Restaurante

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Cita3.pngEl servicio a domicilio lo inventamos para satisfacer la demanda de alitas de pollo del señor Marlon Brando. Catorce pizzerías y una docena de restaurantes se encargaban de llevarle los pedidos a casaCita4.png
Karlos Arguiñano sobre el servicio a domicilio
Cita3.pngCariño, ¿los macarrones se asaban o se freían?Cita4.png
Hombre a punto de invitar a su mujer a un restaurante
Cita3.pngGracias a la Guía Michelín, pude saber como llegar a París para comer bien. Lástima que me demorase dos meses, para cuando llegué ya me quedé sin hambreCita4.png
Adolf Hitler y sobre quién necesita espías si los propios franceses te dan los mapas de todas sus carreteras incluyendo las secundarias

El restaurante (del inglés restroom), el hogar de múltiples parásitos y bacterias, origen y fin de la diarrea.

Reacción estándar de los usuarios de restaurantes al ver la factura.

Pequeña historia

Hammurabi, rey mesopotamio ocioso y malvado, descubrió un día que estaba harto de que su cocinero le preparase tortilla de huevos de camello. Decidió buscar nuevas experiencias y al frente de la Guardia Real se dirigió a una casa al azar de Babilonia. Nada más entrar se sentó en la mesa del comedor y le dijo a la asustada familia; «¡HOYGAN! ¡Vasalla! ¿Qué tienes de comer?». La temblerosa mujer se acercó, sabía cuan malvado era, y contestó sencillamente y con humildad;«Su Majestad, de primero tenemos escorpiones asados con ciruelas y de segundo guiso de liebre con setas adobadas». El rey lo meditó un poco y preguntó si podía cambiar los escorpiones asados por una fuente de dátiles con jamón. «¡Por supuesto majestad—contestó la pobre mujerahora mismo le sirvo! ¿Qué desea beber?». Y así dio lugar a uno de los negocios más prósperos de la historia, por supuesto, tras el burdel y la tienda de cómics.

En la Edad Media los restaurantes eran regentados por la Iglesia. En ellos el único plato era una especie de pan plano y una copita de vino dulce. Sin saber cómo, el pobre cliente se encontraba engrosando los números de feligreses adeptos a Jesús.

Con el fin de la Revolución francesa hubo un excedente de guillotinas que se aprovechó para inventar la comida picada. De este modo los restaurantes dejaron de ser un sitio donde cebar a las futuras victimas de los sacrificios en las guerras de religión y pasaron a convertirse en lugares de culto y veneración. Así nació la cocina francesa donde el dogma de la salsa de pimienta tuvo su origen.

Subespecies

Desde el cretácico hasta la edad de hielo el hombre ha sufrido constantes bombardeos de pepinos desde el espacio exterior, pero ahora ha llegado el momento de tomarse la revancha.

De obrerosTenedor.pngTenedor.pngTenedor.pngTenedor.png

Menús económicos y buen ambiente, nada que ver con esos restaurantes franceses para estirados. Platos abundantes, caldosos y llenos de calorías para soportar largas jornadas de trabajo sin mayor diversión que el piropeo a jornada completa. El olor a sobaco puede que le deje trastornado por un momento, pero eso no será nada comparado con el Olor a fritanga y a vino tinto casero.

Puntos positivos
  • La gente es tan pobre como usted.
  • La comida llena hasta las costillas.
Puntos negativos
  • Si no es usted un obrero, engordará cinco kilos de golpe.
  • Le mirarán raro si pide agua embotellada del tiempo y si pide agua embotellada con gas podría ser sacrificado a los dioses de los fogones.

Alta cocinaTenedor.png

Aceituna al fresco. Planto inovador del gran chef español Ferran Adriá.

Olvídese de la película Ratatouille. Llamada Alta cocina por sus altos precios y sus bajos asientos, creados de esta manera para humillar al cliente. Es el lugar perfecto para ir a comer si está usted en un régimen o le encantaría aligerar el peso de su lustrosa cartera. Minipuagh a la cazuela con rábanos frescos a la Marsellesa, Patatas cocidas con ácido hídrico y condimentada con cloruro sódico a la provenzana, Embrión ovíparo preparado en triglicéridos a la romana. Todos estos son platos que podrá degustar con deleite obligado aunque no le gusten en absoluto.

Puntos positivos

(...)

Puntos negativos
  • El camarero te odia y se deleita restregandote su ignorancia gastronómica.
  • No hay menú del día.
  • Es de mala educación decirle al camarero que no te lleve el plato si aún te queda por pescar ese guisante rebelde.
  • Todo el mundo está muy contento de conocerse y comprobar que hay más idiotas como ellos que también van a sitios caros a comer, que no a alimentarse.

Restaurante familiarTenedor.pngTenedor.png

Las mascotas típicas de los restaurantes. Su presencia es un buen augurio.

Que bonito es ver a las familias del siglo XXI compartiendo momentos de esparcimiento de devoradora glotonería en reunión. La abuela senil denunciando que la han secuestrado con auténtica convicción, la pareja católica de Dalmacia con sus mal alimentados 101 dálmatas o el matrimonio de conveniencia son el paradigma de la felicidad. Aquí podrá disfurtar de su plato combinado mientras una horda de niños maleducados trata de acertarle con la salchica en el ojo.

