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Música sacra

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Último concierto sacro en Sodoma. Se puso tan intenso que el grupo de ángeles pirómanos terminó porculado. Larga historia.

La música sacra, orgullosamente posicionada como la tercera forma de arte más sagrada (justo después del cine sacro y el diseño gráfico sacro), es aquella que se toca con el sacro. No confundir con la música secular, que se toca con el culo (y por ello suena como tal).

Esta melodiosa forma de adulación divina se utiliza en contextos litúrgicos (originarios de la exótica tierra de Liturgiania) o religiosos (provenientes de la no menos pintoresca Religionia). Su propósito es expresarle a un o varias divinidades - o a su representante terrenal, ya sea profeta, santo, patata o incluso el administrador de Inciclopedia - lo mucho que se le quiere, se le teme, o ambas cosas a la vez.

El objetivo principal es mantener distraído al dios de turno. Así, mientras la divinidad está ocupada moviendo la cabeza al ritmo, los fieles pueden colar sus peticiones de favores o intentar disuadirle de enviar plagas, diluvios o temporadas adicionales de series de El Señor de los Anillos.

Desde el islam hasta el judaísmo, pasando por el sinismo (la religión de los que siempre dicen que ), cada cultura tiene su propia versión de "Dios's Got Talent". Cada religión usa la música para diferentes propósitos. En el islam, por ejemplo, hay canciones para rezar y otras para celebrar que finalmente aprendiste a pronunciar "bismillah" correctamente. Los budistas usan la música para meditar, porque contar ovejas ya pasó de moda. Los sijs tienen el Kirtan, que es una alegoría al dios Karaoke.

Géneros populares

Tríptico de la Iglesia Pastafari local. Únicamente imprímelo, ármalo y canta en nuestra congregación.

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Desde que alguien decidió que Dios necesitaba una banda sonora, la música sacra occidental ha estado produciendo éxitos por todos conocidos (nota, con "todos" nos referimos a los nacidos en el Siglo XIX.
Top de mejores estilos musicales sacros para todos los gustos, mientras tus gustos sean buenos:

1 La Misa: También conocida como "El Concierto Dominical Obligatorio". Género musical que garantiza la salvación o la devolución de tu dinero.

2 El Réquiem: La versión clásica de "Another One Bites the Dust". Perfecta para funerales o para cuando quieres que tus enemigos entiendan una indirecta muy directa.

3 El Te Deum: Literalmente " de Dios", pero realmente significa "A Ti, Compositor, por hacernos cantar en latín sin entender nada".

4 El Magníficat: La canción "Todo sobre Mi" de María. El primer podcast autobiográfico, pero cantado.

5 El Stabat Mater: O "Mamá está de pie junto a la cruz y alguien decidió ponerle música". Género ideal para madres que quieren hacer sentir culpables a sus hijos.

6 El Oratorio: Ópera religiosa para aquellos que pensaron que la Biblia necesitaba más drama y arias.

7 La Cantata: Como el oratorio, pero para iglesias con presupuesto limitado.

8 El Motete: Pieza corta polifónica, perfecta para cuando tienes TDAH musical pero aún quieres alabar al Señor.

9 El Salmo: Poesía bíblica musicalizada sobre peces. David fue el primer rapero de la historia, pero con arpa en lugar de tornamesas.

10 El Villancico: Canciones navideñas que todos conocen cantados por villanos.

Son obras célebres de música sacra:

  • El "Magnificat" de Bach (1733), conocido por su su sección de ángeles que fueron contratados para tocar trompetas en vivo lo que provocó el Apocalipsis por adelantado y una reprimenda a todos.
  • "El Mesías" de Händel (1741), famoso por su coro "¡Aleluya!" que despierta a los feligreses dormidos con los sacerdotes de la iglesia.
  • El "Stabat Mater" de Pergolesi (1731), obra maestra del dolor y la angustia, perfecta para animar cualquier fiesta.
  • El inconcluso "Réquiem" de Mozart (1791), que dejó a los fantasmas inquietos vagando por los cementerios.
  • La "Missa Solemnis" de Beethoven (1823), tan larga y compleja que los curas temen usarla en misa por si los feligreses se revelan.
  • El "Te Deum" de Berlioz (1849), himno triunfal perfecto para celebrar que has encontrado aparcamiento en el centro un sábado por la tarde.
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Alelu-ya, Alelu-ya

¡Ramen-ya!, ¡Spaguetti-ya!,

¡Tallarín-ya!

