Cine de ciencia ficción
El cine de ciencia ficción es igual al cine normal pero con robots, viajes en el tiempo y extraterrestres, lo que automáticamente les quita su status de arte a estas películas y las deja al nivel del anime y el cómic de Marvel. Además de para malgastar el presupuesto, este cine también se ha utilizado para hacer críticas políticas o sociales, pero que gracias a su formato, se quedan en tipos raros consumiendo drogas virtuales en callejones y la gente sólo critica al director de la película por gordo y depresivo, no a la sociedad que lo volvió así.
Definición
Definir con precisión qué películas pertenecen al género de ciencia ficción es muy fácil, sólo tomas una película y le agregas tecnología que no existe o la sitúas en un universo alterno donde generalmente las cosas pasan mal, eso es todo. Las cintas tienen que tener una premisa mala para que el público pueda ponerle atención a los efectos especiales y no se distraiga con el argumento, así se aprovecha para ahorrarse el dinero en guionistas.
Pero no siempre es así, aunque el cine B domine este género, también hay algunos iluminados como Stanley Kubrick o Ed Wood que hacen obras tan artísticas que la gente tiene que negar que son ciencia ficción para poder ir a verlas sin asco.
Historia
Décadas de 1900 a 1920
Las películas de ciencia ficción comenzaron a arruinar el cine desde el principio del mismo. En la industria cinematográfica aún no se habían inventado el sonido, los colores ni los escándalos sexuales, pero sí los efectos especiales de cartón, lo que era lo único que la cf necesitaba. Obviamente este género no debía ir con películas de corte serio (los racistas ya las habían acaparado) sino con comedias, pues nada más hilarante y absurdo que la ciencia.
En 1902, el comediante, director y poco (o casi nada) astrónomo Georges Méliès se documentó con los más actuales descubrimientos cosmonáuticos como que nuestro satélite tiene una cara, hay gente viviendo ahí (los lunáticos) y que los cohetes de la época victoriana son de la mitad del tamaño de la Luna. Con este amplio conocimiento y mucho cartón y pegamento, filmó Le Voyage dans la Lune, primera en ser considerada una parodia de algo que aún no existía. Méliès falleció cuando intentó hacer un cohete espacial con su estufa, pero su discípulo español tercermundista, Segundo de Chomón, continuó con su legado, plagiando descaradamente la cinta de su maestro pero en otros lugares como Marte o Júpiter (usaron las mismas locaciones que la original, con un color distinto, lo que no sirvió de nada porque era a blanco y negro).
Se comenzó a buscar un cambio, pues la ciencia ficción cómica no hacía reír a nadie (solamente a los científicos, y de burla), y se optó por el terror filmando Frankenstein y Dr. Jekyll and Mr. Hyde que causó el primer linchamiento masivo de científicos locos de la historia moderna, por lo que científicos posteriores optaron por no ser locos.
También existió la crítica social, en Metrópolis el director Fritz Lang relata una sociedad donde los autos vuelan y los robots son la servidumbre, pero para hacer funcionar a estos avances tecnológicos se requiere que muchos hombres trabajen en minas de carbón sin ningún respeto por su vida para que Jeff Bezos y Elon Musk puedan minar criptomonedas y jugar a viajar al espacio. Afortunadamente la advertencia se hizo a tiempo hace cien años y eso sólo quedó en una distopía.
Décadas de 1930 a 1950
Los años 30s fue una década muy absurda, incluso para los estándares absurdos de la cf. Se estrenó King Kong que ya la debes conocer si te gustan los simios muy grandes; también vio la luz Things to Come en 1936 que decía que en 1940 iba a iniciar la Segunda Guerra Mundial y que concluiría en los años 70s cuando los hippies tomaran el control del mundo y acabaran con las guerras para siempre, y luego la gente haría una revolución porque en 2030 enviarían el primer hombre a la Luna y eso les molestaba a saber por qué; en Horizontes perdidos de 1937 se muestra la vida de unos tipos que llegan a Shangri-La, no mueren, no sufren y se aburren como ostras porque no hay porno, por lo que deciden escapar, esta cinta ganaría dos Premios Oscar y casi llevaría a Columbia Pictures a la bancarrota porque le metieron mucho dinero y olvidaron estrenarla.
