Indie

De Inciclopedia
Ir a la navegación Ir a la búsqueda

Nota: El término Indie es tan versátil como ese amigo que toca el ukelele pero nunca lo afina. Por un lado, es un género musical que suena como si alguien grabara sus emociones en un sótano con eco y una planta moribunda de fondo. Por otro, es una subcultura que se autodefine como "alternativa", aunque paradójicamente todos se visten igual: camisa abotonada hasta el cuello, zapatillas retro y cara de que la vida les huele a vinilo. Y como los indies no hacen cosas tan convencionales como dividirse por temáticas (porque eso sería muy mainstream, claro), vamos a hablar de música y estilo de vida en el mismo batido narrativo. Total, separar conceptos es de gente que usa Excel para planear su vida.

Eso sí, si lo tuyo son los hipsters, esos artistas del café de filtro y del bigote curvo, tranquilo: tenemos un artículo solo para ellos. No queremos mezclar tribus, que luego se les revuelve el matcha. Gracias.

¡Ups! ¿No estarás buscando el artículo Indiana Jones?


¡Ups! ¿No estarás buscando el artículo India?
Cita3.png¿Qué? ¿Ya soy indie...?Cita4.png
Jesucristo sobre lo indie (en la cruz).
Cita3.png¿Cuándo se sabe cuando un Indie está listo?Cita4.png
Miguel de Cervantes sobre la gente que se quiere convertir en Indie.
Cita3.png¡Vamos! ¡Tienes que hacerlo porque nadie más lo hace!Cita4.png
Hipster sobre la presión de grupo.
Cita3.pngSer hetero está en la scene.Cita4.png
Un indie heterosexual sobre lo mainstream que se volvió la onda LGBT+.


Indie gente.

"Indie" es una palabra mágica que puede referirse a cualquier cosa: desde una textura misteriosa en la carretera hasta un manuscrito perdido donde Cervantes describe al Quijote escuchando Arctic Monkeys en vinilo. Pero en esencia —y porque el universo necesitaba otra identidad confusa—, es un subgénero musical. Uno tan indefinido que los expertos aún no saben si una banda es indie o simplemente su presupuesto para instrumentos no incluye autotune. Los seguidores del indie, cariñosamente conocidos como indios, indiotas o profetas del bajón, se caracterizan por su feroz rechazo a todo lo que suene popular... salvo cuando lo popular ya suena a ellos, y entonces sí. Armados con jeans tan entubados que requieren asistencia médica para quitarse, gafas que podrían recibir señal de Wi-Fi y converse que ya no tienen suela, estos místicos de la música creen firmemente en la superioridad de su paladar sonoro, alimentado exclusivamente con zumo de naranja y bandas que solo han tocado en terrazas de amigos.

Lo irónico es que, como la polka, el trap y los celulares calidad-precio de Xiaomi, los artistas indie tienden a fracasar en su misión de permanecer en la sombra. En cuanto logran gustarle a más de cinco personas que no usan Presearch como buscador principal, entran al temido club del mainstream, lo que es como decir que han traicionado el alma indie… o que simplemente pagaron publicidad.

Pero no confundas al indie con el gafapasta. El gafapasta cree que tú no conoces a sus bandas, aunque TikTok ya las haya usado en diez bailes y un tutorial de croquetas veganas. El indie, por el contrario, está convencido de que sus bandas no existen, que son un concepto espiritual que sólo se accede tras una sesión de meditación con incienso y dudas existenciales. Y así, aunque ya no dominen el mundo como en [Años 2010|los dorados 2010]], los indies siguen aferrados al underground con la pasión con la que uno defiende su playlist incomprensible. Que nunca se extinga ese eterno intento de ser diferente… siendo exactamente igual que los demás.

Verborrea clásica (bastante útil si estás intentando ser indie o al menos entenderles)

Has de saber utilizar la siguiente mágica lista de palabras:

(lo popular, lo común, el peor enemigo del indie.)

