Vlad III Ţepeş
El Cid Empalador Conde de Dráculea | |
Publicado por | Arturo Pérez-Reverte |
Debut como depravado | 1442, cuando le metió un lápiz a una morsa por su cabo anal |
Creadores | Satanás (los rumanos dicen que fue Dios) |
Nombre Real | Vladimiro que te miro |
Afiliaciones a Grupos del Bien | Sociedad de Rumanos Chupasangre (ARCh), Organización Internacional de los que Están Dando Siempre por Culo (OIEDSC) y Partido Nazionalsociolisto |
Alias | Aparte de Ţepeş: El Malomaloso, El Puto Amo, el Cristales o Tostadora Valiente |
Relaciones | Dos mujeres, con las que tuvo un par de hijos retrasados, y luego acabó con Tio1.jpg, que es igual de feo |
Superpoderes | Conjuro de mago de nivel 4: Bosque de Palos. 800 palos surgen del suelo inmediatamente |
Web Personal | En el siglo XV no había webs |
Vlad III Ţepeş, o El Cid Empalador llamado en un principio Vlad, luego Vlad Dracvlea (hijo del dragón o del demonio, y finamente como debe ser) es un héroe rumano que triunfó en la Edad Media (siglo XV) como uno de los gobernantes más exquisitos y refinados del viejo continente. Al menos, en lo que a torturas se refiere. En el resto de casos, era un cabrón, pero cómo nos mola oír sus fechorías, caramba. Famoso por su carácter diplomático y afable (dejaba hablar al oponente hasta 40 segundos antes de cargárselo) le hizo ganarse muchos amigos, entre ellos, sus hamijos turcos del alma.
Su vida
Vlad A.K.A.Teppes Draculea , es un héroe nacional de Rumania,conocido por empalar a sus victimas y robar cobre.
Vlad llegó al mundo en el invierno de 1431 en Transilvania, que no era más que un feudo sangrío a donde la metrópoli de Budapest mandaba sus caquitas. La casa de Vlad aún hoy puede verse en su localidad natal, Şighişoara. Es una casucha supercutre (osea), que en un país normal se hubiera derribado para construir una VPO.
Su padre venía a ser también un poco capullín, ya que incluso llegó a llamarse Vlad Dracvl (dracvl significa dragón, aunque en Valaquia dicen que significa demonio, lo que da constancia de la homogeneidad de la lengua rumana). Su hijo no sólo iba a colmar las espectativas del padre, sino que las superaría con creces.
Primer destierro de El Cid Empalador
A los 13 años, el hamijo Vladimiro se emancipa de su padre (porque se lo cargaron, claro está), y fue enviado a Turquía junto a sus hermanos Radu y Mircea para presenciar la Pasarela de Empalados Estambul 1444, dicen que una de las mejores de aquella temporada primavera-verano, donde se expusieron a la vista del populacho los mejores cuerpos convertidos en pinchos morunos, ricos, ricos, ricos. Vlad disfrutó tanto con el espectáculo que lod ejó marcado para el resto de su vida, tanto que el empalamiento será su razón de ser nada más llegar al trono.
Tras la muerte de su papi, pronto le llegó el turno al hermano Mircea, al que enterraron vivo (algo que aún no hemos hecho con Bush o Zetapé, de forma incomprensible). Todo perpetrado por los boyardos, que no eran más que los ricachones de la Valaquia de entonces (digamos que eran la innombrable de entonces, que se juntaban como hienas cazar a una presa indefensa. Esos eran los boyardos (no se quejarán de mi benevolente descripción), y Vlad se lo agradeció eternamente a los boyardos (muchos de ellos incluso fueron invitados por Vlad a la Pasarela de Empalados Tirgoviste que cada semana se celebraban en dicha ciudad).
Tras quedarse solo (su otro hermano Radu se fue a tomar unos pinchos a Canarias) decide descubrir mundo (sin descubrir nada), y en 1456 se encuentra con un trono vacío que el ocupará, en un principio para darse a la buena vida, pero posteriormente fue para sacarse los mocos, beber sangre y empalar, y si le hubieran dejado un siglo más, hubiera llegado más lejos.