Los 50s, o la década de la exploración espacial, pues aquí los astronautas no viajaban millones de kilómetros sólo a caerse de manera graciosa como en las décadas anteriores, sino que debían enfrentar problemas y obstáculos que rellenaran una larga película de 45 minutos. La Unión Soviética se adelantó dieciséis años pues en 1924 filmó Aelita, una libre y para nada panfletaria cinta en la que unos cosmonautas rusos van a Marte y lideran una revolución para derrocar al rey de ese planeta y que los marcianos proletariados conquistaran los medios de producción (quizá por eso siempre invaden Estados Unidos y no nos habíamos enterado).
La marca comercial competidora, capitalismo, no se queda atrás y filman ocho mil bodrios cinematográficos, entre los que se rescatan: Planeta prohibido, la Tempestad de Shakespeare es actualizada en el que la isla desierta es cambiada por un planeta lejano, los náufragos por una tripulación espacial perdida, el esclavo negro por un robot negro y Hamlet por un gusano gigante de seis bocas; It! The Terror from Beyond Space es exactamente Alien: el octavo pasajero pero con una botarga y una bodega llena de cartón que simula ser una nave espacial; The Thing from Another World es exactamente The Thing pero con una botarga y una bodega que simula ser una cabaña; The Day the Earth Stood Still narra las aventuras de un héroe que llega a un lugar peligroso, le disparan y lo meten preso a pesar de que intenta ayudar a que la gente no haga estupideces, terminan matándolo, ese héroe es un extraterrestre y el lugar peligroso es tu casa la Tierra.
Para 1959 ya sabían que los seres humanos somos muy estúpidos y filman Things to Come, ahí la humanidad se voló hasta la ropa interior con bombas atómicas y sólo queda vida en Australia, pero una nube radiactiva se dirige en camino y sólo quedan dos opciones, esperar una muerte lenta o asfixiarse con patatas. Por último está The Incredible Shrinking Man en la que el protagonista inventa las pastillas de chiquitolina y debe sobrevivir en la microsuciedad de su casa hasta que se lo come un Tardigrada.
Décadas de 1960 a 1970
En comparación con la década anterior, la cf quién la veía no sólo era por estar muy borracho, muy aburrido o muy bajo de autoestima; sino que la ciencia ficción llegó al gran público que se podía permitir boletos de cine. En 1960 se estrenó La máquina del tiempo, adaptación de H. G. Wells, que le daba razón a los comunistas que las clases sociales son malas; de 1962 es Ikarie XB-1 en Chescosloméxico, unos astronautas se quedan jóvenes mientras en la Tierra todos se hacen viejos, muchos años después Christopher Nolan plagiaría esta trama y le pondría mucho maíz y polvo; pero destacó en 1968 2001: A Space Odyssey cuya trama saldría después de que Stanley Kubrick peleara con unos monos con huesos y filmara la más grande cinta somnífera con un vals de símios, naves espaciales de IA homicida, Jesús Monolito y bebés gigantes flotantes del espacio exterior.
Otras películas de la década fueron Fahrenheit 451, que describe una sociedad sin Inciclopedia, deshumanizada por la falta de cultura y manipulada por la Wikipedia. El planeta de los furros enseña cómo los peludos están destinados a conquistar la Tierra y a dejarnos a los humanos normales como esclavos de sus fetiches. Fantastic Voyage enseña que es mala (o buena) idea hacer muy pequeñas a las personas para metérselas por el recto a otras. En The Man Who Fell to Earth un alienígena busca cómo llevar agua de la Tierra a su planeta, metiéndonos en la sequía que tenemos en el Siglo XXI.
En 1972, los rusos filmaron Solaris, versión más lenta, aburrida y larga de 2001; luego el mismo director filmó Stalker que era lo mismo que Solaris, pero no en el espacio, sino en un pueblo abandonado; los gringos volvieron a contraatacar con La amenaza de Andrómeda de una bacteria alien que come radiación y humanos; en THX 1138 las marcas comerciales dominan el mundo y quien no las compra es considerado pobre (motivo de burla); en La naranja mecánica se narra un mundo donde las naranjas son ultraviolentas y responden a las órdenes de Beethoven; Soylent Green de 1973 se atreve a exponer lo que todos pensamos, que nos hagan comida a los humanos para acabar con el hambre y la sobrepoblación; Dark Star (1974), es extraña, una bomba terrorista muy inteligente amenaza con estallar a los que la crearon si no le dan un millón de dólares y una bomba hembra.