Cita1.pngTodo lo que sale en las listas Top de Spotify es una puta mierda mainstream.Cita2.png

  • Scene
(colectivo de bandas mediocres teóricamente impopulares que los indies escuchan y aman.)

Cita1.pngEl electro brit post-punk ya no está en la scene.Cita2.png

  • Sellout
(viene a ser "vendido". Es aplicable a CUALQUIER músico o banda que haya llegado a triunfar aunque sea en el metro o en el circo del Profesor Jirafales.)

Cita1.pngBeethoven, aparte de sordo, fue un maldito sellout.Cita2.png

  • Sobrevalorado
(Algo a lo que le dan más respeto, amor y aprecio de lo que realmente merecen (según ellos). Ya sabemos que todos los grupos están vendidos. El adjetivo sobrevalorado es aplicable también a toda música hecha jamás.)

Cita1.pngLa Orquesta Sinfónica de Londres también está (muy) sobrevalorada.Cita2.png

----

Los Fans

Son más o menos así, pero con gafas de pasta y ropa de abuelo.

Cuando los indies empezaron a notar que otros humanos también escuchaban a Radiohead, Zoé o Lana del Rey, entraron en pánico. ¿Qué sigue? ¿Que el vecino descubra tu playlist de banda croata de trip-hop folclórico ambiental? No, gracias. Así nació el Consejo Supremo Indie™, una entidad secreta conformada por baristas iluminados y coleccionistas de vinilos grabados en dialectos extintos, cuya misión es confundir, desorientar y sabotear al aspirante promedio a indie.

¿Su estrategia? Crear cuentas falsas en blogs y redes, exaltando artistas cuyo valor indie es tan dudoso como el Wi-Fi en una cafetería conceptual. Así, los incautos creen que están entrando en la élite… cuando en realidad están cayendo en la trampa y jamás podrán decir “yo los escuchaba antes de que se vendieran”.

Gracias a la sobrepoblación mundial, el Consejo se expande más rápido que los documentales sobre fermentación casera en Netflix. Pero para evitar el colapso estético, cada dos semanas eliminan creativamente a uno de sus miembros: los exilian con ropa metalera o—peor aún—¡los condenan a vestirse en Zara! Un castigo más humillante que un mal disco conceptual de 20 minutos de puro silencio.

Los indies, como buenos elegidos, llevan gafas que podrían detener proyectiles (porque nunca se sabe si alguien querrá dispararles con realidad), y se autodenominan intelectuales por saber diferenciar entre lo irónicamente aburrido y lo metafóricamente insoportable. Juran que escuchan rock, hip-hop y electrónica, pero eso es como decir que el tofu sabe a algo: técnicamente cierto, emocionalmente discutible.

La música indie de verdad, la de culto, tiene que ser insufrible. Si tiene ritmo, emoción o humanidad... está automáticamente descalificada. Comparado con esto, el pop suena como una fiesta medieval con Beethoven haciendo beatboxing. Y si el sonido es decente, algo está mal; a menos que haya sido producido en una Mac con ProTools y un presupuesto de exactamente seis centavos de dólar y dos stickers de bandas olvidadas.

Por último, ser un indieota certificado exige tener una banda favorita que nadie más conozca. Lo ideal es que sea generada por IA, grabada en un sótano, y lanzada en formato cassette digital en una plataforma que aún no existe. Si alguien más la ha escuchado... felicidades, ya no es indie y tendrás que comenzar tu búsqueda espiritual otra vez.

Clases de indies

NO!

Hay dos especies en el ecosistema indie que merecen ser estudiadas por biólogos con lentes vintage. Primero están los indies de vitrina: esos seres que se peinan como si vivieran en una película francesa y se autodeclaran "alternativos" mientras secretamente vibran con el último hit de Lady Gaga. Se dejan ver en cafeterías donde el café sabe a humo de incienso y la música parece grabada con una licuadora. Aguantan tres canciones fingiendo que entienden la angustia de un ukelele existencial, pero en cuanto pueden, se escapan al refugio seguro de los beats mainstream con rumbo a algún templo del Pop.

