Terminator 2: el juicio final

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Terminator 2: Ally Mcbeal en juicio
Terminator 2: judment day
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Algo falla aquí.
Ficha técnica
Dirección James Cameron
Producción Carolcorolcorolco.
Intérpretes Arnold Schwarzenegger y otros que a nadie le importan.
Guión El director y otros tipo.
Música El tío del Casio de la primera peli, pero ahora con medios.
País Gringolandia.
Fecha de estreno En los noventa.
Género Ciencia ficción, terror, viajes en el tiempo y vandalismo poligonero.
Calificación Al 100% de los androides asesinos de metal líquido les gusta esta película.
Premios Técnicos sobre todo, promovidos por la Asociación de Frikis que hacen Robotitos.

Terminator 2: el juicio final (en inglés, Terminator 2: Judgment Day) es una película estadounidense un tanto confusa, porque por el título uno pensaría que va sobre cosas de abogados, pero no, es una película de robots que vienen del futuro a tocar los cojones a la gente.

Es la secuela de The Terminator, así como la segunda entrega de esta manoseada franquicia. Nos narra la historia de cómo Sarah Connor (Lewis Linda Hamilton) y su hijo John Connor son perseguidos por El T-1000, un androide más avanzado que el de la primera película que cambia de forma, imita voces y transforma partes de su cuerpo, incluido el carajo, en clavos. Otro Terminator más retrasado que éste (Chuache), es reprogramado en el futuro por John Connor y enviado a protegerse a sí mismo (a John, Connor, no a Chuache) en el pasado.

A Terminator 2 le siguieron otras secuelas, pero de éstas mejor no hablar.

Argumento

Los tipos de las bolas y el niñato respondón

-Jim, ¿seguro que los cyborgs del futuro usan estas bermudas? -Tú hazme caso, Arnold, que sé lo que me hago.

Rayos y una bola de la que se materializa de la nada un tipo musculoso y malencarado en cueros. Entra en un bar de moteros, como se le quedan mirando la mingurrina decide pedirle a uno de los moteros su ropa y sus botas. El motero se niega y entonces el tipo musculoso se lía a hostias con medio bar y hasta prepara motero a la plancha, pues le tira encima de donde fríen las whooper. Cuando va a llevarse la harley del motero pasado al punto, sale un tipo gordo con una recortada para impedírselo. Le manga la recortada, unas gafas de sol muy chulas, y no le pega más por vergüenza ajena que por lástima.

Otra parte de la ciudad. Rayos de nuevo y otra bola en la que se materializa de la nada un tipo tirillas en cueros. Éste lo primero que hace es golpear a un policía y mangarle el coche. Tras este desacato a la autoridad busca en la base de datos información sobre un tal John Connor, de quien descubrimos que es un mangui juvenil.

Conocemos al tal John: no hace los deberes, no recoge su habitación, escucha música grunge y está en la edad de las pajas. En resumen, resulta bastante hostiable. John está robando en un cajero automático gracias a un atari que lleva en la mochila con un amigo zanahorio al que cuenta que sus padres adoptivos son unos gilipollas (un matrimonio norteamericano estándar). También le cuenta que su madre de verdad parecía más guay, pues tras nacer él se dedicó a juntarse con la peor calaña de México de la que aprendió todo lo relativo a explosivos, tráfico de armas, uso de armas, espionaje, latrocinio, lenocinio y robo con escalo. La finalidad, según nos cuenta John, era entrenarle a él, desde antes de que diera sus primeros pasos y dijera sus primeras palabras, para que llegara a ser el perfecto rey de España líder de la resistencia en una futura guerra contra las máquinas. A resultas de todo esto y de que intentó volar por los aires una tienda de informática, una iglesia evangélica y hasta un Carrefour, su madre está ingresada en un psiquiátrico: una incomprendida, una víctima de la sociedad.

Persecución en el centro comercial donde esparcen los canis

El tipo que se vistió de policía (llamaremos a ambos viajeros del tiempo el poli y el motero, en lo sucesivo) hace una visita a los padres adoptivos de John para pedirles una fotografía del mismo. Éstos, encantados ante la posibilidad de que haya cometido algún delito grave y de que de una puta vez se lo lleven los servicios sociales y se lo quiten a ellos de encima, se la facilitan encantados.