Pero este cine encontraría lo que siempre buscó, dinero, mucho dinero, con el estreno de dos cintas de 1977, Star Wars y Close Encounters of the Third Kind que enseñaría que no hay que tener más miedo al espaciosino al mar, por eso salió Jaws y por primera vez serían grandes producciones familiares de aventura, no esas de miedo y angustia que tanto nos hacían reír. Sin embargo, Alien: el octavo pasajero de 1979 les golpeó en la cara diciendo que el terror también vendía y mucho, haciendo notar a los productores que no importaba el subgénero de la ciencia ficción, lo importante es que los extraterrestres tuvieran presupuesto, no disfraces de goma.
Década de 1980
Siguiendo con la épica espacial Flash Gordon nos adentraría a una avanzadisima civilización galáctica en la que la ropa barata, la falta de personajes y los grandes palacios imperiales de una sola habitación sin muebles, nos harían pensar que estamos en el tercer mundo de los imperios interestelares; pero no todo podía ser el espacio (pues salía muy costoso filmar en la órbita terrestre), los creadores trajeron de nuevo la ciencia ficción a la Tierra de la mano de la nueva tecnología de los 80s como esa que convertía a la gente en telépatas-telequinéticos-zombies-asesinos-super-feos como en Scanners, por eso no recordamos con mucho cariño esa década.
Lo que sí recordamos con cariño era que iniciaban los ordenadores personales para los hogares, y uno se podía meter a ellos y jugar a las motocicletas en la placa madre, Tron es un documental de esa época de lo que se podía hacer con una buena Lentium 0.1 con MS-DOS. Mientras tú (si eres muy viejo), tus padres o tus abuelos jugaban a Tron, otros veían Blade Runner, una comedia xenófoba de ciencia ficción en la que Harrison Ford tenía que ir matando seres humanos mejorados (o androides empeorados), sólo porque eran diferentes a los humanos, es una de esas películas que se vuelven de culto por racistas.
E.T., el extraterrestre destacaría no sólo por ser empalagoso como comer azúcar a cucharadas (igual de dañino), sino por concretar el estigma contra los alienígenas, de que o son tontos o son feos y en este caso es ambos, pero ganando millones para el director Steven Spielberg que prometió E.T. 2 cuando volvieran a destruir la Tierra, pero hasta el momento no lo ha cumplido. Pero por una de azúcar, hay 10 de sangre, en este caso de aceite, en la cinta que volvería a Arnold Schwarzenegger de un macho musculoso que habla raro, a un macho musculoso superestrella; The Terminator nos enseñó que los viajes en el Tiempo, los robots asesinos y las paradojas mortales era lo mejor para llevar a ver a los niños al cine; ya si uno quería lo mismo pero sin robots estaba Back to the Future y sus secuelas con las que muchos se ilusionaron en vano por tener patinetas voladoras y pizzas deshidratadas en 2015.
Los Aliens regresaron en 1986, dando pauta a que las segundas partes podían ser buenas (excepto la segunda parte de Odisea del espacio, que sí era muy mala); más lo fabricantes de robots (que para la fecha no eran muy buenos) estaban perdiendo mercado porque todos les tenían miedo, así que filmaron RoboCop para demostrar que era lo contrario, no se esperaron que la gente les tuviera aún más miedo a los robots y ahora también a los policías robot; más tarde llegaría Depredador que era amigo de Terminator y quería vengarse de Arnold; en La mosca el directo de cine infantil Cronenberg nos enseña como la tecnología sirve para hacer superhéroes nuevos. Y finalizamos con AKIRA y la forma en que los japoneses ven el desarrollo y la tecnología: muy optimistas.
Década de 1990
La década de los 90s trajo consigo avances importantes como peores efectos especiales y guiones menos trabajados, pero lo compensó con ofertas en dulcería en los cines en sus estrenos y el ingreso de grandes actores al género como Arnold Schwarzenegger y Tyrannosaurus Rex. Total Recall nos sorprendió en 1990 con una película de espías, acción y prostitutas de tres pechos, todo en Marte. Más la década no empezaría oficialmente sino hasta 1993 cuando Steven Spielberg clonó un pequeño ejército de dinosaurios para poder realizar su blockbuster Jurassic Park, al final del año celebrarían sus premios sacrificando a los reptiles para hacer tacos con ellos.