Vlad Presidente
Durante seis años, hasta 1462, Vlad promueve la entrada de Valaquia en la ONU, cosa que consigue en 1457. También funda el primer estadio de furbo en la actual Rumanía, y comienzan a hacerse caminos de arena para transportar el alcohol y las putas. En su historial positivo encontramos en las crónicas numerosos festejos empalamentarios, los primeros organizados por él, y que serían ley de estado semanalmente, como la Liga. Los primeros afortunados en probar la miel del palo fueron los habitantes de Sibiu y Braşov, que como no querían pagar la propina a Vlad y a su Valaquia, evidentemente se lo tomó de buena manera y los invitó al desfile. Allí fueron, y allí se quedaron para siempre, claro... Colgando de un palo como las banderas de los ayuntamientos. Todo un honor, como sólo Vlad puede darlos. Ya por entonces el pueblo, entusiasmado, lo llamó Ţepeş (empalador, o empalaculos que es exactamente lo mismo). Por cierto, sus amigos boyardos del alma no se iban a quedar sin premio, es más, se llevaron el premio gordo. Pero para eso se hará un capítulo aparte.
Por desgracia, no todos iban a estar felices, ya que algunos infieles, como Dan II, anterior príncipe de Valaquia, le tocaba mucho los huevos que Vlad, enemigo de la infancia cuando jugaban al teto, fuera rey de Valaquia. Peor no lo consiguió. Nadie alza su mano contra el gran Vladimiro.
Segundo destierro de El Cid Empalador
En 1462, como la gloria no dura mucho, Vlad perdió la I Guerra de las Galletas contra los húngaros, que ocuparon Tirgoviste y mandaron a Vlad a Hungría para que medite. Y vaya si meditó. Si hasta escribió su propia obra, La sangre y el bukkake en su significado sadocientífico, ejemplar traducido a dos idiomas (rumano antiguo y rumano moderno) y que fue el ensayo número 3.390 entre los más leídos de la historia de Rumanía. Aparte del libro, sobre todo se dedicó a pedirle a los Reyes Magos unos cuantos ratones y palomas (y si no, las cogía él mismo) para imitar las pasarelas de antaño, atravesando sus cuerpecitos con un destornillador, o con lo primero que pillaba a mano. Este Vlad era curioso.
Vlad Presidente (2ª parte)
En 1973, Vlad inicia una huelga de hambre porque quiere escapar del castillo, y las autoridades húngaras, conmovidos, lo dejaron escapar. Fue el primer precedente de Iñaki de Juana Chaos.
Nuestro protagonista, más crecido que nunca, se cree que podrá acabar él solito con el Imperio Otomarrano, ¿lo podrá conseguir? Pues la historia nos dijo que, obviamente, sí no. Aunque bueno, sí que consiguió llegar a Estambul y reanudar las pasarelas empaladoras, algo que el pueblo turco agradeció en demasía.
Por desgracia, una panda de pelagatos y lametraserillos que conformaban el ejército turco acabó con la vida de Vlad y de sus pocas decenas de defensores, que se enfrentaron contra 200 turqueses. Como Vlad es un héroe, pero no Dios, la palmó, cortaron su cabeza, que sería la base para los balones Nike tan molones que circulan por el mundo del furbo actualmente. El cuerpo lo enterraron, no hace falta que lo dijera.
Es mentira, Vlad muere a manos de los Belmont con sus estupidos increibles latigos
Situaciones curiosas
Durante la vida de nuestro fazañero y valiente príncipe se han sucedido capítulos interesantes de narrar, a cada cual más bondadoso por parte suya (en hechos reales):
El comerciante
Esto era un tío que llegaba de comprar unas ciruelas y un trapo protugués de bajo standing para entregárselo a Vladimiro. Vladimiro, humilde como él sólo, le paga gustosamente. Es más, hasta le dio una moneda extra . El comerciante recuenta las monedas y ve que le ha dado una de más, y se la devuelve. Vlad, despistado, comprende el error y acepta la moneda como buen señor, y lo deja marchar , no sin antes dejarle claro que lo hubiera empalado si no se la hubiera devuelto .
El monje escrupuloso
Un día, un monje un poco incauto se atrevió a decirle a Vladimiro que el castillo olía a mierda, lo cual era cierto, porque tanto muerto reunido no huele a rosas precisamente. Vladimiro, con ese carácter diplomático que lo caracteriza, invita a nuestro monje a pasar por el palo, quedando colgando en las alturas. Vladimiro, preocupándose como siempre por sus amigos, dice:
Vlad: ¿Ahí arriba se huele mejor?
Monje: Sí sí... y con este palo tan dentro de mí, me da hasta gustirriníiiiiiiiin... (era gay, seguramente).
La copa de oro
Tras beberse un cubatilla mezclado con sangre de adolescente en una copa de oro, Vladimiro decidió ir a la plaza central de Tirgoviste y poner la copa de oro llena de vino, para que todo el que quisiera beber, bebiera. Fijáos hasta dónde llega el altruísmo de nuestro héroe, que pone objetos de oro tan preciados a disposición del pueblo. ¡Cuántos gobernantes necesitamos hoy en día que compartan sus cosas, como Vladimiro!
