Dragón de Komodo

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Dragón de Komodo
Incluso es un experto en tango
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Clasificación científica
Reino: Animal
Filo: En las garras
Clase: No necesitan estudiar
Familia: Más pequeña que los dinosaurios
Nombre binomial
‘‘Varanus komodoensis’’
Peter Ouwens

El dragón de Komodo es un lagarto gigante que vive en las islas de Indonesia y que tiene el nombre más engañoso de la historia. A pesar de llamarse dragón, este animal no puede volar, no puede escupir fuego y no puede guardar tesoros en una cueva. Lo único que puede hacer es caminar lentamente, morder con sus dientes infectados y comerse a sus presas enteras. Es el lagarto más perezoso. Se pasa el día tumbado al sol, esperando a que algún animal se acerque lo suficiente para atacarlo. A veces también se come a sus propios hijos o a sus parejas, porque le da igual todo. Tiene un sentido del olfato muy desarrollado, que le permite detectar a sus víctimas a kilómetros de distancia. Sin embargo, tiene un sentido del gusto muy pobre, porque se come cualquier cosa que encuentre, incluso basura o McDonald's. Es una especie en peligro de extinción, porque los humanos le han quitado su hábitat y lo han cazado por su piel o por diversión. Algunos ecologistas intentan protegerlo, pero otros piensan que sería mejor dejarlo morir, porque es un bicho feo.

Taxonomía y evolución

El dragón de Komodo es un bicho raro que se clasifica dentro de los escamosos, los saurios y los varánidos. Su nombre científico es Varanus komodoensis, que significa “lagarto monitor de Komodo”. Pero también se le podría llamar Varanus rex, que significa “lagarto rey”, porque se cree el amo del mundo.

Viene de una familia de lagartos monitores que llevan dando guerra desde hace 40 millones de años. Algunos de sus parientes fueron el Megalania, un lagartón que se paseaba por Australia y que medía más que un autobús, y el Mosasaurus, un bicho del mar que vivió cuando los dinosaurios y que medía más que una ballena. El dragón de Komodo es el único que queda de estos bicharracos, pero también el más enano y el más soso.

Se fue a vivir a las islas de Indonesia hace 4 millones de años, porque le salió más barato. Allí se encontró con un paraíso, con poca gente y mucha comida. Pero también se encontró con un problema: la falta de ligue. Como no había suficientes hembras para echar un polvo, el dragón de Komodo aprendió a hacerlo solo, mediante un truco llamado partenogénesis. Esto significa que puede tener hijos sin necesidad de sexo, lo que le ahorra mucho trabajo y vergüenza. Pero también significa que sus hijos son copias suyas, lo que reduce la variedad y aumenta el riesgo de ser unos tarados.

Morfología

Así debió haber sido.

Tene el aspecto de un lagarto gigante y feo. ¿Qué esperabas? ¿Que fuera bonito y simpático? Su cuerpo es largo y gordo, con cuatro patas cortas y arañadas, una cola larga y flácida, y una cabeza grande y plana. Parece que lo hubieran aplastado con una plancha. Su piel es escamosa y rasposa, de color gris o marrón, con manchas de suciedad o de sangre. No se lava ni se cambia de ropa nunca. Su boca es grande y llena de dientes podridos y babosos, que le sirven para masticar la carne de sus víctimas. Tiene un aliento que mata. Su lengua es bífida y rosada, que le sirve para oler el aire y para limpiarse los restos. También la usa para hacer gestos obscenos. Sus ojos son pequeños y redondos, de color amarillo o rojo, que le sirven para ver borroso y mal. Usa gafas pero no se las pone por vergüenza. Sus orejas son diminutas y casi invisibles, que le sirven para oír ruidos y peor. No se entera de nada.

El dragón de Komodo puede medir hasta 3 metros de largo y pesar hasta 150 kilos, lo que lo convierte en el lagarto más grande del mundo. Pero no se lo digas porque se lo cree. Sin embargo, también puede ser más pequeño y más ligero, dependiendo de lo que coma y de lo que haga. A veces hace dieta pero no le dura mucho. El dragón de Komodo tiene un dimorfismo sexual muy marcado, lo que significa que los machos son más grandes y más machos que las hembras. Se creen superiores pero son unos machistas. Los machos también tienen dos penes en la base de la cola, que les sirven para aparearse con las hembras o para presumir de ellos. Pero no les sirve de mucho porque las hembras los rechazan.