Con un presupuesto más modesto (un dólar, menos impuestos) se juntó a Bruce Willis, Brad Pitt y un <inserta tu nombre aquí> alternativo en un manicomio para relatar como el COVID-19 llegó del futuro gracias a un viaje en el tiempo, esa es la trama de Doce monos si es que no la estoy confundiendo con otra película; Species (1995) nos atrapó por su excesivo uso de topless de una extraterrestre disfrazada de humana psicótica; en Independence Day (1996) Will Smith es un héroe de guerra (tras los sucesos de Men in Black) que tiene que meterles un virus por donde pueda a los extraterrestres que nos quieren conquistar sin convencernos con baratijas primero; Mars Attacks! va de lo mismo.
Saltamos con los japos y su obsesión con el anime en Ghost in the Shell (1995) que narra la historia de un fantasma y una concha; en El quinto elemento (1997) Bruce Willis regresa para hacer una comedia de acción, romance y mini-tits que se parece tanto a Futurama que no dudamos que la Fox se robó las ideas; el filme Starship Troopers (1997) dicen que está bueno, pero no me he puesto a averiguar de qué va, quizá de paz y armonía en la galaxia. Gattaca (1997) es una película de culto que es una distopía tercermundista transhumanista en que las parejas pueden elegir a sus hijos con el color de piel, ojos, altura, etc., como tú eliges a tu avatar en los juegos.
Cube (1997) es la historia de un cubo superinteligente y superhomicida que tiene plaga de humanos adentro; Armageddon y Deep Impact, ambas de 1998, es Gringolandia salvando a la humanidad de los meteoritos que ellos mismos provocaron, Dark City de 1998 es exactamente igual que Matrix, pero con aliens calvos en lugar de Inteligencia Artificial. La década finaliza con The Truman Show (1998) que es la historia de un hombre con una vida perfecta y feliz, por eso se le considera ciencia ficción; al final The Matrix, en 1999, metió a todo el mundo en la onda filosófico-cyberpunk de comprar gabardinas y antejos negros para salir por la noche.
Década de 2000
Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma se estrenó en 1999, pero se nos olvidó verla sino hasta el 2009, por eso la ponemos aquí. Ésta y las demás millones de precuelas consiguieron que quienes no hayamos visto las clásicas, tuviésemos aún menos ganas de hacerlo. Cuando menos el 2000 nos trajo algo decente, Titan A.E., que en su tiempo nadie valoró, pero sería considerada una joya de la animación en 2050 (en 2024 todavía nos parece aburrida y pretenciosa, ya en el futuro se valorará, quizá).
Donnie Darko de 2001 ni siquiera tendría que estar aquí porque parece más magia que ciencia, pero la ponemos porque los fans de los conejos rosas y los viajes en el tiempo injustificados nos reclamarían si no la sumamos a la lista. Desde 2002 iniciaría la exitosa saga de Resident Evil, la primera cinta tendría algo de coherencia narrativa y visual, luego todo degeneraría en perros CGI y zombies inteligentes y tontos al mismo tiempo. El mismo año fue testigo de la única cinta buena de Tom Cruz, llamada Minority report que era una especie de Twitter inteligente que sabía que cometerías delitos y alertaba a la policía para que te rompiera las piernas antes de que lo hicieras, cuando la probabilidad era sólo del 50% de que deliquieras, únicamente te rompían una pierna.
2003 nos trajo una trampa trayéndonos The Matrix 2 y 3, que suponíamos serían igual de épicas que su antecesora, pero resultaron ser un fandub (no aprendimos la lección y también nos ilusionamos con Matrix 4). 2004 llegó con Yo, robot una gran película que respeta los fundamentos de Isaac Asimov sobre robótica y sus paradojas está hecha para que Will Smith se luciera peleando contra robots. En 2005 destrozaron el libro de Guía del autoestopista galáctico metiéndole a su cinta poco presupuesto, poco humor y poco de todo, excepto chistes malos, esos sobraron.
Children of men en 2006 salió la mejor película cf de la década, para su mala suerte nadie quería ver un drama sobre una sociedad donde ya no nacen niños, por eso ahora hay tanto child free, porque no vieron esta distopía. En 2008 WALL·E nos avisó que nos volveríamos gordos por el trabajo a distancia, no le hicimos caso a tiempo, también este año inició el UCM con Iron-Man que pronto dejó de ser ciencia ficción pura para transformarse en documental cine de superhéroes y como ese es otro género y no nos van a pagar más por hacerlo, no lo mencionaremos más en este artículo (a menos que nos paguen más).
