Colibrí

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Colibrí Veloz
Un colibrí cualquiera visto de cerca
Un colibrí cualquiera visto de cerca
Clasificación científica
Reino: Animalia
Filo: Speedybirdia
Clase: Ases del vuelo frenético
Familia: Amantes del néctar y las flores
Nombre binomial
'Speedicus hummingbirdicus'
Almirante del Aire

Los colibríes son unas aves diminutas que parecen insectos con plumas. Son tan pequeños que caben en la palma de la mano, pero tan rápidos que pueden volar hacia adelante, hacia atrás y hasta quedarse quietos en el aire. Son los únicos que pueden hacer eso, y también los únicos que pueden morir de hambre en pocas horas si no comen.

Taxonomía y evolución

El pico era tan largo que no entraba completo en la imagen.

Los colibríes son unos bichitos con alas que se creen aves. Se originaron hace unos 42 millones de años, cuando se aburrieron de ser vencejos y salanganas, que son unas aves que vuelan muy rápido y comen insectos. Decidieron que preferían chupar el néctar de las flores y se pusieron a estirar sus picos y sus lenguas hasta que parecían pajitas. Fue un cambio muy listo, porque así tenían más comida y menos competencia. Y también más peligro, porque algunas flores tienen espinas o están custodiadas por abejas furiosas.

Los colibríes se extendieron por América hace unos 22 millones de años, siguiendo el rastro de las flores más dulces y bonitas. Allí se diversificaron en muchas especies adaptadas a diferentes hábitats y climas. Pero también se encontraron con un problema: eran demasiado pequeños para competir con otras aves más grandes y fuertes como el águila, las Aves del terror o el Come-Colibríes-Prehistórico. Así que decidieron buscar una solución mágica: un hechizo que les hiciera crecer más.

Los colibríes buscaron por todo el continente un mago que les ayudara con su deseo. Se les advirtió que el mago era muy poderoso pero también muy despistado, y que debían tener cuidado con lo que le pedían. Los colibríes no hicieron caso y se fueron volando a la cueva del mago. El mago tomó las plumas y las puso en un caldero con agua hirviendo. Luego añadió unas hierbas extrañas y unos polvos brillantes. Mientras removía la mezcla, pronunció unas palabras mágicas: “Crescite et multiplicamini!”. Los colibríes esperaban ansiosos el resultado del hechizo.

Pero algo salió mal. El mago se había equivocado de palabras y había dicho “Decrescite et multiplicamini!”, que significa “¡Encogeos y multiplicaos!”. Era un error comprensible, porque el mago era disléxico. En vez de hacerles crecer más, el hechizo les hizo encoger aún más. Los colibríes se quedaron tan pequeños como una abeja. Y para colmo, también les hizo multiplicarse en muchas especies diferentes. Algunas tan raras que ni siquiera tenían nombre. Los colibríes se sintieron muy decepcionados y enfadados con el mago. Pero no pudieron reclamarle nada, porque el mago se había quedado dormido y roncaba como un oso.

Morfología

Antes, los colibríes salían del hocico de las calacas

Sus huesos son huecos y ligeros como de papel, están muscolosísimos como si pasaran la vida en el gimasio y sus alas tienen forma de espada que les servirían para matar dragones si no tuvieran que agitarlas siempre. Lo que los convierte en los aviones de papel más sofisticados del mundo. También pueden girar sus alas en 180 grados, lo que les permite cambiar de dirección al instante y realizar acrobacias imposibles para otras aves como el looping, el tirabuzón o el vuelo invertido. O el salto del tigre, el giro del dragón o el beso del colibrí (esta última cosa fetichista de su reproducción).

Su pico es largo y estrecho, ideal para chupar el néctar de las flores o para hacer agujeros en las paredes o en los sombreros. Algunos tienen el pico tan largo como su cuerpo, lo que les da un aspecto ridículo pero les permite acceder a las flores más profundas y escondidas. Y también a los secretos más íntimos de sus parejas, como sus contraseñas, sus diarios o sus cuentas bancarias.

Su lengua es tubular y es una de las más raras del reino animal porque se enreda al rededor de su cerebro porque la naturaleza no le dotó de una boca, bueno, en realidad nada le cabe en su pequeño cuerpo. Ni siquiera un chicle, un chocolate o un queso, que son algunas de las cosas que les gustaría probar alguna vez en su vida.

Su plumaje es brillante y colorido, es tornasol como joyas vivientes (o discotecas voladoras). Los machos suelen tener colores más llamativos que las hembras, sobre todo en la garganta y la cola, donde exhiben manchas o banderas que usan para atraer a las posibles parejas. Y también para presumir ante los demás machos o para distraer a los depredadores. O para hacer publicidad de sus productos o servicios.

Alimentación

Habian culturas que veían colibríes usando sombreros extravagantes cada mañana. Seguramente era efecto de las sustancias psicodélicas, o simplemente eran fans de Jamiroquai.

Los colibríes son unos glotones insaciables que se alimentan del néctar, un líquido dulce y pegajoso que contiene azúcares naturales, agua, minerales, conservantes, colorantes y edulcorantes artificiales, según la marca. Gracias a este alimento, el colibrí obtiene todos los nutrientes que necesita para vivir no morir.

También tienen una debilidad por las joyas. Creen que comiéndolas se ven más bonitos y atractivos, ya que sus plumas adquieren los colores y el brillo de las piedras preciosas. Por eso, no es raro que los colibríes se acerquen a las personas que llevan joyas y les roben sus anillos, collares o pendientes. Esto les causa muchos problemas con los humanos, que se enfadan y los persiguen para recuperar sus joyas.

En general, se alimenta entre 7 y 8 veces por hora, aunque consume con rapidez lo que va a comer, por lo que 25-30 segundos por toma suelen suficientes. Lo que les convierte en los comensales más rápidos y eficientes del mundo o en los más ansiosos e impacientes. Para acceder al néctar y a otros alimentos, el colibrí tiene un pico largo y estrecho según la moda o el gusto personal. Su lengua es tan larga que se enrolla alrededor de su cerebro cuando no la usa, lo que le da un aspecto muy gracioso, pero también le ayuda a pensar mejor.

En la cultura

Los colibríes han sido admirados y venerados por muchas culturas a lo largo de la historia. Aquí te presentamos algunos ejemplos de cómo los colibríes han influido en la cultura popular:

  • En la mitología maya, los colibríes eran mensajeros de los dioses. Se encargaban de llevar los pensamientos y sentimientos de las personas de un lugar a otro. Por eso, si ves un colibrí, significa que alguien te está enviando sus mejores deseos o, si el colibrí es feo, sus peores insultos.
  • En la cultura azteca, el colibrí era el símbolo del dios de la guerra Huitzilopochtli. Por eso, los aztecas usaban plumas de colibrí en sus tocados, adornos, flechas, lanzas, tacos y enchiladas.
  • En la cultura andina, el colibrí es un símbolo de resurrección y renacimiento. Eran considerados sagrados y se les pedían favores y milagros como que les hicieran ganar la lotería, que les curaran el mal de ojo o que les consiguieran pareja (aunque los colibríes no sabían el idioma andino y nunca concedieron nada).

Véase también