Imperio Grecorromano de parte de Oriente

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Imperio Grecorromano Sindinero
Βασιλεία Ρωμαίων
Brasileña la Pomada
Banderabizancio.png
Justiniano.jpg
(Bandera) (Escudo)
Lema Constantinopla is not Estambul
Himno Mucho turco y poca tela
Grecorroma Inicio.png
El Imperio antes de irse completamente a la mierda.

(Los Bizantinos esparcían sus tintes morados allá por donde pasaban)

Capital Estambul Constantinopla
Mayor ciudad Estambul Constantinopla
Lenguas oficiales Italiano, Griego, Armenio, Almogávar, Turco, Bolchevique, Cristiano.
Gobierno Anarquía periódica
Líder Justiniano el Justo
Basiléus
Área Toda Grecia (excepto Esparta), Chipre, Israel, región norte de Madagascar
Población Muchos al principio, ninguno al final
Moneda Dracma (época pre-Justiniano)
Sin Datos (época post-Justiniano)
Gentilicio Bizantinos Romanos 100% reales de verdad
Zona horaria La que marcaba el reloj de sol
Dominio de internet .biz
Código telefónico Sin dinero para línea telefónica fija, todos eran clientes de Movistar
Precedido por Sucedido por
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Nada.
Absolutamente nada[1]. Pena.gif

El Imperio Grecorromano de una parte de Oriente, también conocido como Imperio Bizco de Actium o los bizantinos esos a secas, fue una civilización nacida del amor tóxico de la fusión de los romanos y griegos en torno al Siglo I d.C. (después de César). Recogiendo la herencia de Roma y aderezándola con notables cantidades de incompetencia orientalismo, los bizantinos lograron ir perdiendo progresivamente todos sus territorios en medio de una bancarrota total, hasta ser aniquilados mil años más tarde por otra excepcional alianza, en este caso entre los turcos y la pólvora.

Historia

Orígenes

El territorio de Bizancio había sido una importante colonia griega del Bósforo desde los tiempos de la Guerra de la Cornamenta (allá por el Siglo X a.C). Fue conquistada por Roma en el Siglo II a.C, momento en el que la población griega se terminó de fusionar con los romanos (quienes de por sí les imitaban en todo lo que podían). En el Siglo III, el Emperador Constantino, en un increíble ataque de modestia y originalidad, renombró a la ciudad como Constantinopla. Además, la convirtió también en capital del imperio, por lo que la ciudad fue rápidamente embellecida con numerosas obras de arte saqueadas de otras ciudades de procedencia poco clara.

El Imperio Grecorromano se creó como consecuencia de la gran crisis que azotó al Imperio romano durante el Siglo III. Varios años de malas cosechas y la presión de los bárbaros del norte provocaron la caída en picado de la producción de pizzas, el auténtico motor de la economía exportadora de los romanos. Como consecuencia, comenzaron a producirse revueltas en diversas ciudades del extenso imperio.

Pues bien, con todo el ajetreo montado por el tema de las pizzas, el hijo pequeño del emperador inútil de momento estalló en una rabieta sintiéndose discriminado y marginado por su hermano. Su padre, para complacerle, le regaló unos cuántos miles de kilómetros cuadrados de territorios, consiguiendo aplacarle. Así, pudo solucionarse el tema de las pizzas y el pequeño nuevo emperador recibió un lote de tierras que incluían Grecia, Macedonia, Turquía, Egipto y una importante región de Chipre.

Expansión

Después de que sus ejércitos se dejasen vencer a penalties por los Visigodos en los cuartos de la Eurocopa, el Emperador Romano de Occidente se suicidó atragantándose con la última pizza que quedaba ya que al meterse el dedo lo unico que provoco fue lastimarse la laringe lo que ocasionó una fisura endocraniana que lo llevó a la perdida de conciencia, subiendo el precio de las pizzas a un precio tan alto que las mujeres que deseaban una pizza tenian que despojarse de sus bragas para conseguirlas. Esto produjo una invasión de maricones, pues también deseaban pizza y el despojo de sus pantalones. Si no tenian el dinero suficiente como para pagar la pizza tenian que hacer algunos trabajitos con el cocinero, el cual era un esclavo negro de por lo menos 2.16 metros de estatura y calzaba como los pies de shaq oneil. Esto fue lo ultimo que se escucho de las famosas pizzas del imperio. Y dado que el tio era un niño de 5 años que todavía no había engendrado un sucesor varón, el Imperio de Occidente entró en crisis.