Luego están los indies de pura cepa, que no sólo sobreviven la experiencia sonora sino que la consumen voluntariamente... fuera de las cafeterías alternativas y sin coacción. Aunque, si uno rasca un poco, verá que también tienen su lado oscuro: comparten en redes sus discos de vinilo con títulos impronunciables, pero esconden bajo llave sus playlists llenas de Camila Cabello y Gaga como si fueran contrabando emocional. En el fondo, todos quieren ser únicos, pero sin perderse el temazo que está de moda. Porque claro, la contradicción es el verdadero género musical del alma indie.

Existen dos típicas frases lapidarias de los indies con respecto a la música:

Cita1.pngMuse no me gusta, se han vuelto muy comerciales.Cita2.png

Cita1.pngSolo porque escucho a Stuna Fishes[1] me dicen que soy indie o hipster (¡Y eso que tienen mas de 95000 fans en el Facebook, en serio!)... ¿Indie? ¿Hipster? Sólo son etiquetas. Yo sólo escucho lo que me gusta, si la gente no sabe valorarlo no es mi culpa (¡Vaya autogol!)Cita2.png

Características generales

Prepárate para adentrarte en el zoológico emocional de los “indisociables”, esa especie que vive en América Latina y España pero que asegura que su alma reside en un loft bohemio de Berlín. En Facebook se autonombran ciudadanos del mundo—o más bien de Europa occidental—porque decir que son de Lima, Caracas, Ciudad de México o hasta Sevilla les parece una vulgaridad intolerable. Su biografía digital está plagada de declaraciones como “Odio el Tik Tak y Tailandia”, que nadie entiende pero que suenan suficientemente estrambóticas como para parecer profundas.

Sus redes están decoradas con arte conceptual que parece una impresora averiada, fotos de pies misteriosos, uñas pintadas con esmaltes que llevan nombre de pecados capitales, y artículos de Magnet o Tortura Colectiva que nadie leyó pero todos fingen haber entendido. Atacan al mainstream mientras secretamente lloran con baladas de Shakira en su playlist oculta de Spotify. Lo irónico: saturan todas las redes sociales aunque aseguran que no quieren fama... sólo atención masiva, pero con estética vintage.

En lo farmacológico, se enorgullecen de su botiquín indie. No toman Aspirina, toman ácido acetilsalicílico porque suena más prohibido. Y jamás dirán que tienen ansiedad, sino “una perturbación emocional derivada de la disonancia capitalista.” El antidepresivo favorito es el desdén. Para los más teatrales, la bipolaridad fingida está de moda: malhumorados antes del café, existencialistas después del brunch. Son un espectáculo ambulante de contradicciones preciosamente empaquetadas.

Aquí tenemos un ejemplo indie perfecto, extraído de las siniestras profundidades de X:

Cita1.pngCuando la bipolaridad se me pase, vuelvo. Pueda que se me pase mañana o no.Cita2.png

Cosas indies

Para salir a la calle, un indie no necesita pantalones cómodos o bloqueador solar. No, señor. Lo que requiere es su caja de herramientas coolness™ con referencias cinematográficas tan profundas que si no sabes uzbeko, no estás listo. Ama películas con títulos que suenan a tesis doctoral como Clerks, El Cisne Negro o Gummo, y si el protagonista tiene cara de haber confundido la taza del café con el cenicero (hola, Michael Cera), mejor. Ha visto toda la filmografía de Tarantino, Korine y Kubrick en reversa, sin subtítulos, mientras escucha post-rock húngaro.

Series mainstream igual a herejía absoluta

El indie medio considera que ver La Casa de Papel es como decirle a Nietzsche que “el Zarathustra está sobrevalorado”. Solo consume series donde cada episodio es un seminario de filosofía, y los personajes hablan como si hubieran leído a Foucault en el baño. Dormir es de simples mortales; el indie se desvela viendo análisis existenciales porque su aura no descansa.