El Monstruo de Espagueti Volador reina ya

¡Pasta-divina-ya!, ¡Fideos-sagrados-ya!


¡Albóndiga-ya, Parmesano-ya!

¡Colador-ya!

Los reinos del mundo

son ahora de la Pasta

y de su Salsa Todopoderosa, ¡arrr!


Reinará por siempre al dente

Pirata de piratas,

Espagueti de espaguetis

Con tentáculos tallarinescos dominará


Colador de coladores,

por los siglos de los siglos

En nombre del Ramen,

la Pasta y el Espíritu Tallarín ¡R'Amen!

El Pastasías, HWV 56a (en pastafarí, Spaghettiah), es un oratorio en fideolingüe compuesto por Georg Friedrich Händelvini en 1741, con un texto culinario recopilado por Charles Jentallarines del Libro Sagrado del Espagueti Volador y del Recetario Pirata, la versión de las Salsas incluida en el Libro de Cocina Común. Su estreno fue en Dublín el 13 de abril de 1742, acompañado de una degustación de pasta al dente. Después de una acogida inicial modesta (algunos comensales se quejaron de que la pasta estaba demasiado cocida), el oratorio ganó popularidad y finalmente se convirtió en una de las obras corales más conocidas e interpretadas con mayor frecuencia en la música pastafariana occidental.

El texto de Jentallarines es una reflexión extendida sobre el Monstruo de Espagueti Volador como el Mesías llamado Pasta Divina. El texto comienza en la Parte I con profecías de Isallasañas y otros, y pasa a la anunciación a los piratas, la única «escena» tomada de los Evangelios Tallarinescos. En la Parte II, Händelvini se concentra en la Cocción y termina con el coro «Ramen-ya». En la Parte III, abarca la resurrección de los fideos al dente y la glorificación del Espagueti en el cielo de queso parmesano.

Historia

Prehistoria

Mozart prehistórico componiendo su réquiem al brontosaurio.

Hace cientos de millones de años, los cavernícolas consideraron que casarse con mamuts cazar mamuts y pintar las paredes no era suficiente emoción. Así que, en un arranque de inspiración (o indigestión de carne de mamut), inventaron la música sacra prehistórica, para molestar a los espíritus animistas en sencillos pasos.

Con huesos de Manny, caracolas marinas y colmillos de gallifantes, crearon los primeros instrumentos musicales, produciendo sonidos tan melodiosos como un gato en una licuadora (descripción meramente especulativa, nunca hemos metido un gato a una licuadora y aunque tampoco una licuadora a un gato).

Para complementar esta sinfonía del infierno, añadieron sus propias voces, gritando y gruñendo, mientras saltaban y se agitaban al pisar un hormiguero radioactivo (ese era el ritual, a mí no me preguntes). El resultado fue una cacofonía tan espantosa que los últimos dinosaurios terminaron extinguiéndose. Esta forma primitiva de expresión musical, que hoy en día llamaríamos "noise experimental post-apocalíptico pre-histórico", era en realidad el antecesor directo del Progressive Metal moderno.

El propósito de todo este alboroto era, por supuesto, asustar o seducir a sus deidades. Porque la mejor manera de ganarse el favor de los dioses era o bien hacerles huir despavoridos o enamorarlos con el sangrado intestinal de oídos (los espíritus tienen una anatomía particular).

Antigüedad

Orfeo usaba su música de semidios para atraer conejos para comérselos y después los cocinaba.

Conforme la humanidad evolucionaba (?) de simios a influencers, la música sacra experimentó una revolución. Ya no bastaba con tocar el sacro; ahora se incorporaban otras partes del cuerpo. La boca, las manos, los pies e incluso el piano (ese órgano vital tan desconocido). La tecnología, esa enemiga jurada del silencio, trajo consigo instrumentos más sofisticados: tambores de hueso y flautas de carne, convirtiendo los rituales religiosos en una mezcla entre concierto y carnicería.