John y su amigo el zanahorio se han ido a gastar lo que han hurtado del cajero en las máquinas del centro comercial: el Street Fighter, el Supermario y el Sonic, el colmo de la modernidad en los primeros noventa. Allí se aparece el poli, cosa que a John le hace poner pies en polvorosa, por si acaso, que se ve que no tiene la conciencia muy tranquila. Cuando está huyendo de él se mete por unos pasillos y, como quien no quiere la cosa, se ve entre el poli y el motero, que también andaba por ahí. Aunque en una escena así cabría esperarse que el poli y el motero se pusieran a bailar y a cantar versionando a los Village People, lejos de eso, se ponen a coserse a tiros el uno al otro (y también a un infeliz cuya única culpa fue pasar por ahí). John huye en un ciclomotor cutre que tiene y el poli sale detrás, primero corriendo como si llevara una escoba metida por el culo, más tarde en un camión que ha mangado sobre la marcha. El motero les persigue en su Harley-Davidson reventando alambradas con la recortada. Esta secuencia es toda ella muy buena porque hay vandalismo, destrucción del mobiliario público e inocentes muertos y/o contusionados. Finalmente el poli estrella el camión en una cuneta y el motero se lleva a John en su Harley, con lo que nos queda claro que iba a defenderle y no a matarle. Cuando vemos salir al poli del incendio en el que se consume el camión se nos muestra su verdadera esencia: es como Silver Surfer pero sin deslizador, por eso tiene que ir por ahí mangando vehículos.

Este no tiene nada que ver con el futuro, pero se lo cargan por pasar por ahí. Y por hortera, por llevar tirantes.

El motero le explica a John que es un Terminator que ha sido reprogramado y enviado por el propio John desde el futuro a proteger a John. Que el otro tipo es un Terminator también pero mucho más moderno: está hecho de una aleación de blandi blub y papel albal y puede transformarse en cosas, en gente, en infraseres como <inserta tu nombre aquí>, puede también convertir sus extremidades en armas blancas, que las ciencias avanzan que es una barbaridad. John se pregunta por qué él se envió a si mismo un Terminator retrasado en lugar de uno avanzado y el motero ni se inmuta ni se ofende, que eso es profesionalidad. También su dice que su madre no estaba tan loca después de todo.

Persecución en el manicomio de los horrores

Y ahí vemos a Sarah, en el manicomio donde la enviaron las autoridades por reventar cosas con explosivos. Se ha reencontrado con su viejo conocido el Dr. Silberman, quien dictaminó que sufría paranoia y delirios, eso cuando no estaba más chiflada que Gollum en ayunas. El que ella hiciera protestas de que el padre de su hijo era un hombre del futuro y que ella había matado un robot asesino no ayudó demasiado para obtener un diagnóstico más favorable.

Ahí la encontramos en su celda en el loquero haciendo ejercicios gimnásticos cuando Silberman pasa a verla con unos becarios mal pagados delante de los que se quiere hacer el listo. Intenta vacilar a Sarah pero le sale el tiro por la culata y es ella quien le vacila a él. Él ordena en venganza que la seden y los guardianes lo hacen gustosos, tras darle unas hostias: no saben con quién se han metido.

En la siguiente revisión psicológica, Sarah hace lo mismo que tú hacías con tus profesores y más tarde con tus jefes: decirles lo que quieren oir para obtener un trato favorable por parte de ellos. Al igual que te pasó a ti, no cuela. Silberman decide mantenerla aislada seis meses más, y cuando se lo comunica ella pierde los papeles y le da dos hostias, interviniendo los guardianes y atándola con correas en la celda. Cuando está así uno de los guardianes, que tiene unas gafas de culo de botella que parece el hombre topo de los Simpson, se muestra muy cariñoso con ella y le pasa tres palmos de lengua por la mejilla.

Literalmente le partieron la cara en dos, y no sirvió de nada. ¿No es de acojonar?

Sarah parece estar sonada pero en realidad está muy lúcida, por lo cual ha sido plenamente consciente del asqueroso lametazo del guardia, pero como heroína que es ha llevado esta situación tan vomitiva con el más completo estoicismo porque tiene un as en la manga: ha robado un clip a Silberman que utiliza tanto para abrir el candado de las correas como la cerradura de su celda.