Arte, pero que no parezca arte

Ama el pop art, aunque su conocimiento se detiene en la latita de tomate. También vibra con el arte conceptual tipo “una bolsa de papas sobre una silla triste” y cree que Banksy inventó el muro. Estudia diseño gráfico, cine o moda, porque si estudias ingeniería te conviertes en parte del sistema (y eso da acné ideológico).

Los indies escriben con esto. Sólo disponible para Mac.

Gastronomía para el alma alternativa

Nada dice “soy mejor que tú” como un té de jazmín cosechado por monjes veganos en la ladera de Nepal. También bebe limonada con vodka porque le gusta vivir al límite... en Instagram. Su dieta parece patrocinada por conejos budistas: todo orgánico, vegetal y bendecido por Morrissey.

Transporte eco-snob

Usa bicicleta vintage de una sola velocidad, aunque viva en una cuesta. Ama la combi porque es "transporte con alma". Si tiene que usar taxi, pregunta si el conductor practica meditación antes de abordar.

Hablando sobre transporte eléctrico alternativo....

Tecnología emocionalmente selectiva

El iPhone es su tótem sagrado, y Android es para plebeyos sin sensibilidad estética. No es que sea arrogante... es que le molesta la existencia de los pixeles sin filtro sepia. Publica fotos de su desayuno “deconstruido” con subtítulos existencialistas tipo “¿Qué somos sino un cereal flotando en la leche del universo?”

Ubicación astral

Nadie sabe dónde vive realmente. A veces dice que está entre Berlín y su alma, otras veces está “temporalmente” en Bucaramanga porque está “descubriéndose”. Su dirección oficial está en su mente y su corazón está en un vinil de Radiohead.


Síndromes indie guía médica para el alma hípster

Indie-aguardientera borracha en tributo a Charles Bukowski, después de la ingesta excesiva de jugo de naranja con un poco de vodka.
  • Síndrome Underground (o “me gustaba antes de que fuera cool”)

Síntomas: brotes de furia existencial cuando su banda de garaje con nombre impronunciable aparece en el Top 50 de Spotify. El indie afectado grita “¡SE VENDIERON!”, se recluye en una cafetería de paredes rústicas y cambia de banda favorita cada vez que un algoritmo los reconoce. [[[TikTok]] es el enemigo jurado. La radio, una traición. La televisión, una blasfemia.

  • Síndrome de Sobreestimación Musical

A esta especie le basta con nombrar tres bandas en una conversación casual para mostrar superioridad cultural. Adoran a Radiohead como si fueran los apóstoles del Apocalipsis sonoro. Brian Eno no solo hizo música: según ellos, inventó el tiempo. Si no has escuchado a My Bloody Valentine en vinilo japonés, ¿realmente has vivido? Todo lo que no suene como una grabación desde una cueva húmeda del norte de Islandia es mainstream.

  • Síndrome del Pseudo (también conocido como “todo lo real es falso”)

Todo está contaminado por el prefijo pseudo-. Pseudo-rock, pseudo-arte, pseudo-literatura. Incluso pseudo-café si el barista no lleva bigote. Los indies hacen más curaduría semántica que Wikipedia: nada es lo que parece y si lo parece, ya no sirve.

  • Síndrome del Outfit Irónicamente Feo

El afectado invierte horas en curar un look que parezca descuidado, sin esfuerzo y estéticamente cuestionable… pero que cuesta el triple de un traje formal. ¿Pantalones de abuelo con una chaqueta de los 70 y unas zapatillas rotas deliberadamente? Obra maestra. No se visten mal: redefinen la moda desde el sarcasmo textil.