Con la invención del lenguaje (porque gruñir y señalar ya no era suficiente), las letras se sumaron. Estas composiciones líricas, lejos de alabar virtudes divinas, preferían ensalzar los actos más moralmente cuestionables de las deidades porque en ese momento la mercadotecnia era más honesta.

Para dar más punch a estas alabanzas, se añadían extras como sacrificios humanos o animales, celibato o guerras santas. A medida que avanzaba la historia, diferentes culturas refinaron estas prácticas, aunque en esencia seguían haciendo lo mismo pero con mejor marketing:

Música religiosa del Antiguo Egipto.

Los chinos, obsesionados con los Feng mitológicos (no confundir con el Feng Shui, aunque ambos implican mover cosas), descubrieron que las cañas de bambú cortadas adecuadamente sonaban bien. Desarrollaron un sistema modal y armónico tan complejo que hasta hoy nadie le ha prestado mucha atención, pues esas cañas terminaron como papel higiénico de algún chino antes de volver a ser alimento de panda.

Los egipcios, por su parte, llevaron la música a todos los ámbitos de la vida, incluyendo sus visitas al trono (no el faraónico, el otro). Las canciones sagradas interpretadas por los sacerdotes eran increíblemente sofisticadas, pero debido a los votos de celibato y a que era una profesión transmitida de padres a hijos... digamos simplemente que esa carrera no tenía mucha longevidad.

Música cristiana

Según algunos estudiosos (que pasaron demasiado tiempo escuchando Divano de Era en el 2000), la música más antigua de la Iglesia cristiana era una mezcla entre la música judía de culto baja en jamón y un toque de sabor siríaco. Estaba en algún punto entre el canto y el habla, como un sermón musical en rap o una homilía con ritmo, lo que significa que sonaba como un montón de gente murmurando en un idioma extraño si es que era un idioma en el que hablaban.

Las raíces de la música cristiana primitiva provienen de las primeras órdenes monásticas ascéticas. Mientras los primeros cristianos predicaban la abstinencia (popular desafío de TikTok), surgió una melodía más oscura: Látigos monásticos que golpeaban la piel con precisión rítmica que inspiraron algunos ritmos asesinos. Sus sinfonías de autoflagelación resonaron en los monasterios-cueva y se transformaron en himnos cantados en voz alta y orgullosa durante brutales sesiones de autotortura que se volvieron virales entre los castigadores piadosos.

Himnos

Bach con su violonchelo.

Cuando Jesús dijo: "Pon la otra mejilla", estaba abogando por el beatboxing con actos devocionales disciplinados. Pero los tiempos cambiaron, poco después de su resurrección, los monjes abandonaron las espinosas automortificaciones y tomaron micrófonos en su lugar. Cantaban coros de aleluya hasta que el cielo resplandecía a su alrededor. Durante milenios, los himnos (del griego "hypnos") se hicieron moda, hasta que cada persona tenía uno propio. Eventualmente, alguien tuvo la idea de recopilarlos en libros llamados "himnarios", salvando así a generaciones de feligreses de tener que memorizar letras interminables, una práctica que continúa en muchas iglesias en la actualidad, a pesar de los mejores esfuerzos de la industria musical.

Antes del siglo XVIII, los libros de himnos solo contenían letras, porque si a la gente le costaba leer las palabras, imagina tratar de descifrar las notas. Esto llevó a que cada congregación cantara en su propio tono y ritmo, creando sinfonías tan discordantes que los gatos del vecindario se aceraban creyendo que los feligreses estaban en celo (a veces sí estaban). Fue necesario que el propio Johann Sebastian Bach compusiera "Ahora damos gracias a Dios", proporcionando finalmente una guía melódica para que los humanos canten juntos sin causar una angustia auditiva masiva.

Música cristiana moderna

Un niño de la tribu Chak en Bangladesh cantando una canción infantil cristiana en bengalí, probablemente preguntándose por qué no puede cantar éxitos de K-pop como los demás niños.