Vamos de nuevo con John y Chuache. El plan del cyborg es poner pies en polvorosa y esconderse en una casita rural, que eso relaja mucho. John considera que tiene que avisar a sus padres adoptivos de que se va a pasar un fin de semana con un hombre musculoso, pero cuando les llama Chuache adivina que quien se pone al otro lado del teléfono es el poli que está imitando la voz (y la apariencia, aunque esto Chuache no lo ve) de los padres adoptivos de John, que a estas alturas tienen agujereados varios órganos vitales. A John esto le tira dle pijo, pero se preocupa por su madre biológica ¡tienen que ir a salvarla!. Chuache lo desaconseja, pero reconoce estar programado para obedecer de forma ciega a John. Para comprobar que esto es verdad, John le ordena dar una paliza a unos poligoneros que había por ahí, quienes salen malheridos. En vistas de esto, se van a rescatar a Sarah, pero John ordena a Chuache que no mate a nadie: "Una cosa es dar palizas a la gente y otra acabar con sus miserables vidas, divertirse está bien, pero no somos asesinos."

Sarah está dale que te pego con el clip abriendo cerraduras cuando se aparece el guardia cariñoso haciendo ronda. Sarah le rompe las napias con el palo de una fregona (y que de gracias que no se lo ensarta en el culo). El guardia cariñoso queda en K.O. y Sarah empieza a corretear por los pasillos del loquero evitando ser vista. Hasta que se topa de frente... ¡con el Terminator al que mató en la anterior película!. O al menos con alguien que se le parece mucho. Efectivamente, John y Chuache han llegado. Ante la horrible visión de este último, Sarah huye despavorida sin reparar que al cyborg le acompaña nada menos que su retoño. Cuando los guardias hacen presa de ella el susodicho cyborg les da una soberana paliza, liberándola. -Mami que ahora el robot del futuro es de los nuestros. -No me jodas, John... oye ¿por qué ese otro tipo atraviesa los barrotes tomando la contextura de un moco? -¡Mierda, huyamos!. Sarah, John y Chuache se meten en el ascensor, y aunque el otro bicho lo abre transformando sus manos en palancas ante la estupefacción de Sarah, Chuache le descerraja un disparo en todo el jeto abriéndole la cara en dos. -¿Qué es ese bicho? -pregunta Sarah-. Ahora no tiempo de explicarrr, el disparo no le detendrá y ni siquiera le volverá más feo -contesta Chuache-. El bicho transforma sus manos y su pene en cuchillos apuñalando el techo del ascensor de la misma manera que tú apuñalas una lata de tomate cuando el abridor del Ikea no funciona, y cuando los otros salen él logra bajar al ascensor en forma de plasta plateada. Se desencadena una persecución que termina con varios tipos que se cruzaron por ahí con politraumatismos y el bicho blandurrio temporalmente dejado atrás.

Interludio con los amigos del cartel

Esta película tiene reflexiones muy profundas. Si una máquina puede aprender a sonreír así... ¿no puede hacerlo un humano, incluso tú mismo?

John, Sarah y Chuache se dirigen a México para reencontrarse con algún amiguito de Sarah que le deje armas, pero por el camino Sarah va haciéndole preguntas a Chuache sobre los creadores de Skynet. Chuache tiene conexión a la Inciclopedia del futuro controlada por Skynet y le dice que el responsable de todo es un tal Dyson, así como dónde vive y qué marca de calzoncillos usa. Tras esta intensa conversación deciden allanar una propiedad para hacer noche, y también robar un vehículo. Allí John y Sarah abren la almendra a Chuache y le ponen en modo vibrador. Al día siguiente llegan donde el amigo mexicano de Sarah que, a juzgar por su modo de vida es esbirro de un cartel. Tras reclamarle Sarah a su amigo mediante amenazas vehículos y armas, éste se las da, quizás por miedo a que ella le delate respecto a turbio que sabe de él. Sarah, satisfecha, se queda echando una siestecita.

Sarah tiene un sueño. Se ve a sí misma vestida como en la época en la que era explotada laboralmente. De esa guisa está llevando al pequeño John al parque a jugar con los columpios. Cae una bomba nuclear y todos son achicharrados. Esta visión le hace tener las cosas claras: hay que arrasar con todo. Entonces se despierta, vandaliza la mesa de un merendero con un puñal dejando allí un mensaje, y se larga inmediatamente sin decir palabra.