Avatar de 2009 (no confundir con Avatar, el calvo) es la película más taquillera de todos los tiempos, no por su historia copiada de Dances with Wolves, no por sus actores un poco famosos, no por sus referencias a USB orgánicos, sino porque era la primera cinta en tener un 3D de verdad. Tras ésta vino la mejor cinta de ciencia ficción de la década que era tan pero tan buena que pasó desapercibida en el mundo, excepto en Sudáfrica donde se filmó, es District 9 que en realidad es un documental de alienígenas indocumentados que se quería hacer pasar por película para ganar algún Oscar.
Década 2010
En el emocionante 2010, Christopher Nolan nos dio Inception, porque, claro, nuestras vidas no eran suficientemente complicadas, ahora teníamos también que preocuparnos si estábamos soñando o sólo éramos tontos viendo un trompo. Mientras algunos intentaban entender el final, otros se preguntaban si los monos merecían un Óscar por su profunda actuación en Rise of the Planet of the Apes, la respuesta era un definitivo "más que James Franco, sí".
Durante 2012, Los juegos del hambre nos transportaron a un futuro donde la moda consistía en vestidos de novia hechos con cortinas y el tiro con arco era el nuevo "must-have", quién diría que sería sólo dos décadas después los juegos se harían reales. World War Z llegó para enseñarnos que enfrentarse a zombis es tan fácil como inocularnos rabia para que no nos vieran.
Alfonso Cuarón con Gravity en 2013 nos recordó que el espacio es un lugar donde nadie puede escucharte gritar, pero donde todos pueden oír tus dilemas existenciales mientras das vueltas vomitando tu traje espacial. Y para aquellos que pensaban que una noche tranquila era un lujo, The Purge demostró que una buena purga anal anual es la mejor manera de mantener unas sanas relaciones con los vecinos.
En 2014, Godzilla resurgió de las profundidades para decirnos que nuestros problemas eran tan pequeños como sus enemigos kaijus y matar a Bryan Cranston a los 15 minutos de película. Pero no te preocupes, porque Interstellar nos llevó a agujeros de gusano para que pudiéramos perder toda noción del tiempo y del sentido común pensando que podemos comunicarnos con nuestros hijos del pasado-futuro mediante libros polvosos. The Martian en 2015 nos hizo creer que sobrevivir en Marte es tan sencillo como hacer jardinería en tu patio trasero y que, en caso de emergencia, siempre puedes confiar en las papas. Mientras que Ex Machina nos confundió al mostrar que enamorarte de robots es tan buena idea como intentar enseñarle tecnología a tus padres, la moraleja es que no pongas cosas sexys de skins.
Cerraría bien la década, con Mad Max: Fury Road que en 2015 reveló un apocalipsis lleno de acción y vehículos locos, donde la gasolina era más valiosa que el oro y la moda consistía en piel, cuero y locura, mientras un tipo parecido a Donald Trump pero con cabello largo te persigue. Y cerrando con broche de oro, Blade Runner 2049 en 2017 nos dejó más confundidos que un gato en una habitación llena de luces láser.
Década 2020
Temas, imaginería y elementos visuales
Imaginería
En el fascinante mundo de la ciencia ficción, la imaginería es tan variada como los memes en internet. Desde naves espaciales que se parecen sospechosamente a utensilios de cocina hasta trajes extraterrestres que podrían pasar desapercibidos en cualquier desfile del Orgullo gay. Quién iba a pensar que el futuro sería tan brillante y lleno de luces LED parpadeantes que sirven para absolutamente nada.
Películas como Blade Runner 2049 nos sumergen en un futuro tan visualmente deslumbrante que hasta los robots se preguntan si están soñando con ovejas eléctricas o tienen un fetiche raro. The Fifth Element también merece mención, donde Bruce Willis intenta salvar el mundo mientras lucha contra alienígenas, divas azules y taxistas intergalácticos. En Tron, los personajes se enfrentan a desafíos digitales en un mundo cibernético que parece diseñado por un diseñador gráfico con demasiada cafeína, por decir lo menos. Metropolis (la original de 1927) nos transporta a una ciudad futurista donde los trabajadores son explotados y los robots hacen más que solo café o artículos de Inciclopedia. Por último, Her nos ofrece una visión más íntima del futuro, donde Joker es capaz de enamorarse de Alexa.