Nota: si alguien osase robar la copa, sería empalado, hervido vivo y obligado a repetir cien veces: no volveré a robar una copa de oro en la plaza del pueblo. Evidentemente no lo volvería a hacer, porque a los dos minutos ya la habría palmado.
El funeral de Dan
Un voivoda (príncipe) infiel a Vladimiro, llamado Dan, fue pillado in fraganti por él, y fue premiado a asistir a la excavación de una tumba y un rito fúnebre. Dan, emocionado, lloraba como una nena de felicidad. Tardaría mucho en disfrutar de una escena así (de hecho, eran sus propios funerales. Le cortaron la cabeza y lo enviaron al hoyo para que se pudriera).
Vlad y Drácula: destapemos la mentira
En el siglo XIX, un irlandés aburrido y desgraciado llamado Bram Stoker emula al amigo Miguel de Cervantes y escribe su particular libro de patrañas y tergiversaciones históricas acerca de nuestro héroe. El muy lelo comienza inventándose un personaje de capa negra, (roja por dentro), largos colmillos (como el que se puede observar en la foto de Vlad del principio, sólo que eso es un Fotochop mío para creerme más gracioso), tez pálida y que le gusta dormir de día y salir de noche (como Ronaldo).
Todas estas falacias se aplicaron a Vladimiro, y todas las generaciones de jóvenes y jóvenas han tenido que tragar que Vlad llevaba colmillos, capa e hincaba el diente a unas sumisas vampirillas. Pero aquí, en la Inciclopedia, ya os digo yo que la obra de Stoker es un cúmulo de despropósitos que debió haberle costado la cárcel y cinco horas de Cine de Barrio al día, por manipulador y abrazafarolas.
Este librejo del tres al cuarto fue prohibido en Rumanía hasta 1992, cuando todos estábamos contentillos por los JJ.OO. de Barcelona, por lo que se dignaron a permitir su venta. Eso sí, no para leerlo, sino para que los rumanos se limpiasen el culo con él. Las páginas del libro de Stoker son una de las marcas de papel higiénico más vendidas en Rumanía, por delante del Diario Marca incluso.
Sus torturas pasarelas
Normalmente, Vlad III es mundialmente conocido por su táctica festiva que tan hondo caló en Rumanía y Turquía: el empalamiento. Esta táctica consiste en meter palos por el culo. A ser posible, gruesos, claro, para que de más placer. En el capítulo 78 de Bricomanía se recogió la siguiente receta para obtener una magna obra, pero para ello hay que seguir varios pasos (recomiendo que lo probéis, si odiáis a alguien es el momento para que ese alguien os visite):
- Desnúdal@ (y no te empalmes). Si es tío no temas por tus inclinaciones chechuales, y si es tía, tíratela, a no ser que sea un cardo. Si eres tía y quieres empalar a uno, tíratelo, a no ser que sea un cardo, y si es tía, ponla a ver fútbol duranto 48 horas seguidas, para que sufra.
- Ábrel@ de patas. Indispensable. Antes deberá colgarse al afortunad@ del techo, para que se quede colgando como Sadam Hussein.
- Coge un palo. En algunos casos, se pide la participación de un negro con un rabo de 2 metros, que surtiría un efecto semejante, o en su defecto, a un forero de Meristation, cuyo falo lo mismo o más.
- Poner el palo/falo en vertical. Recordemos que el objetivo final es hacer un pincho moruno de golpe, sin asarlo a la parrilla. Pero si queremos dar ese paso, lo colocaremos en horizontal.
- Untar el palo/falo con chile, petazetas y aceite de naranja, para que entre mejor.
- Dejar caer al afortunad@ sobre la punta del palo, previamente moldeado a gusto del empalador.
- Tras ver cómo el afortunad@ disfruta con el procedimiento, llegará un momento en el que el placer es tal que caerá dormido
(en realidad la ha palmado por el sufrimiento). Es el momento de prender un poquito de fuego, a 210ºC durante media hora para que el cuerpo quede doradito como el cuerpo de un chino.
- Una opción complementaria, antes de tostarlo, es añadirle cereales, muslos de pollo, limón, tomates, perejil o lo que le de la gana al consumidor sobre el afortunado, previamente untado en aceite. Luego se procedería a la quema.
Tras todos estos pasos, ya puede disfrutar de su primer pincho moruno humano, como ya lo hizo Vlad hace seis siglos. Lo que hacía luego es berberse la sangre, pero eso ya sería pasarse mucho para lo que es el mundo de hoy. Pero oye, con la de frikis que rulan por aquí a diario no me extrañaría que alguien lo hiciera.