Alimentación

Es un animal carnívoro y voraz. Le gusta comer de todo, pero sobre todo carne. No le importa si la carne está fresca o podrida, viva o muerta, cruda o cocinada. Se la come igual. El dragón de Komodo caza a sus presas con sigilo y paciencia. Se acerca lentamente y las muerde con sus dientes infectados. Luego las deja escapar y las sigue con su olfato. Las presas mueren por la infección, por el cansancio o porque le dio asco la mordida. Entonces el dragón de Komodo se las come enteras, sin dejar nada. A veces también se come a sus propios hijos o a sus parejas, porque es un caníbal. Puede comer hasta el 80% de su peso en una sola comida. Luego se queda dormido durante días, sin moverse ni hacer nada porque sabe disfrutar la vida.

También come cosas que no son comestibles, como neumáticos o hamburguesas. No le importa si son de plástico o de carne, si tienen sabor o no. Se las come igual. Encuentra estas cosas en los basureros o en las carreteras, donde los humanos las tiran o las pierden. A veces también se las roba a los turistas o a los lugareños, porque es un ladrón. Puede comer hasta 10 kilos de basura en una sola comida. Luego se queda con dolor de estómago durante días, sin poder digerir ni defecar. Es un tonto y un sucio.

Hábitad

Empezó a mudarse a Japón, discretamente para que nadie lo note.

El dragón de Komodo vive en unas islas de Indonesia que nadie conoce. Son las islas de la Sonda, que suenan a honda, y entre ellas están la isla de Komodo, la isla de Flores, la isla de Rinca y la isla de Padar. ¿Te suenan? A mí tampoco. El dragón de Komodo se fue a vivir allí hace millones de años, porque le gustaba el clima y el paisaje. Le gustan las selvas tropicales, pero también los pastizales secos y las sabanas. Lo que no le gusta es la gente, por eso se esconde en lugares remotos y solitarios. El dragón de Komodo tiene su propia casa, que es una madriguera que él mismo excava o que le roba a otro animal. Allí duerme, se refugia del calor o del frío, y guarda sus cosas. Sus cosas son los huesos y las pieles de sus presas, que colecciona como trofeos. Es muy territorial y no le gusta compartir su espacio con nadie. Si otro dragón se acerca a su casa, lo ataca y lo echa a patadas. A menos que sea una hembra y esté en celo, entonces le invita a pasar y le ofrece algo de comer.

¿Qué hacer si lo encuentras en tu camino?

Si alguna vez te encuentras con un dragón de Komodo en tu camino, lo mejor que puedes hacer es correr. Correr muy rápido y muy lejos. El dragón de Komodo es un animal muy peligroso y no le gustan los humanos. Si te ve, puede que te ataque o que te siga hasta que te atrape. No intentes defenderte con un palo o una piedra, porque no le harás daño o si se lo haces, no le importará. No intentes esconderte en un árbol o en una cueva, porque te encontrará o si no te encuentra, esperará. No intentes razonar con él o hacerle caricias, porque no te entenderá o si te entiende, se reirá. Lo único que puedes hacer es correr y rezar.

Si por alguna razón no puedes correr, hay algunas cosas que puedes intentar para salvar tu vida. Una es hacer mucho ruido y mover los brazos, para parecer más grande y asustarlo. Otra es tirarle algo de comida, para distraerlo y ganar tiempo. Otra es fingir que estás muerto, para que pierda el interés y se vaya. Pero ninguna de estas cosas te garantiza el éxito. Lo más probable es que el dragón de Komodo te muerda, te envenene y te coma. O si no lo hace, se burlará de ti. Así que lo mejor que puedes hacer es evitar encontrarte con él en tu camino. Y si lo haces, procura tener mal sabor para que no disfrute tanto cuando te coma.

Véase también