Coral

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Coral (Intento de animal)
Míralo. Ahí, sin hacer nada. Lleva así 200 años.
Míralo. Ahí, sin hacer nada. Lleva así 200 años.
Clasificación científica
Reino: Animal (porque "mineral con ínfulas" no está en los libros)
Filo: Cnidaria (Básicamente, una medusa que se rindió)
Clase: Sésiles (Traducido: se quedó pegado y no supo cómo salir)
Familia: Constructores Anónimos
Nombre binomial
'Lapis desiderium'
El Aburrimiento Cósmico
Cita3.pngLe preguntas qué hace y te dice "fotosíntesis". ¡Pero si es un animal! ¡Me está tomando el pelo!Cita4.png
Un biólogo marino a punto de renunciar sobre sus intentos de entrevista.
Cita3.png¿Mi plan de vida? Ser el cimiento de la casa de mi bisnieto. Un plan sin fisuras. Literalmente.Cita4.png
Un pólipo con demasiada sinceridad reflexionando sobre su legado familiar.

El coral es lo que pasa cuando la evolución tiene un mal día y se le olvida ponerle patas a un bicho. La comunidad científica, por no dejarlo fuera, lo metió en la categoría de animal, pero seamos sinceros: esto es una piedra con ansiedad de rendimiento. Su única meta en la vida es fabricar su propio sarcófago de caliza y mudarse a él en vida.

Los arrecifes no son "ecosistemas vibrantes", son cementerios verticales con ínfulas de metrópolis. Cada generación nace, se pega encima del esqueleto de sus padres y repite el ciclo. Es el negocio inmobiliario más deprimente de la naturaleza. Su único éxito evolutivo es que, para cuando un pez quiere morderlo, ya está tan duro que se le rompen los dientes. Es defensa por pura testarudez.

Taxonomía y evolución

Cerebro de coral, o algo así.

Clasificar al coral ha sido históricamente un dolor de cabeza porque nadie se creía que algo tan inútil fuera un animal. Durante siglos, los naturalistas lo llamaron "planta de piedra" o simplemente "cosa rara del fondo", hasta que el siglo XVIII llegó con microscopios y demostró que, efectivamente, era un bicho. Un bicho decepcionante, pero bicho al fin y al cabo.

Pertenece al filo de los Cnidaria, que viene del griego kníde (ortiga), lo cual es irónico porque lo único que pica del coral es su precio en las joyerías. Comparte familia con las medusas, pero mientras ellas al menos tuvieron la decencia de aprender a flotar, el coral es el primo vago que se sentó en el sofá hace 500 millones de años y no se ha levantado desde entonces.

Dentro de este club de fracasados, se divide principalmente en dos grupos que suenan a villanos de cómic:

  • Hexacorallia (los duros): Son los constructores compulsivos. Tienen tentáculos en múltiplos de seis, porque contar hasta siete les daba pereza. Son los responsables de los arrecifes, esas megaconstrucciones que se ven desde el espacio y que están hechas de cadáveres apilados.
  • Octocorallia (los blandos): Tienen ocho tentáculos y son las "gorgonias" y "plumas de mar". A diferencia de sus primos albañiles, estos no construyen nada sólido. Son como arbustos de carne que se menean con la corriente, fingiendo que hacen algo útil mientras filtran agua.
Evolución del Coral.jpg

Evolutivamente, el coral es un superviviente nato, lo cual es sorprendente considerando que su estrategia defensiva es "quedarse quieto y esperar que no pase nada". Han sobrevivido a extinciones masivas haciendo lo único que saben hacer bien: absolutamente nada. Mientras los dinosaurios corrían y se extinguían por ser demasiado dramáticos, el coral seguía ahí, calcificando lentamente.

Anatomía

Descripción de un pólipo dentro del coral.

Todo este tinglado se basa en el pólipo, un ser que es 99% estómago y 1% malas decisiones. Su cuerpo es un saco con un solo agujero que sirve de boca, ano y buzón de sugerencias. Imagina tener que decidir si lo que entra es comida o un halago. Una pesadilla logística.

Pero lo peor es su problema con la calcificación. El pólipo está obsesionado con producir carbonato de calcio. No puede parar. Es como si sudara cemento. Este proceso forma el cáliz, que es la base de piedra que lo pega al suelo y, de paso, a sus difuntos. Vive en la cárcel que él mismo construye. Por arriba, saca unos tentáculos patéticos cuya función es quedarse quietos hasta que, por pura estadística, un trozo de plancton le caiga encima. Es cazar por accidente.

Simbiosis

Afortunadamente ya llegó la comida.

El coral no se mueve, así que para comer ha montado un chiringuito de explotación con unas algas llamadas zooxantelas. La relación es simple: el coral pone la "casa" (las encierra en sus tejidos) y las algas pagan un alquiler del 90% de todo lo que producen.

Las zooxantelas hacen la fotosíntesis y le dan casi toda la energía al pólipo. Por eso el coral es un depredador de azúcar que no mueve un músculo. Esos colores tan bonitos del arrecife no son suyos. Es el color de millones de algas currantes, hacinadas, manteniendo a un vago. El coral es, básicamente, un proxeneta de carbohidratos.

Blanqueamiento

Blanqueamiento del coral, más o menos.

El coral es muy sensible. Si el agua se calienta un poquito, no se adapta. Le da un ataque de pánico y provoca su propio colapso: el blanqueamiento.

¿Y qué hace? En un arrebato de ira, desaloja a todas las zooxantelas. Echa a sus cocineras a la calle. Obviamente, al quedarse sin su única fuente de comida, se vuelve blanco y empieza a morirse de hambre en su propia fortaleza de piedra. Es igual a quemar tu casa porque no te gusta el tiempo que hace. Si la temperatura no baja, el coral muere. No negocia, prefiere la autodestrucción. Un drama queen de manual.

Apareamiento

A pesar de su vida de antisocial, para reproducirse monta una fiesta caótica y masiva. Nadie sabe cómo, pero todos los corales de un arrecife se ponen de acuerdo para soltar sus gametos a la vez.

El océano se convierte en una especie de gazpacho genético, una nube turbia de vida potencial. Las larvas que salen de ahí —plánulas— tienen un GPS interno con una sola dirección: "encuentra una roca, pégate y empieza a construir tu prisión". Es el único momento de libertad que conocerán, y lo usan para buscar su propia condena. Así se aseguran de que la siguiente generación tampoco tenga ninguna ambición de viajar.

Véase también

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