Gracias a los métodos modernos de publicación, los himnarios ahora son tan accesibles que hasta tu primo rata tiene uno en su smartphone. La práctica de "alinear" las letras de los himnos ha pasado a mejor vida, aunque algunas iglesias tradicionales la mantienen, tal vez para torturar a los feligreses con problemas de memoria a corto plazo.

Entramos en la era moderna, donde los seguidores de alguno de los Cristos se dieron cuenta de que las melodías ensordecedoras no están reservadas sólo a los secuaces de Satanás. Mientras las guerras de estilos se desataban en las iglesias, los tambores luchaban contra las flautas en duetos y los órganos cedieron el paso a los pianos eléctricos preparados para la alabanza del punk. Los fanáticos del metal se inclinaban junto a los cantantes de himnos, las manos de jazz se extendían en señal de servicio y los grupos de gospel lanzaban algunos solos desternillantes, aptos para los más alborotadores. En fin, ya no vale la pena ir a la iglesia.

Música islámica

[Moro]
Desde Al-Ándalus vengo, con mi cimitarra en mano,
A enfrentar a los infieles, en este suelo hispano.
Nuestra ciencia es suprema, nuestro arte es soberano,
Mientras vosotros dormís, nosotros avanzamos.
[Cristiano]
¡Alto ahí, sarraceno! Tu osadía es en vano,
La cruz nos protege, con su poder arcano.
Reconquistaremos la tierra, palmo a palmo,
Y a Santiago invocamos, con su espada en alto.
[Moro]
Vuestros reinos son débiles, divididos y en llanto,
Mientras el Califato brilla, con su esplendor dorado.
Algebra y astronomía, en Córdoba enseñamos,
Mientras en vuestros monasterios, solo rezáis canto.
[Cristiano]
Puede que tengáis libros, y jardines perfumados,
Pero tenemos fe y valor, ¡estad preparados!
De Covadonga a Granada, os iremos expulsando,
Y la cruz sobre la media luna, al fin veremos ondeando.
[Moro]
Vuestra Inquisición es oscura, vuestro pensar limitado,
En Al-Ándalus convivimos, judíos, moros y cristianos.
Vuestros reyes se pelean, por un trono codiciado,
Mientras nosotros florecemos, en un reino iluminado.
[Cristiano]
Puede que ahora dominéis, con vuestro poder pagano,
Pero la Reconquista ya comienza, ¡escuchad este presagio!
Unidos bajo una bandera, con Dios de nuestro lado,
¡Recuperaremos España, hasta el último palacio!

La musicalidad musulmana no conoce límites, rivaliza con la diversidad de posiciones sexuales aprobadas por el gobierno teocrático. La rutina de oración islámica ha evolucionado hasta convertirse en un pase exclusivo entre bastidores para cinco conciertos diarios secretos con la estrella invitada definitiva: Alá. Al reunirse en dirección a La Meca, los devotos se alinean física y figurativamente, ejecutando una secuencia meditativa de posturas que rayan en las contorsiones yóguicas, acelerando el deterioro de la columna vertebral para obtener puntos espirituales adicionales. Las recitaciones suelen ser del Corán, el bestseller supremo entre los libros de guía espiritual más vendidos de toda la eternidad. En La Meca, estas oraciones se amplifican por toda la ciudad, creando un efecto surround gracias a la tecnología de las mezquitas.

¡Rave!

Los sufíes son miembros de la escena rave underground, pero en lugar de Molly, es Mulá la que alimenta sus maratones místicas. Esta tribu del trance gira en busca de la salvación bajo luces que giran hasta que los ojos mareados convierten en llamas un cielo, algo bastante salvaje si ya estás alucinando con el té Tawhid.

Por otro lado, Naat es el rap árabe original en prosa vérsica (?) que honra a Mahoma en canciones desde la antigua Arabia. Poetas expertos convertidos en presentadores de la palabra hablada hablan rítmicamente sobre la misión del mensaje de difundir la revelación por todos lados y los que faltan (como tu casa, pero pronto).