John grita a su madre mientras ésta acelera en el coche que ha "tomado prestado". "¿Pero te vas sin darme siquiera un besito de despedida?", le dice. -Chuache, creo que nos ha dejado tirados como si fuéramos ancianos en una gasolinera. John y Chuache miran la mesa que ha sido vandalizada, donde leen el mensaje de Sarah, que reza así: "Tonto el que lo lea". La lectura de tal inscripción hace comprender a John lo que ha ocurrido: ¡su madre se ha ido a matar a Dyson, el futuro creador de Skynet!. Chuache le pregunta si está seguro y que cómo de esa críptica información deduce tal cosa. John responde "Confi, tío, siempre ha sido muy intensa".

Clichés norteamericanos: el culpable del Apocalipsis es un señor oscuro

Así John demuestra sus dotes de liderazgo del futuro explicando a su madre que matar gente no es la solución, aunque a veces den ganas. Vaya tela.

Casa de Dyson. Descubrimos que Dyson, el culpable de todo el mal que ha de venir, lejos de ser un mad doctor pulp es un tipo bastante corriente. Es un negro simpático de estos de los noventa, pero de los que viven en una casa pija, algo así como el Príncipe de Bel Air. Vemos que hace como que trabaja en el ordenador pero en realidad está jugando al buscaminas. Su hijo pequeño, acto de la adicción de su padre a las pantallas, reclama que le haga algo de caso por una vez. Y lo hace a la desesperada, arrojándole un coche teledirigido a la cabeza. Esto derriba a Dyson y hace que Sarah falle el tiro con su arma telescópica, porque ya iba a hacerle un headshot. Sarah entra en la casa pistola en mano, y a punto está de matar a toda la familia, lo cual crea un gran suspense porque en las películas norteamericanas de esta época los negros siempre son los primeros en morir. Pero entonces recuerda que ella no es un terminator. Se echa a llorar y hasta se mea encima ante la estupefacción de los que cerca han estado de ser sus víctimas. En estas se aparecen John y Chuache contentos de llegar a tiempo, aunque lo de "a tiempo" es un decir.

Hola, traigo a estos amigos a la jornada de puertas abiertas ¿nos deja pasar?

Tras estas escenas de terrible violencia se calman un poco las cosas y Chuache explica a Dyson qué es él en realidad, arrancándose todo el recubrimiento biológico de un antebrazo y mano, que uno se pregunta si tanto era necesario. Se preparan un pepito asando esa carne entre dos panes y Dyson, acojonado, entiende que lo que le cuentan es verdad y que de seguir así será responsable de millones de muertes. Deciden ir a destruir las oficinas donde trabaja Dyson, pues el vandalismo será algo fundamental en la cruzada de los Connor para salvar a la humanidad.

Una vez allí burlan los ridículos controles de seguridad gracias al atari de John y distribuyen explosivos por las oficinas. John agarra el chip y el brazo del primer Terminator, que Dyson estaba plagiando, y se lo mete en la mochila. Están así de jijí y jajá cuando entra la policía, pues las alarmas habían saltado. Mientras todos huyen Dyson se queda para inmolarse junto a su trabajo, así se cumplen varios preceptos narrativos del cine noventero: que el personaje se redima en un acto heroico y que el negro sea el primero en morir. Antes de huir Chuache nos regala una escena de vandalismo en la que no mata a nadie, siguiendo órdenes de John. Pero destruye múltiples coches policiales y deja tullidos a todos los agentes, cojitos para toda la vida.

Persecución en la fundición

He de terminar aquí, John. ¿No ves que mi ojo mecánico se mueve menos que los de Espinete? Estoy fatal.