Conociendo la dura situación de sus primos occidentales, el emperador Justiniano se apresuró a rapiñar su parte del botín echarles una mano, así que movilizó rápidamente a sus ejércitos para enviarlos al oeste de Europa. Dirigidos por el general Belisario, los grecorromanos patearon el culo a Vándalos, Visigodos, Ostrogodos, Septogodos... etc. En un periodo relativamente corto, Justiniano tenía bajo su control buena parte del viejo imperio. Dada su situación, podía haber reconquistado lo que le faltaba, pero prefirió dedicar sus fondos a relanzar la industria de las pizzas.

Era adrácmica

La escasez de fondos no tuvo repercusión sobre la fiabilidad y calidad del ejército.

La traducción literal al español vendría a ser época sin un p*** dracma, esto es, bancarrota total. Comienza tras la muerte de Justiniano, momento en el cual los grecorromanos se percataron de que no les quedaba oro ni para alquilar camellos de tercera mano. Desesperados, trataron de lanzar una ofensiva sobre el territorio ibérico de Galicia para apoderarse de las reservas auríferas de la zona de Ourense, pero cometieron el fatal error de despertar al temible dragón Fraghair de su ancestral letargo. La expedición grecorromana fue un fracaso, e inició una etapa de decadencia brutal.

Al poco tiempo, se inventó el Islam en una remota región de Arabia, y pronto todos los moros del lugar entraron en un estado de frenesí incontrolable. El resultado, para los grecorromanos, fue la pérdida de todos los territorios en Oriente Próximo, así como en el norte de África. En Italia las cosas no fueron mucho mejor, pues la población se rebeló ante el fracaso de la nueva industria de la pizza mientras que los Lombardos aprovechaban para robar todo lo que quedaba.

Como apunte, cabe decir que en las fases finales de la citada era, las arcas bizantinas comenzaron a recuperarse gracias a las ventas de tinte morado que se obtenían de moluscos del Mar Egeo. Desgraciadamente, una oleada de Vikingos llegó a las puertas de Constantinopla y todo el dinero resultante de los tintes tuvo que ser empleado en convencerlos de que regresaran a casa. El Imperio Grecorromano llegó al año 1000 resguardando ferozmente lo que les quedaba, que era Turquía, Grecia y los Balcones.

A τομαρ πορ κυλο

Finalmente, llegaron los que faltaban: los turcos. Este pueblo todavía no había sido civilizado por los romanos, por lo que resultaban excepcionalmente peligrosos. No obstante, su organización militar se parecía bastante a un avispero rociado con ácido. Los grecorromanos tenían todo de su parte para imponerse en la decisiva Batalla de Manzikert, pero un desdichado episodio de traiciones en cadena dieron al traste con la operación. Primero, una familia de la nobleza traicionó al emperador. Entonces, este traicionó a su nación firmando un pacto in extremis con los turcos pero, ante los rumores de su muerte, el miedo traicionó las piernas de sus soldados que echaron a correr despavoridos. Al poco tiempo, el emperador fue traicionado de nuevo por sus propios generales y se vio forzado a dimitir, mientras que los turcos traicionaron al nuevo emperador al no respetar el tratado. Este sería solo la primera parte de la cadena de traiciones.

Los cruzados acudieron con presteza al rescate, pero ya era demasiado tarde.