  • Síndrome del Vinilo Compulsivo***

No importa si no tiene tornamesa: ¡el vinilo es arte decorativo, emocional y espiritual! El indie afectado considera que escuchar un disco en digital es como ver la Mona Lisa por Zoom. Acumulan vinilos como si fueran oro: edición japonesa, prensado alemán, remasterización secreta... La colección es más sagrada que la biblioteca de Alejandría, aunque nunca escuchen nada porque “están esperando el momento perfecto”.

Reglamento Indie Universal™

Aprobado por el Comité Supremo del Misticismo Musical Alternativo, en sesión eterna de humo, vinilos y estiramientos existenciales.

Artículo 1: Dogma Radioheadiano Se declara, con la solemnidad de una misa en vinil, que OK Computer es el Everest artístico. Todo lo que vino después es una peregrinación desde lo sublime hasta lo “meh”. Thom Yorke lloró en el arte conceptual, y todos debemos llorar también. El oso psicótico es nuestro espíritu guía, protector y peluche chamánico.

Artículo 2: Post-rock: el martirio sonoro del alma hipster Las bandas como Sigur Rós, Mogwai y Austin TV serán defendidas como obras incomprendidas, aunque produzcan el mismo efecto que ver un documental islandés sin subtítulos. Tres canciones seguidas causan parálisis emocional, pero eso es el punto. Solo los iluminados resisten.

Artículo 3: La década dorada según el oráculo indie Los ochenta no fueron una época: fueron una revelación cósmica. El uso de sintetizador equivale a acceso directo al Nirvana musical. Quien no lo usó, queda condenado a la irrelevancia histórica. Metaleros: a sus cavernas, por favor.

Artículo 4: La santa caja de ritmos Toda banda indie debe constar de mínimo:

El uso excesivo de estos elementos justifica cualquier falta de melodía, ritmo, o sentido.

Artículo 5: “!!!” como mantra sagrado Pronúnciese con reverencia: chk chk chk. Si se llamaran “Juanito y los sintéticos”, serían tan indie como un álbum de Bad Bunny.

Artículo 6: Ramones: el logo, no el legado Si no los has escuchado, no importa. Lo importante es llevar la camiseta vintage, preferentemente desgastada por los años (o por diseño prelavado).

Artículo 7: Doomers: una taxonomía basada en zapatillas y lágrimas

  • Converse negras: nivel 1 — conoce una canción de Death Cab
  • Converse moradas: nivel 2 — llora escuchando Bright Eyes
  • Converse arcoíris: nivel final — escribe poesía en blogs muertos

Artículo 8: Prohibiciones eternas Quedan proscritos todos los géneros que no eleven el alma indie a niveles místicos, entre ellos:

  • Heavy metal: greñas y testosterona, ¿para qué?
  • Cumbia, salsa y banda: demasiada alegría.
  • Reguetón: ni lo mencionen sin quemar incienso.
  • Música clásica, country, corridos tumbados y K-Pop: nope.
  • EDM y ambient sin aura indie: bloqueados sin piedad.

Los que insistan en escuchar esto serán tratados con una mezcla de burla, compasión fingida, y una invitación a reflexionar en una esquina decorada con posters de Arcade Fire.

  • Artículo final: ¿Y tú, ya renegaste del mainstream hoy?

Todo adepto debe publicar al menos una vez por semana una crítica incomprensible sobre una banda rusa que solo graba en cassette y nunca ha dado entrevistas. Así se accede al círculo superior del indie.

Estos tipos solían estar en la scene, hasta que se vendieron con toda vileza al prestar su imagen para este artículo.

Sellouts

Cuando una banda indie, pura y libre como un ciervo vegano en la pradera, se transforma en una “banda sellout”, los medios te dirán que fue por dinero, fama y un contrato con sabor a opio corporativo. ¡Mentira! La realidad es más escalofriante que un disco de reguetón en vinilo.