Elementos científicos
En la ciencia ficción, los elementos científicos son tan realistas como tu intento de explicarle a tu gato cómo funciona la inteligencia artificial. Desde agujeros de gusano que te llevan a lugares desconocidos hasta máquinas del tiempo que complican más las líneas temporales que un episodio de telenovela turco-coreana-mexicana.
En el complicado reino de los elementos científicos, Interstellar nos lleva a través de agujeros de gusano y nos muestra que el espacio-tiempo es más retorcido que una serie común de Christopher Nolan. The Martian demuestra que cultivar papas en Marte es más complicado de lo que parece, incluso con la ayuda de Matt Damon. Eternal Sunshine of the Spotless Mind no trata sobre física cuántica, pero nos deja preguntándonos si borrar recuerdos sería una aplicación práctica de esa teoría. Primer es tan complicada que incluso los físicos teóricos tuvieron que verla varias veces para entenderla y luego despreciarla. Gattaca nos advierte que en el futuro, tu ADN podría ser más importante que tu currículum, que, bueno, ahora ya no vale mucho de todos modos.
Formas de vida alienígenas
En este vasto universo de la ciencia ficción, las formas de vida alienígenas son tan diversas como las opciones en un buffet chino. Desde pequeños seres verdes que solo quieren tu amistad hasta criaturas amorfas que parecen sacadas de una pesadilla interdimensional lovecraftiana. ¿Y qué sería de la ciencia ficción sin esos alienígenas que sorprendentemente hablan perfecto inglés?
E.T., el extraterrestre sigue siendo un clásico que nos recuerda que a veces solo necesitas un amigo de otro planeta para superar tus problemas en la Tierra. District 9 presenta alienígenas varados en la Tierra y muestra que la discriminación no es solo para humanos, sino que afortunadamente la podemos aplicar a otras formas sintientes de vida. La llegada nos desafía a comunicarnos con criaturas extraterrestres que tienen más simetría en su escritura que la mayoría de nuestras vidas. Close Encounters of the Third Kind demuestra que la música es el idioma universal, incluso para extraterrestres, y que bueno que los extraterrestres llegaron a la tierra en los 70s, de haber sido hoy, hubieran creído que les declaramos la guerra. Men in Black nos revela que algunos alienígenas prefieren vivir en Nueva York y vestir trajes elegantes, algo que quisieramos todos.
Películas de catástrofes
En las películas de catástrofes de ciencia ficción, la Tierra parece tener peor suerte que tu amigo en una cita a ciegas. Ya sea por invasiones alienígenas, asteroides que apuntan directo a nosotros o desastres naturales que harían que un huracán parezca un pedo refrescante.
En el desafortunado mundo de las películas de catástrofes, 2012 se lleva la palma, mostrándonos que la Tierra tiene más modos de autodestrucción que un adolescente enojado. Deep Impact y Armageddon nos recuerdan que los asteroides son como invitados no deseados en una fiesta cósmica. San Andreas prueba que incluso Dwayne "La Roca" Johnson no puede salvarnos de todos los terremotos. The Day After Tomorrow nos advierte sobre los peligros del cambio climático, pero lo hace con tanto drama que olvidamos el mensaje. War of the Worlds demuestra que los extraterrestres no siempre vienen en son de paz y que Tom Cruise siempre es el héroe inesperado.
Películas de monstruos
Cuando se trata de monstruos en la ciencia ficción, Pacific Rim toma el relevo, presentándonos gigantescos robots luchando contra criaturas del tamaño de rascacielos. Cloverfield nos enseña que incluso en medio de un ataque monstruoso, alguien siempre tiene una cámara para filmar todo. Godzilla es el rey de los monstruos y nos muestra que, en el mundo de la ciencia ficción, algunos lagartos gigantes simplemente quieren destruir ciudades. The Host (la coreana, no la de Stephenie Meyer) ofrece un giro único al género de monstruos con un monstruo que es tanto aterrador como entrañable, casi para tener hentai con él. The Shape of Water demuestra que incluso los monstruos pueden encontrar el amor, especialmente si son anfibios.
Mente e identidad
En la ciencia ficción, la mente y la identidad son tan maleables como la verdad en una historia de pescadores judíos del siglo I. Desde explorar mundos virtuales donde todo es posible hasta enfrentarse a dilemas existenciales que te harán cuestionar si eres humano o simplemente un androide muy bien (o muy mal) programado. Una angustia nueva adquirida.