Viéndose en un aprieto, con los turcos empujando desde el Este y el alto mando del ejército prácticamente descabezado, el nuevo emperador no tuvo más remedio que pedir ayuda a los cristianos de Occidente. Primero, acudió a los reyes de Aragón en busca de auxilio, que gustosamente enviaron a sus huestes almogávares para deshacerse de una vez de semejantes salvajes como prueba de buena voluntad. El resultado final fue la ocurrencia del emperador bizantino de matar al almirante almogávar y el cabreo correspondiente de estos, que en vez de matar turcos se dedicaron a saquear y arrasar Grecia poseídos por su venganza catalana. Desesperado ante semejante descosido, el emperador llamó al socorro de toda la cristiandad. Poseídos entonces por un espíritu de compasión y amistad, los reinos del Oeste de Leropa organizaron una serie de cruzadas, que culminarían irónicamente con los cruzados traicionandoles y atacando/saqueando/conquistando Constantinopla en el 1204. Todo este sistema de traiciones encadenadas sería más tarde recogido y patentado con el nombre de Juego de poder Bizantino, famoso juego de tablero que hoy se puede adquirir barato en nuestra InciTienda. Los grecorromanos, incapaces de aceptar que perdieron el juego, retomaron la capital unos 60 años después, aunque ya era demasiado tarde. Apenas expulsaron a los terroristas cristianos, los turcos reaparecieron para devorar lo poco que quedaba del imperio.

El glorioso Imperio Romano en el año 1453. Apenas se le puede encontrar en el mapa

Así pues, no es demasiado de extrañar que más o menos en la época que Colón iniciaba la despoblación conquista de América, el rey turco Cüneyt Arkin derribó las murallas de Constantinopla con una espada de madera y puso fin a la existencia del milenario Imperio.

¿Griego o Romano?

La separación de las cátedras de griego y de latín en el seno de la universidad perpetúa el mito de una distinción, incluso de una oposición, entre «Grecia» y «Roma». Sin embargo, el Imperio llamado «romano» fue en realidad grecorromano por más de una razón. En primer lugar por la lengua: sin duda la lengua vehicular que se practicaba en su mitad occidental era el latín, pero lo era el griego alrededor del Mediterráneo oriental y en el Próximo Oriente. Igualmente, la cultura material y moral de Roma surgió de un proceso de asimilación de esa civilización helénica que comunicaba Afganistán con Marruecos. Por último, el Imperio era grecorromano en un tercer sentido: la cultura era helénica y el poder romano; ésa es la razón por la cual los romanos helenizados pudieron continuar creyéndose tan romanos como lo habían sido siempre (muy diferente a los germanos del Sacro Imperio Romano Germánico, que usaron el nombre solo para lucir muy guay). El presente volumen sugiere una visión de conjunto y un análisis certero de esa primera «universalización» que constituye los cimientos de la Europa actual.

Personalidades destacadas

  • Justiniano: El emperador más famoso de Constantinopla. Primero se gastó una pasta en "reconstruir" su imperio y luego dedicó los beneficios económicos de la conquista a celebrar esta con banquetes. Además, era un fuerte defensor del latín y trató de imponerlo como asignatura obligatoria en los colegios, provocando una gran oleada de protestas y manifestaciones en su contra.
  • Teodora: Esposa de Justiniano y nacionalista griega radical que le hizo la puñeta a su marido.
  • Belisario: Eminente general y pringadillo oficial del Imperio. En agradecimiento por sus conquistas y logros, Justiniano le obsequió con una vida de perfecto cristiano: mendigando en la calle.

Legado

La mayor parte de las cosas que Bizancio legó a la humanidad fueron un montón de basílicas molonas que pronto serían convertidas en mezquitas por los turcos conquistadores. A parte de eso, poca cosa ha quedado.

Bueno, no exactamente. El grueso del cuerpo de cerebritos de las bibliotecas bizantinas emigró hacia Italia llevándose consigo todos libro, pergamino y manual de instrucciones que pudieron. Allí fueron raptados por Leonardo da Vinci y obligados a transmitirle todos sus conocimientos. Por otra parte, el resto de la población que no eran cerebritos prefirieron escapar hacia Rusia, exportando allí el maravilloso Alfabeto Griego que pronto causaría furor entre la población eslava.

Por último, del ejército bizantino no quedó ni huella. Los antaño temidos catafractos desaparecieron de la faz de la tierra, y ahora tan sólo se les puede encontrar en forma de figuritas de plomo, disponibles para ser compradas en la tienda friki de curiosidades más cercana..

Otros Imperios

Véase también

  1. Algunas entes como el Reino de Grecia, el Imperio Otomano o hasta el Imperio Ruso reclaman ser las sucesoras legítimas del Imperio Bizantino... pero nadie los cree.