Puntos positivos
  • Los demás parecen más infelices que usted.
  • Por fin entiende lo que significa la palabra insoslayable.
Puntos negativos
  • Acabas de tragarte algo sospechoso.
  • Es un trozo de hueso y vas a morir en menos de un minuto.

Self-serviceTenedor.pngTenedor.pngTenedor.png

I'm lovin eat.

La palabra self-service proviene del sajón antiguo y viene a decir más o menos lo siguiente: "Sírvete tu mismo, cabrón". Tuvo gran tradición en la cultura griega hasta que descubrieron que era mucho más cómodo estar tumbados mientras los esclavos les servían. En Estados Unidos tuvo un revival allá por los cincuenta cuando los americanos eran gente delgada y sana, pero el malvado Richard Nixon trató de conquistar la Tierra por décima vez usando estos restaurantes.

Puntos positivos
  • Te sirven la comida rápidamente.
  • El precio es razonable.
Puntos negativos
  • Tardarás mucho en digerirla.
  • Enhorabuena, tus hijos serán unos mutantes, pero no al estilo de Héroes.

Miembros más destacados de la plantilla

El canon de la Escuela de Borgoña fijó los siguientes puestos en el famoso Concilio Culinario de 1912, que por cierto, acabó en una batalla épica de pasteles de nata.

Cocinero jefe o Chef

Conviene desplumar bien la polla antes de servirla en un restaurante chic.

Suelen ser orondos y lentos. Inexplicablemente, al igual que ocurre con la asombrosa capacidad de vuelo de la abeja, ningún científico se ha podido explicar como son capaces de preparar cincuenta platos a la vez. Su punto flaco suelen ser las comidas preparadas con alcohol, ya se sabe el famoso dicho; «Uno para el guiso, otro para mí.». Por esta razón las tasas de sucidio son muy altas y en ocasiones superan a las de friegaplatos.

Con quién se lleva mal

Con los camareros.

Su frase

«¡Que se enfrían los postres!»

Pinche

Es el esclavo del anterior, se pasa todo el día pelando patatas y quitándole la piel a los calamares. Son los llamados intelectuales del puchero, en sus horas libres suelen escribir libros sobre la liberación final de la salsa bolgnesa y demás cosas.

Con quien se lleva mal

Con todo el mundo excepto con el friegaplatos.

Su frase

«La limpieza del suelo con fregona es un símolo bien tratado ya por los pensadores de mediados del siglo XIX. Ahora mismo le traigo la lata de tomate señor.»

Friegaplatos

La bandera ondeará orgullosa en todos los McDonalds del mundo algún día no muy lejano.

Es la carne de cañón del movimiento proletario. Se dedica a limpiar los desperdicios de la burguesía de más rancio abolengo, aunque con desgana. Se les reconoce fácilmente por que cuando llegan a un bar se ponen a criticar la suciedad de los vasos y demás enseres del servicio. En 1981, Freddy Menostropiero demostró que un friegaplatos podría pasarse dos semanas enteras sentado delante de un espejo. Después de este descubrimiento científico fue expulsado del país.

Con quién se lleva mal

Con nadie, de hecho los demás trabajadores no saben que existe.

Su frase

«¡Friegaplatos del mundo, uníos!»

Camarero

Su misión consiste en llevar los pedidos de la cocina o la barra a la mesa sin que ocurra ningún percance. Existe la subespecie camarero de bar de carretera, característico es su capacidad de ignorar al cliente y dedicarse a otros menesteres tales como limpiar las mesas sucias, colocar bien las sillas y atender a los clientes que ya están atendidos.

Con quién se lleva mal

Con los de la cocina.

Su frase

«Juro que ese pelo que está en la sopa y que casualmente es del mismo color y la misma longitud que el de mis bigotes, no es mío, o por lo menos no lo puede demostrar»

Metre de merde (o como se escriba)

¡Cuidado! Los camareros salen de las paredes. Literalmente.

Es el máximo exponente del refinamiento en el mundo de la restauración. Se le reconoce fácilmente por esa elegante forma de caminar por el comedor como si llevara una escoba metida en el culo. Otro detalle importante es su acento francés y las risitas que suelta cuando el despistado cliente pide un vino que casa poco con la comida.

Con quién se lleva mal

Con todo el mundo.

Su frase

«Como guste el señor. ¿Le traigo de paso Coca Cola para terminar de joder el vino o prefiere que escupa dentro?»

Comensal

Es la razón de ser del establecimiento alimenticio. Se caracteriza básicamente por yacer sobre alguna silla, en una mesa y llamar todo el tiempo al camarero sin lograr su atención en prácticamente toda la estancia en el establecimiento. Una de sus principales gracias es, hacer algún gesto desalentador al ver el platillo del comensal del frente y compararlo con el propio. Otras de sus propiedades, es pedir el platillo en forma de carita para el niño, tapar los inodoros de los baños del establecimiento, hacerse el gilipollas al momento de tener que pagar la cuenta para que otro comensal lo haga, discutir con el camarero por el pelo en la sopa, no dejar propina, etc.

Con quién se lleva mal

Con el camarero

Su frase

«Prefiero usar mi dinero para limpiarme el culo antes que volver a éste restaurantucho, joder»

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