  • Caso #001: ABDUCCIÓN SONORA

Según archivos desclasificados por el Comité Intergaláctico de Regobeyos, muchas bandas indies no se venden... ¡son reemplazadas! En noches sin luna, estos artistas son raptados por extraterrestres con peinados sospechosamente modernos. Los aliens crean réplicas exactas —pero con un toque de autotune y un inexplicable amor por los patrocinios de bebidas energéticas—. ¿Conquistar el mundo a través del pop? Claro que sí. La invasión musical ya comenzó.

  • Caso #002: LA HABITACIÓN "101 DÁLMATAS"

Dicen que hay un sótano secreto en las oficinas de las disqueras donde las bandas son encerradas, obligadas a escuchar las 10 canciones más reproducidas en Spotify en bucle. Allí, bajo tortura sónica, pierden su espíritu indie y salen convertidos en influencers que solo escriben letras sobre fiestas en yates. ¡Despojados de sus pantalones de mezclilla orgánica y obligados a usar zapatillas blancas sin personalidad!

Cada vez que una banda "indie" lanza colaboración con una marca de ropa urbana, recuerda: tal vez estás escuchando a un alienígena enmascarado, o a un músico que sobrevivió a la Habitación 101 Dálmatas.

Bandas "indie"

Cita3.pngIgor Stravinsky dijo: "Es difícil, casi imposible escuchar música inteligentemente cuando se tienen los calzones empapados..." O tal vez no lo dijo nunca...Cita4.png
Vocalista de una banda indie intentando justificar su nula calidad musical.

Podríamos subir también los álbumes... pero hay dos razones de peso (no las del bajista, aunque también cuentan). Primero, no queremos que el servidor colapse como fan en concierto de Taylor Swift por culpa del ancho de banda. Segundo, el Consejo Supremo Indie podría enviarnos un correo pasivo-agresivo por romper el pacto de los secretos musicales sagrados. Y claro, no queremos que nos deporten al exilio digital con Assange.

Así que, en vez de complicarnos la vida con legalidades y espacio web, mejor decidimos listar a las infames: traidoras del lo-fi, vendidas al algoritmo, corruptas por los streams, falsas como playback, descaradas como reguetón a las 3AM, y malas... pero con buena producción. Entre muchas (pero muchas-muchas-muchas), estas son:

Las leyendas que se subieron al tren

  • Radiohead: El antídoto indie que terminó anunciando discos como si fueran el clima en los noticieros. También salieron en VH1... no hay vuelta atrás.
  • The Killers: Trajeron su propia línea de celulares, no aceptan rusos ni chinos, adoran a los Estados Unidos y están en todos lados. Son básicamente los Starbucks del indie.
  • Arcade Fire: Ganar un Grammy fue el equivalente a gritar “¡Véndeme, por favor!” en medio de un bosque.
  • Muse: De rock épico a soundtrack de vampiros brillantes. Crepúsculo, bro.

Salieron en MTV... así que ya se mancharon

  • Interpol: Con ese nombre pensábamos que al menos se mantendrían ocultos... pero MTV los puso a bailar.
  • The Strokes: El garage rock que aparece más en tele que los superhéroes y videojuegos.
  • Miniature Tigers: “Cannibal Queen” es famosa... y eso es TODO. Un hit y su certificado de “medio vendido”.
  • Franz Ferdinand: Un premio por “Take Me Out”... justo antes de que el indie los sacara.
  • White Lies / Editors / Modest Mouse: El trío que se dejó seducir por los focos del mainstream. ¿También les dieron Doritos?

Vendidos en formato Cine/TV/Publicidad

  • Sigur Rós: Pasaron de paisajes islandeses místicos a musicalizar los Simpson.
  • Explosions in the Sky: Son la música oficial del comercial promedio con voz profunda tipo “en la vida, hay que elegir... el Futurephone 3000.”
  • Pixies: “Where is my Mind?” salió en El Club de la Pelea... y desde ahí, no hemos vuelto a encontrarla.
  • Pavement: Si saliste en Jackass, ya no puedes llamarte “underground”.
  • Porter: Coca-Cola te puso en un anuncio. Acéptalo. Ya no eres indie. Eres efervescente.

