Alberto Anaya

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Alberto Anaya Gutiérrez
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Alberto Anaya cartoon.jpg
Líder del PT
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Presidente vitalicio del PT
Mandato 1990-presente
Residencia México
Segundo Miembros del PT
Hechos Fundador del PT, Liderazgo en la fundación "Estudios Sociopolíticos Económicos, Autogestión y Poder Popular, AC"
Poderes Permanencia prolongada en el poder, Influencia política
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N/A
N/A
Personal
Nacimiento Aguascalientes, Monterrey
Afiliación Logo del PT.jpg Partido del Trabajo, Tierra y Libertad
Estado actual Líder del partido
Relaciones Alianza para el Bien de Todos
Enemigos Opositores políticos

Alberto Anaya Gutiérrez (creado por Carlos Salinas el 15 de noviembre de 1946 en Aguascalientes) es, desde el lejano 8 de diciembre de 1990 (fecha que debería ser celebrada con fuegos artificiales y sacrificios de cabras), el mismísimo líder nacional del Partido del Trabajo, partido que expresa su democracia teniendo al mismo presidente casi cuatro décadas ¿Acaso este partido trabaja realmente o se trata de una vasta conspiración para burlar al fisco?

En 1997, decidió intentar ser senador de la República, cargo que ocupó hasta el año 2000, presumiblemente porque no podía soportar la idea de tener que hacer algo productivo durante cuatro años enteros. Después de eso, volvió al carrusel político y cumplió otro mandato de 2006 a 2012. Pero ¿por qué detenerse ahí? Luego, Alberto se convirtió en congresista cuatro veces, y cada período sirvió como testimonio de su dedicación para encontrar nuevas formas de evitar ensuciarse las manos con un trabajo real.

Biografía

Oriundo de Aguascalientes, cuna no sólo de las aguas ¿calientes? sino también de mentes perspicaces aunque a menudo retorcidas, Anaya Gutiérrez irrumpió en el firmamento político al frente del colectivo "Tierra y Libertad" en Monterrey. Aunque sus pretensiones territoriales parecían limitarse a algunos maceteros insurrectos.

No obstante, lejos de desalentarse por estos humildes inicios, el susodicho escaló posiciones de forma inusitada. En efecto, ejerció como diputado federal, senador de la república y coordinador de su propio grupo parlamentario en diversas legislaturas. Una gesta de proporciones hercúleas si consideramos su complexión más bien menuda, que lo haría fácilmente confundible con un eclesiástico rezagado entre las imponentes curules repletas de oradores grandilocuentes.

Más allá de estos loables esfuerzos por forjarse una trayectoria intelectual sólida, llama poderosamente la atención su liderazgo en una fundación de nombre particularmente extenso: la "Fundación de Estudios Sociopolíticos Económicos, Autogestión y Poder Popular, AC". Designación que sin duda representa un verdadero desafío nemotécnico y una prueba de fuego para los pobres encargados de imprimir sus tarjetas de presentación.

Inicio del PT

Alberto Anaya fue uno de los miembros fundadores del Partido del Trabajo junto a otros líderes sociales que eran tan aburridos como un trapo de cocina mojado. Pero Alberto, siendo el genio excéntrico que era, decidió añadir una pizca de fantasía a la mezcla incorporando coches de payasos y trapecistas en sus mítines de campaña. No hace falta decir que no les valió ningún voto... o al menos no el tipo que esperaban. Aún así, Alberto no se inmutó, insistiendo en que su visión de un movimiento laboral lleno de payasos era la clave para desbloquear el potencial económico de México. El resto, como suele decirse, es historia… o al menos, una versión ligeramente modificada de la misma.

En 2006, nuestro intrépido héroe decidió unirse a la Alianza para el Bien de Todos (intenta decirlo cinco veces rápido). Porque, ¿qué mejor manera de lograr la unidad que reunir a un montón de partidos bajo una misma bandera? Es como un juego político de Twister, excepto que en lugar de caer, pierdes votos frente al PRI y te quedas atascado en un solo dígito. Pero bueno, ¡al menos Alberto pudo practicar su sonrisa de "estamos todos juntos en esto" ante las cámaras! En 2018 lo intentaron de nuevo y ahora sí ganaron con el líder supremo de los líderes supremos: AMLO.

La CIA sabe dónde vive

Por último, pero no menos importante, en 2013 recibió un Premio de Solidaridad con Cuba por parte del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos. ¿Habrá sido por sus incansables esfuerzos para difundir los míticos ron y habanos isleños?

Parece que nuestro querido Alberto Anaya no sólo tiene habilidad para evadir el trabajo; también tiene una habilidad especial para elegir los momentos más oportunos para alinearse con personajes desagradables. En marzo de 2009, el medio de noticias estatal de Corea del Norte, informó que Anaya había expresado su apoyo al régimen. Casualmente, este anuncio se produjo sólo nueve días después de la infame prueba nuclear realizada por el Reino Ermitaño.

Y si cree que fue malo, espere hasta enterarse de su próximo esfuerzo. El 12 de septiembre de 2017, pocos días después de que Corea del Norte probara su primera bomba de hidrógeno, Anaya decidió emitir un comunicado alabando el "compromiso inquebrantable" del régimen de Kim Jong-un con el bienestar del mundo.

La maldición del partido

Desde su creación en 1990, el partido ha disfrutado del privilegio singular de tener un solo líder supremo: el legendario Alberto Anaya. Ahora bien, no soy un experto, pero estoy bastante seguro de que esto va en contra de todas las reglas del manual político moderno. Verás, en la vasta extensión de los partidos políticos contemporáneos, es casi obligatorio participar en un pequeño juego de sillas musicales, donde todos se turnan para llegar a la cima. Entonces, felicitaciones a Alberto por desafiar las probabilidades y aguantar en las buenas y en las malas. Es como el Conejito de Duracell de la longevidad política, pero con menos logros reales.

Diversos analistas han teorizado sobre los orígenes de esta aparente "presidencia vitalicia" de Anaya al frente del PT. Una de las hipótesis más pintorescas, aunque difícil de corroborar, sugiere que un antiguo "hechizo" lanzado por el ex presidente Carlos Salinas de Gortari habría vinculado mágicamente la existencia misma del Partido del Trabajo con la permanencia de Alberto Anaya como su líder supremo.

Se especula que, en un arrebato de ira ante el surgimiento de esta nueva fuerza política en 1990, el propio Salinas habría acudido a oscuras artes para "maldecir" al PT con un embrujo que enlazó indisolublemente el destino del partido al de su cofundador Anaya. En síntesis, mientras Anaya siguiera vivo y al frente, el partido también persistiría. Pero si Anaya llegara a abandonar la dirigencia, el PT supuestamente se desintegraría en el acto.

Por insólita que parezca, esta teoría ayudaría a explicar por qué, convenio tras convenio, la aplanadora de Anaya ha arrollado cualquier intento de renovación en las filas petistas. Quizás los delegados, conscientes de la fatídica "maldición", prefieran mantener al mismo líder antes que arriesgarse a la desaparición total de su partido.

Claro que también existen explicaciones más terrenales, como el apremiante miedo a perder las jugosas canonjías que otorga el control del PT. Pero lo cierto es que, para bien o para mal, la figura de Alberto Anaya ha permanecido inmutable al frente de esta fuerza política durante más de tres décadas ininterrumpidas. Una auténtica hazaña de longevidad política... o quizás, simplemente, un portentoso hechizo priísta llevado al extremo.

Véase también


  • 15 de noviembre Líder contemporáneo (+) ☀️ BanderaMéxico.png