Inception se convierte en el maestro de ceremonias, donde los sueños se mezclan con la realidad y la arquitectura de la mente es más compleja que la de cualquier laberinto dibujado por Ellen Page. The Matrix nos sumerge en un mundo donde la realidad es solo una simulación y los ciberespacios son más peligrosos que las calles de una ciudad mala, no una ciudad buena como la tuya. Eternal Sunshine of the Spotless Mind explora la memoria y las relaciones de una manera tan única que te preguntas si realmente necesitas recordar todos esos momentos incómodos. Being John Malkovich invita a entrar en la mente de otra persona, literalmente, lo que ahora se consideraría delito. Donnie Darko añade un toque de conejos proféticos y viajes en el tiempo para mantenernos pensando incluso después de que se hayan apagado las luces nos hayan corrido con la escoba del cine.
Robots, humanoides, androides, ginoides, clones y cyborgs
Los robots, humanoides, androides, ginoides, clones y cyborgs son tan comunes como los remakes en Hollywood. Desde robots amigables que te ayudan con las tareas domésticas como pajearte pulir las cucharas, hasta ciborgs con una misión de venganza épica. ¿Y quién puede olvidar esos clones que siempre parecen tener agendas ocultas más complicadas que una telenovela intergaláctica?
En el futurista abanico de robots y seres cibernéticos, Ex Machina brilla con luz propia, presentándonos una androide tan convincente que nos hace cuestionar nuestra propia humanosexualidad. Blade Runner nos lleva a un futuro donde la línea entre humanos y replicantes es tan borrosa como las luces de neón en la lluvia por la mala fotografía de la cinta. I, Robot advierte sobre las implicaciones éticas de darle demasiada inteligencia artificial a los robots y luego sentirnos ofendidos por ella. Ghost in the Shell explora la conexión entre la mente y la máquina de una manera tan profunda que hasta los androides pueden tener crisis existenciales. Multiplicity nos muestra que, a veces, un clon no es suficiente, y Michael Keaton puede interpretar todos los roles por sí mismo.
Conclusiones cósmicas
En este vasto rincón del séptimo arte, donde los extraterrestres y las tramas complejas coexisten como vecinos en un edificio de apartamentos intergaláctico, la grandeza del cine de ciencia ficción no se mide por estatuillas doradas (porque en realidad no hay muchos), sino por la abrumadora lluvia de billetes verdes que caen sobre los directores.
En el universo caprichoso de Inciclopedia, destacamos las joyas intergalácticas que eclipsan a cualquier premio de la Academia. "Star Wars: Episodio IV - Una Nueva Esperanza" con sus caballeros Jedi más cools y propensos a morir que cualquier héroe clásico; Blade Runner demostrando que los replicantes pueden ser más humanos que tus amigos de Facebook que te piden dinero por fotopollas. 2001: Odisea del espacio alertó sobre los peligros de confiar en la inteligencia artificial, especialmente si tiene una voz calmada. The Matrix hizo desear tener las habilidades de esquivar balas de Keanu Reeves y su capacidad para enamorarse de alguien que no tiene registros faciales, mientras que E.T., el extraterrestre recordó que un alienígena con piel de escroto puede ser más entrañable que tu perro.
En este universo, los directores se ríen tanto de sus ingresos que se les caen los dientes de oro. George Lucas, el padre de Star Wars, ha hecho más dinero con las batallas espaciales que con la venta de su alma al lado oscuro. Spielberg, maestro en la creación de mundos donde extraterrestres y dinosaurios son vecinos, nos ha llevado a dimensiones donde la realidad se encuentra con el Photoshop.
Christopher Nolan, el arquitecto de narrativas complejas, nos ha desafiado a entender sus películas como si fueran jeroglíficos. Ridley Scott, el visionario detrás de replicantes y criaturas alienígenas, ha transformado el futuro en un paisaje tan aburrido como una clase de historia en un planeta lejano. Y James Cameron, el director que hizo que los extraterrestres y los robots fueran tan rentables como una mina de oro en el espacio, continúa copiando ideas.
En este cosmos del cine de ciencia ficción, las estrellas brillan más intensamente cuando los directores se compran un yate y una isla privada. ¿Quién necesita un Oscar cuando tienes una fortuna que supera el PIB de algunos países? Que la fuerza del dinero te acompañe siempre, porque en este universo, el director que ríe camino al banco es el único que se divierte.