufón" no vendía boletos, carnal.

1949

  • Calabacitas tiernas - Donde descubrió que la desesperación rural por entretenimiento era aún mayor que la urbana. El campo mexicano era tan aburrido que hasta sus películas parecían Shakespeare
  • El rey del barrio - Secuela innecesaria que demostró que ser rey una vez no es suficiente cuando las regalías se acaban
¡1949 fue puro trabajo! Dos películas del mismo calibre: mediocres pero comerciales. La fórmula funcionaba: pachuco + problemas + final feliz = taquilla segura.

1950

  • También de dolor se canta - Aparición especial junto a Pedro Infante, donde quedó evidenciado que hay una diferencia abismal entre una estrella real y un vendedor de humo con suerte
¡Con Pedro Infante! El cabrón me hizo ver como amateur con solo aparecer en pantalla. Yo ahí entendí la diferencia entre talento y puro show.
  • La marca del zorrillo - Su patética versión del Zorro, con presupuesto tan bajo que el caballo era prestado y la espada de cartón. El único zorro verdadero era el productor que lo convenció de hacer esta porquería
¡La marca del zorrillo! Hasta el nombre era una estafa. Yo más bien parecía zorrillo atropellado que justiciero enmascarado.

1952

  • El ceniciento - Experimento travesti que confirmó dos cosas: que podía verse ridículo en cualquier género y que el público mexicano tenía estómago para todo
  • Las locuras de Tin Tan - Título honesto que funcionaba como advertencia sanitaria y confesión pública de demencia
¡El ceniciento! Me pusieron tacones y vestido y esperaban que fuera gracioso. Era grotesco, pero la gente pagaba por ver el grotesco, así que everybody happy.

1961

  • El hombre que me gusta - Comedia romántica donde el único romance real era entre él y el cheque que le pagaban por semejante papelón
¡Al menos en esa cobraba bien! Aunque ya para entonces mi cara daba más risa que mis chistes.

1972

  • La criada maravilla - Su canto del cisne, donde un pachuco sesentón vestido de sirvienta demostraba que la dignidad artística es un lujo que no todos pueden permitirse
¡La criada maravilla! Para entonces ya estaba tan jodido que aceptaba cualquier papel con tal de comer. Pachuco con mandil era el fondo del barril, pero era trabajo.

Todas sus películas seguían la misma fórmula infalible: Tin Tan interpretaba a un pachuco con corazón de oro que se metía en problemas por hablar como retrasado mental, conquistaba a una mujer que inexplicablemente encontraba encantador su spanglish de borracho, y todo se resolvía con un musical improvisado que ocultaba la falta de presupuesto para un final decente.

¡Ey! La fórmula funcionaba porque la gente quería ver lo mismo pero diferente. Como las telenovelas, carnal: el mismo drama con diferentes caras. Era entretenimiento de comfort food.

Sus películas hoy solo se ven en la madrugada televisiva, entre anuncios de productos milagro y números de tarot. Son el equivalente cinematográfico de la comida chatarra: llenan el estómago pero no nutren el alma.

¡Y qué! Al menos siguen poniéndolas. Eso significa que alguien las ve, aunque sea gente insomne o muy desesperada. Es algo, ¿no?

Legado artístico

Innovaciones accidentales de un improvisado

  • Bastardización del spanglish cinematográfico - Convirtió la ignorancia linguística en marca registrada y enseñó a México que hablar mal podía ser rentable
  • Spanglish de supervivencia - Demostró que la incompetencia lingüística bien empacada vende más que la educación formal
  • Comedia social lobotomizada - Crítica política tan castrada que hasta los dictadores la aplaudían
¡Órale! ¿Bastardización? Yo le daba trabajo a los traductores, carnal. Sin mí, ¿quién iba a necesitar subtítulos en español para películas mexicanas?

Influencia en generaciones posteriores (o cómo crear una dinastía de mediocres)

  • Manuel Valdés - Su hermano, condenado a vivir como "el otro Valdés" y víctima perpetua de comparaciones injustas
  • Chespirito - Quien tomó la fórmula de personajes populares de Tin Tan y la mejoró hasta volverla genial, dejando al original como borrador defectuoso
  • Eugenio Derbez - Heredero que superó al maestro en todo: talento, éxito internacional y capacidad de no dar pena ajena
¡Ey! Chespirito me robó todo y se hizo más famoso. Típico alumno malagradecido. Y Derbez... ese cabrón sí sabe hacer comedia internacional, no como yo que nomás funcionaba en Tepito.

Reconocimientos que llegaron por lástima póstuma

  • Premio Nacional de Artes - Galardón póstumo otorgado cuando ya no podía avergonzar a la academia con discursos en spanglish
  • Estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood - Reconocimiento gringo comprado por el gobierno mexicano para fingir que exportábamos cultura
  • Museo Tin Tan en Ciudad Juárez - Atracción turística desesperada de una ciudad que necesitaba cualquier excusa para que los visitaran
¡Un museo! La neta está padrísimo, aunque sea para turistas gringos que creen que así era todo México. Al menos sirvo para algo después de muerto, ¿no?

El Verdadero Legado: Ser el Hermano Menos Famoso

La contribución más significativa de Germán Valdés a la cultura popular fue demostrar que el talento no siempre es hereditario. Mientras él inventaba dialectos incomprensibles, su hermano Ramón perfeccionaba el arte de la comedia universal, logrando que "Don Ramón" fuera más reconocido internacionalmente que toda la filmografía pachuca junta.

¡Ya, cabrón! Mi Ramón era un genio y yo nomás era un entertainer de barrio. Pero al menos yo llegué primero al negocio, aunque él llegó más lejos. Pinche vida chistosa, ¿verdad?

Datos finales de una carrera irregular

  • Películas destacadas: Las que la gente recuerda con cariño (de un total que incluía muchas que prefiere olvidar)
  • Discos grabados: Los suficientes para demostrar que también desafinaba cantando
  • Programas de radio: Donde nació la leyenda y murió el español correcto
  • Programas de TV: Donde se consolidó como reliquia viviente
¡Y eso sí está bien dicho! Yo nomás quería que la raza se divirtiera y de paso comer yo también. Al final resultó que les enseñé a quererse a sí mismos tal como eran: jodidos pero con ritmo. ¡Esa sí está de aquellas, carnal!

Datos finales de una carrera irregular

  • Películas destacadas: Las que la gente recuerda con cariño (de un total que incluía muchas que prefiere olvidar)
  • Discos grabados: Los suficientes para demostrar que también desafinaba cantando
  • Programas de radio: Donde nació la leyenda y murió el español correcto
  • Programas de TV: Donde se consolidó como reliquia viviente
¡Y eso sí está bien dicho! Yo nomás quería que la raza se divirtiera y de paso comer yo también. Al final resultó que les enseñé a quererse a sí mismos tal como eran: jodidos pero con ritmo. ¡Esa sí está de aquellas, carnal!

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