Cuando las oficinas estallan, John, Chuache y Sarah están huyendo en un furgón policial, que conducen ellos en lugar de ir detenidos en él, aunque es lo que se merecerían por cafres. Les persigue desde un helicóptero el T-1000, que se había aparecido por ahí. Tras una nueva persecución en la que vandalizan media ciudad terminan en una fundición. Allí Chuache consigue que el T-1000 se quede congelado en nitrógeno líquido, lo que le retrasa temporalmente. Cuando el T-1000 se recupera no lo hace del todo, vemos que algo no anda bien. Espontáneamente toma la apariencia de ora Lola Flores, ora Chabelo, ora un frigorífico, ni Mortadelo cambia tanto de apariencia. Finalmente se sacude un poco y se recompone, pero anda así como con espasmos. Sarah y John siguen huyendo por recovecos entre pozos de fundición y Chuache se queda para enfrentar al T-1000, quien le da la paliza de su vida y le sodomiza con una barra de hierro. En una escena epiquísma en la que parece que ya está todo perdido y el T-1000 va a matar a Sarah y John, Chuache reaparece, pues se ha sacado la barra de hierro y se ha puesto una pila de petaca nueva, y de un petardazo hace caer al T-1000 a la fundición, donde muere de forma muy similar a Gollum, a quien es la segunda vez que citamos en este artículo, cosa curiosa, pero haciendo más posturitas.

-Bueno, parece que todo ha acabado. -Todo no, John, has de tirar el chip y el brazo del primer terminator. -El chip vale, pero el brazo quería usarlo como rascador. -Que te compre tu madre cremitas, tíralo. -Bueno, ya está. -No todavía, hay otro chip, en mi almendra. -¡No, no te tires tú, Chuache! -Debo terminar aquí. Veo que lloras, ya puedo entender por qué lo haces, aunque, como cagar blando, sea algo que yo nunca podré hacer.

Chuache baja a la fundición tras accionar Sarah el botón que acciona el montacargas y ahí acaba su trayectoria, achicharrado pero contento.

Vemos una carretera oscura, el futuro no está establecido, por primera vez lo sabemos y podemos imaginar que el de esta saga será tan negro como la carretera insuficientemente iluminada que constituye el último plano de la película.

Final alternativo

Existe un final alternativo en el que en vez de una carretera oscura vemos a Sarah como abuela llevando a su nieta al parque y dando de comer a las palomas. Nos cuenta que John ha llegado a ser un gran líder, pero no de la resistencia contra las máquinas, sino como congresista making America Great Again. Este final le pareció al propio James Cameron tan espeluznante que decidió eliminarlo y poner el de la carretera esa que es más oscura que el sobaco de un grillo.

Producción

El doble de acción de Chuache en la película y el propio Chuache. Al doble se le ve algo machacado.

El rodaje de la película se realizó en ubicaciones reales. La persecución entre los dos terminator y John se realizó en unos canales que habitualmente llevaban un río que fue desviado para filmar la película. Luego se olvidaron de restituir el curso normal del mismo, por lo que las casas de varias personas se inundaron, lo cual no impidió que se declararan fans de la película. Igualmente las oficinas de Dyson eran oficinas reales que el equipo de producción voló por los aires.

La hermana gemela de Hamilton, Leslie Hamilton Gearren, actuó en algunas tomas que requerían dos personas parecidas a Sarah. Ambas hermanas trollearon bastante a Cameron que le andaba por aquella tirando ficha a Linda ¿qué gemelos no han hecho travesuras en estas cosas del ligar?.

A Edward Furlong, actor que interpretó a John Connor, le bajaron los huevos y le cambió la voz durante la película, por lo que en lo sucesivo no fue más contratado para doblar a Gracita Morales al inglés.

Los efectos visuales se hicieron por informática, programando todo en el MS-DOS, mira tú si tiene mérito la cosa. Y la música la hizo el mismo tipo de la primera película, pero esta vez ya no tenía solo un Casio, sino que le pusieron una orquesta y todo, que no sabía muy bien cómo dirigir.

Recepción

Muy bien considerada por crítica y público, la película causa debate entre los que opinan que es mejor la primera y los que piensan que la secuela es mejor, debate que continúa hasta la actualidad en twitter, donde los partidarios de una insultan a los de la otra y viceversa, aunque por otra parte es lo que hace prácticamente todo el mundo en esa plataforma sea cual sea el tema a tratar.


Terminator 2: El juicio final se hizo acreedora a varios premios y nominaciones, la consecución de cuatro premios Óscar por mejor robot duro, mejor robot blando, mejores destrozos urbanos y mejor muerte de un negro. También obtuvo muchos otros premios en festivales provincianos que a nadie le importan.

Véase también

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canción (sí, no más)
sobre Terminator 2: el juicio final


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