Como instrumentos se encuentran el zurna, el instrumento de viento oriental similar a un oboe; y gaita pulpo, similar a los cordófonos occidentales pero sin tanto pelo. Si nos aventuramos más, nos encontramos con būq, o trompas; y nahfir, trompetas más largas que la vida misma. Para aquellos que disfrutan de los idiotas en objetos de hojalata, siempre están los idiófonos; o si las membranas y los marcos les atraen más, vayan directamente a los membranófonos y las panderetas.

Música judía

La música judía, una fusión cacofónica de influencias occidentales y de Oriente Medio, ha estado torturando a sus vecinos no judíos desde el Éxodo. Tiene su origen en Oriente Medio, donde los principios musicales difieren de los del mundo occidental, ya que se enfatiza el desarrollo rítmico por sobre la armonía, probablemente porque es más fácil seguir el ritmo cuando estás cargando tablas de piedra por el desierto intentando que no se los coman los gusanos gigantes.

Quién diría que el menorá en realidad es una parte de trompeta.

El Ashkenazi es un género tradicional asque-nazí (un nombre raro, pero sólo ellos lo entienden) es el equivalente sonoro de un 5.0 en la escala emocional de Richter, caracterizado por melodías conmovedoras y aullidos de Behemot buscando con quién pelear. Generalmente interpretado por músicos itinerantes (aquellos que fracasaron en la facultad de medicina o derecho), el klezmer combina elementos de la música folclórica ucronías ucranianas, polcas polacas y romances rumanos.

La música sefardí es aquel género musical que proviene del Mediterráneo, pero como su nombre lo indica (Sefarad era el antiguo nombre de <inserta tu nombre aquí> España) esta música tiene sus raíces en los tiempos en que España estaba llena de judíos que vivían allí, haciendo tonterías y componiendo canciones. Aunque también se encuentra en otros lugares mediterráneos como Turquía y Grecia, donde los judíos solían irse a tomar el sol y escribir alguna canción mientras se toqueteaban. Se canta típicamente en ladino, o un dialecto judeoespañol que suena como si alguien hubiera metido el español en una licuadora con hebreo y árabe. Este género toca el romance, la vida y las tradiciones religiosas, y generalmente se asocia con mujeres y cantos de mujeres, porque aparentemente los hombres sefardíes estaban demasiado ocupados comiendo falafel.

La música mizrají contiene elementos de la música de Oriente Medio, Europa y el norte de África, tradicionalmente cantada en hebreo. Este estilo de música era muy impopular al principio, probablemente porque sonaba demasiado a la música que escuchaban los vecinos no judíos. Sin embargo, creció en popularidad en la década de 1970, justo cuando todo el mundo empezó a usar pantalones acampanados y a hablar de paz y amor. Coincidencia? No lo creo.

Otras músicas

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Budismo

El canto budista es un mixtape para guiar a los buscadores hacia la iluminación (con una mezcla entre una lista de reproducción de Spotify y el dharmachakra). Al repetir mantras y frases, los devotos buscan trascender los problemas terrenales y alcanzar estados superiores de conciencia sin necesidad de drogas (de la mayoría). Es una forma de verso musical o encantamiento, similar a las recitaciones religiosas de otras religiones, pero con menos fuego y azufre y más "om".

Hinduísmo

La música hindú es un arte supuestamente sacro pero sí bastante ancestral que ha sido coreografiado por los dioses mismos, seguramente mientras se daban un con drogas acústicas. Comprendido entre los rituales del yoga y la meditación, este sonido es utilizado para calmar a Shiva cuando se pone demasiado pesado tras su siesta. Los raagas son melodías diseñadas para evocar sentimientos específicos, desde la serenidad zen hasta el arrebato romántico, pasando por el estrés post-navideño con la melodía "Despertar temprano para ir al trabajo" en un tono menor - es el Raaga del Abatimiento Laboral (demonios, me recordó que debo ir a trabajar algún día).

Neopaganismo

La música neopagana surgió como una mezcla de rock afrodescendiente oscuro y folklore primitivo, inspirada en los rituales de los viejos tiempos en los que los chamanes tocaban sus tambores en medio de un ritual de equinoccio y luego bailaban el Macarena con las hadas. Con la llegada del heavy metal, estos druidas descubrieron que podían hacer mucho más ruido y que los dioses nórdicos no eran tan sensibles al ruido como a las canciones de AC/DC.

