Fabada Litoral

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BanderaEspaña.png Este artículo contiene una alta dosis de humor español.
Si no eres de esta casta tierra, probablemente pierdas el tiempo leyendo esto.


Cita3.pngCada vez que pagues la mensualidad te daré fabada Litoral...Cita4.png
Terremoto de Algordón sobre una traducción literal del hit reciente de la cantante americana Mamonna, Tango-vals con Loli
Cita3.pngEn esto quedó el proyecto Manhattan...Cita4.png
Albert Einstein sobre la aerofagia
La mítica anciana que produce fabada a través de su ano

La fabada Litoral es el alimento enlatado por excelencia del pueblo español, consiste en una mezcla casera y artesanal (hecha con las manos sucias después de cagar) de produczos típicos de la huerta y el campo de esta tierra prodigiosa promiscuosa: alubias blancas (entre más grandes, mejor la calidad y cantidad de los pedos consecuentes), tomate carnoso (de preferencia marciano, ya que los importados ilegalmente de Sudaquilandia vienen generalmente desnutridos), morcilla en estado natural (no confundir con la morcilla en estado morcillona) y panceta de cerdo (en este caso es más conveniente y da mejor sabor si se trata de cerdo del montón que de su pariente pijo, el cerdo ibérico, que es más caro y afeminado), cebolla blanca y abundante aceite de oliva (por lo que su consumo está medicamente indicado para aquellos individuos que pierden aceite).

Se le atribuyen ciertas virtudes a este enlatado nacional, como el crecimiento saludable de los bigotes en los gatos y perros o algún que otro frikazo político, si no que se lo digan a Josemari Asno, ferviente consumidor de estas latas, bueno el pobre abusaba tanto (se dice que se gastaba una octava parte de su sueldo en este pequeño vicio) que le crecía de forma salvaje y desordenada sin ningún atisbo de gracia o buen gusto.

Hay algunos individuos que afirman que este producto mejora notablemente la piel del rostro y que cada vez que abre una de estas latitas se pone cachondo y no puede esperar meterla al microondas y se la lleva inmediatamente no sólo a la boca, se embadurna todo el contenido por su agraciada cara, se deja caer en su tumbona preferida y a gozar cual fango del Mar Muerto, después de media hora se va al servicio a aclararse la cara y asegura quedar más guapo que el Brad Pitt. A ver si alguien le explica que aclararse la cara no es lo mismo que aclararse la cabeza, que ya hace falta que alguien le remueva las telarañas que tiene en el hueco del cerebro.

Véase también