Premios que les dieron la patada al alma alternativa

  • Florence + The Machine: Lo más comercial que Europa ha dado desde el queso Brie.
  • Paté de Fuá: Nominación al Grammy = boleto dorado para la maldición del reconocimiento.
  • Phoenix: Salieron en Saturday Night Live. El indie murió esa noche.
  • Café Tacvba / Zoé / Natalia Lafourcade / Carla Morrison / Mon Laferte: Pasaron de la banqueta al Palacio Nacional, y no lo digo figurativamente. Mainstream con gorros guinda.

Radiados, premiados, descaradamente visibles

  • Vampire Weekend: Salir en MTV + gay = doble combo de visibilidad. El indie los dejó por WhatsApp.
  • Blur: Damon fundó Gorillaz, y ahora puedes escucharlos hasta en el OXXO.
  • The Flaming Lips: Tocaron con Miley Cyrus. ¿Qué sigue? ¿Colaboración con el elenco de Paw Patrol?
  • Dido: “Alternative” con corazoncito pop en la frente desde el día uno.
  • Amy Winehouse: La leyenda empezó después del fin. Sí, eso ya no cuenta.

“Alternativos” en América Latina pero Mainstream en el resto del mundo

  • Girls Aloud: Aquí parecen “raritas cool”, pero en Europa eran básicamente las Spice Girls con nuevas coreografías.
  • Florence + The Machine: Algunos creen que es “arte etéreo”, pero en Europa es pan de cada día, como el baguette.
  • Blur: Damon Albarn tiene a Gorillaz y colaboraciones con media industria. Si no es mainstream, entonces el término ya no significa nada.
  • Phoenix: “Lisztomania” en Latinoamérica suena alternativa… en Francia, es lo que ponen en el súper.
  • Vampire Weekend: En América Latina suenan “diferentes”, pero en Estados Unidos son los hijos consentidos del Ivy League.
  • M.I.A.: Aquí pasa como rebelde indie, allá colaboró con Timbaland y sonó en el Super Bowl.
  • Khruangbin: En México los presentan como revelación global, pero Newsweek ya les hizo reseñas y en EE. UU. son tan trendy como las tote bags.
  • Amy Winehouse: Algunos creen que fue redescubierta después de su muerte, pero fue gigante en vida... como Adele pero con más drama.
  • Asia Argento: Alternativa y edgy en los rincones latinos, pero en Europa tiene la fama ya empacada en celofán cinematográfico.
  • Monsieur Periné: “Nuestra Canción” es la banda sonora de TikTok, y eso en sí ya los convierte en mercancía pop del siglo XXI.

Los que siguen siendo tan indie que ni saben que existen

  • Diagnóstico Canalla: Solo los usan como contraseña WiFi. Y eso porque alguien se equivocó de banda.
  • Los Rodelos: ¿Indie? Esto fue una alucinación en un sueño... ni Freud puede con eso.
  • Ghost Society: “¿Somos una banda?” — ellos, probablemente. Metanlos en el diccionario junto a “ni idea”.
  • Wedgie: Dos niños que no saben que están en una banda. Si eso no es lo más indie, entonces ya no sé qué es la realidad.

De todos modos, ni siquiera las clásicas bandas indie siguen siéndolo: ahora las conocen más de una persona... Y mientras, los directores de orquestas de música clásica están enojados porque casi nadie quiere oírlos. Sí, esto no tiene sentido.

Enlaces independientes y alternativos

Soy Hipster.

Wikilogo botante.gif Para los interesados en la versión
menos seria y verídica, Wikipedia
tiene un artículo sobre:
Indie




  1. Reemplace con el nombre de cualquier banda desconocida. Invéntela, si es del caso.




Cervantes.jpg

Artículo destacado

Este artículo ha sido destacado en la Portada por decisión popular.

Los rumores sugieren que sus autores fueron instruidos
por el mismísimo Miguel de Cervantes.