Rastafarismo

El mejor santo musical del mundo.

La música rastafari nació de la fusión entre el reggae y la espiritualidad, convirtiéndose así en el soundtrack perfecto para las orgías fiestas de yoga y las marchas pacifistas. Con Bob Marley como líder espiritual y musical, este movimiento logró que personas de todo el mundo cambiaran su peinado por rastas sin lavar y adoptaran la frase "No worries, bro" como mantra diario. Sin embargo, muchos desconocen que la verdadera misión del rastafari era popularizar la costumbre de fumar hierba alegre mientras se toca el ukulele.

Chamanismo

En el reino del chamánico, los espíritus se manifiestan mediante el instrumento conocido como el micrófono, convirtiendo a cualquier sala (los chamanes tienen sala, no viven en huecos en el desierto, so racista) en un portal interdimensional. A través de melodías hipnóticas y ritmos primordiales (y una pisquita de LSD), inducen viajes astrales, permitiendo a los mortales conectarse con su animal espiritual personal (posiblemente tu chihuahua rasta interno). Algunos efectos secundarios incluyen una fuerte inclinación hacia la meditación en bosques, la conversación con árboles y, en casos extremos, un impulso irresistible a cantarle al peyote como si te entendiera.

Chamanismo coreano

En Corea, los mudang son chamanes modernos que han dado un giro a las tradiciones espirituales, fusionándolas con el K-pop. Estos curanderos danzan al ritmo de BTS mientras invocan a los espíritus, y sus ceremonias se han convertido en eventos masivos llenos de luces, efectos visuales y coreografías impresionantes. El resultado es lo que se conoce como "gut", un término que combina "chamanismo" y "beat".

Sintoísmo

Deidades del travestismo shintoísmo.

La música sintoísta es el género musical favorito de las deidades japonesas, un estilo que combina elementos del J-pop y el sintoísmo lo que da como resultado el Visual Kei. Con temas como "Otras deidades también sienten nostalgia", "Mi kami tiene un enamoramiento" y "El festival del solsticio de invierno fue un gran éxito", esta música nos permite conectarnos con las emociones profundas de los kami. Al escucharla, puedes sentir cómo Izanagi e Izanami bailan en trance, y cómo Amaterasu se une a la mosh pit.

Taoísmo

La música taoísta es un juego mental que hace que te pregunes si realmente hay alguien tocando esos Faqi y Muyu de fondo, o si simplemente tu cerebro se lo está inventando para matar el aburrimiento. Con su extraña combinación de sonidos agudos que no deberían existir en este plano y silencios larguísimos que duran varios años, esta música es la perfecta compañera para tus momentos de meditación mientras esperas a que cargue tu videojuego pirata sobre la vida sexual de Lao-Tse. Algunos expertos afirman que los tañidos agudos representan la furia divina, mientras que los silencios prolongados simbolizan el... Silencio. Pero otros teorizan que ambos son simplemente errores técnicos del equipo de grabación.

Zoroastrismo

La música zoroastriana, según las fuentes más confiables (y por supuesto, mi avanzado conocimiento del zoroastrismo leyendo documentales en Inciclopedia), se remonta a los tiempos del legendario rey Spotifyshid. Se originó en Persiatopia y es una fusión de himnos sagrados, poemas épicos e himnos pop-rock de gran éxito. Los antiguos persas eran básicamente los hipsters originales cuando inventaron estas cosas hace siglos. Tomaron sus vibraciones espirituales y las combinaron con melodías pegadizas. Según la tradición, los dioses zoroástricos se reunieron hace milenios para crear música que honrase a Ahura Mazda y le diese a los humanos un buen motivo para no tomarse el khaki todos los días. Desafortunadamente, después de varias rondas de vodka, Asha Vahišta empezó a cantar "Bohemian Rhapsody" y nunca pudieron regresar a la pureza musical original. Hoy en día, los zoroastrianos siguen interpretando estas canciones, aunque muchos de ellos tienen problemas para distinguirlas de las versiones de Queen.

Véase también