Cómic mexicano

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BanderaMéxico.png Este artículo contiene un chingo de humor mexicano.

Igual y si no le agarras el pedo, lo mejor es ir a México y preguntar, pero si no entendistes el nahuañol de los mexicanos, ya te chingaste.

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La estética preciosista y Art Nouveau del cómic mexicano clásico lo ha posicionado entre los mejores del mundo. Se dice que Ren y Stimpy son una vil copia barata de Hermelinda y Aniceto.

La industria moneril en México ha sido objeto de fluctuaciones, pues ha tenido épocas en las que ha sido muy bien recibida y otras en las que ha sido más vapuleada que alguien que critica a AMLO en una orgía de chairos, pero ha existido desde, literalmente, hace siglos, ¿o creías que los glifos aztecas y mayas eran un sistema de escritura, y no en realidad un conjunto de historietas prehispánicas que hablaban sobre cómo hacer que la vecina buenota te cromara el macuahuitl?

En México las "revistas" ahora sirven para entretener a los lectores mientras realizan sus funciones fisiológicas en el baño o esperan al peluquero, pero durante una época entre los 70's y 80's eran ejemplares de colección y diversión alternativa ante la programación de televisa (Eco, Chespirito y Siempre Lo Mismo en Domingo).

Exponentes

Gabriel Vargas

Este señor don Vergas Vargas fue el afamado creador de La Familia Burrón, el cómic mexicano por excelencia, el cual refleja la vida cotidiana de una familia cualquiera en la CEDEMEQUIS, sus aventuras, y desgracias. El Don se caracterizaba por ser buena onda, además de haber chambeado hasta el último día de su vida.

Yolanda Vargas Dulché

Señora sin parentesco con el anterior, fue la creadora de guiones que arrastrarían por el suelo a cualquier telenovela actual, con tragedias dignas de Precious y giros argumentales que ni Inception tiene.

Germán Butze

Un don mandibulón culpable de haber creado, entre otros, a Los Supersabios. Se caracteriza por un estilo influenciado por mi Tilín Tin Tín de Hergé.

Héctor González Dueñas

El principal responsable de adaptar los programas de radio de Kalimán (sí, zoomer, hace décadas, la gente se sentaba junto a un radio a escuchar programas) a formato de historieta. Fue ahí donde nació el querido personaje con pañal en la cabeza y con poderes más poderosos que los del Profesor X y más volubles que tu rukaleta.

Óscar González Loyo

La originalidad de Óscar González Loyo en todo su esplendor.

Este "autor", mejor conocido como Gordoyo, Calcoyo, Troloyo, Tuhoyo, y demás alias, fue el líder de una secta conocida como "Los Kulerinis". Dicho culto se centraba en rendirle tributo a Loyito con sendas dósis de crujipollo, mientras intentaban hacer revivir a la "obra maestra" de Oscarín, Karmatrón y los Transformables y decirles a los demás dibujantes cómo DEBE ser el cómic mexicano. Oscaroyo afirmaba tener superpoderes al igual que sus creaciones, poderes que le permitían hablar con los "grandes maestros" del universo, que le decían que reclutara a jóvenes ingenuos con el pretexto de enseñarles sus arcanos conocimientos, y una vez dentro, los sometía al adoctrinamiento de su consorte, la Chuchy Fighter, quien se sentaba en sus caras, mientras les negaba los nutrientes básicos, los cuales por ejemplo, hacían que las chicas que se unían a la secta se quedaran con el aspecto de eterna adolescente sin chichis ni nalgas. Locoyo pasó a mejor vida el año 2021, y dicen que su cuerpo sigue incorrupto por tanta grasa del crujipollo, en la sala de la casa que se usa como sede de Kagón Studios, y los habitantes siguen pretendiendo que no hay nadie ahí para que no les cobren las rentas atrasadas. Se dice que Locoyo trae el plagio o las broncas de propiedad en la sangre, pues su sacrosanto jefecito (que fue quien le dio hueso en una editorial) participó en una controversia por la paternidad de los cómics de Hermelinda Linda, diciendo que a él solito se le ocurrió tanto el diseño como los guiones, a pesar de que era todo un equipo el que estaba involucrado en el abyecto cómic.

El Pinche Sam

También conocido como Samuel Marín, creó los monitos locochones adictos al resistol y a las chichis que aparecieron en las páginas de Simón Simonazo; de ser dibujante de planos de armas de destrucción masiva en un taller de la Ciudad de México, cuando dicho taller quebró, su afición a comer todos los días lo llevó a la desesperación y junto con sus cuates, crearon una historieta protagonizada por un trío de morrillos banda que pasan por una y mil aventuras, las cuales, en realidad, son anécdotas que realmente le sucedieron al Pinche Sam en las barriadas de mala muerte en las que rolaba el toque. Dice la leyenda que fue bendecido por el mismísimo Claudia Sheinbaum Alex Lora cuando el Sam le presentó sus monitos en una tocada dentro de un hoyo de tu mamá funky, nombre que se les daba a los lugarejos en los que se reunía la banda rockera en la década de los setentas.

Otros

Hay muchos otros "moneros" importantes que han aportado su granito...sebáceo al cómic mexicano, pero si hacemos la lista más grande, la Inciclopedia se va a fresear y va a poner su pinchi planta rodante, así que aquí se mencionarán unos cuantos sólo por cuestión de cultura popular:

  • Jis y Trino: una dupla que se dedicó a hacer monitos abyectos que a más de un le dislocaron la quijada por las carcajadas de sus chistes llenos de pipí, moco, caca, sexo, etc, particularmente la tira de El Santos, parodia del El Santo, eterno amante de la Tetona Mendoza, cuyas aventuras salían en un periódico en donde los otros moneros se dedicaban a la crítica política de hueva mientras veían con algo de desdén a Jis y a Trino por no tirarle al gobierno y, en cambio, hacer viñetas surrealistas llenas de material como sacado de un viajesote de peyote. Jis y Trino han hecho monos en conjunto, aparte del ya mencionado Santos, han hecho La Chora Interminable y otras colaboraciones, y por su cuenta, cuando no están pegados como perritos clochando, cada quien le ha dado su propio estilo a sus creaciones, Jis con su pachequez inentendible, y Trino con un humor más estilo Chespirito.
  • Rius: Monero icónico que sin embargo, no sabía dibujar (basta ver sus monos chuecos), dedicó su vida profesional a tratar de instruir al pueblo "bueno y jabio" acerca de temas diversos tales como nutrición (cómo empujarse cuatro caguamas de golpe), sexo (pero sin monitos clochando), y sobre todo, política, con revistas que comenzaban como viñetas de cualquier cómic y acababan llenas de recortes de periódicos y fotocopias malhechas pegadas como collage en las páginas, por lo que se diría que Rius fue como el inventor de robarse imágenes como para la Inciclopedia, pero para sus trabajos, vaya. Hasta el momento, es el único chairo rojillo en la historia que ha admitido que la Revolución Cubana fue un fraude...y quizás sea el único en toda la historia. Sus trabajos incluyen Mis Supermachos y Los Agachados en cuatro.
  • Moneros de los periódicos: Aquí entran aquellos caricaturistas que tienen ya una plantilla en la que ponen a un mexicano flaquito y jodido criticando a un empresario o político gordote, no se saben otra por lo general; durante décadas, la mayoría le tiró duro al gobierno, con sus diversos estilos, y en este apartado podemos mencionar a El Fisgón, Magú, Helguera, Hernández, etc, quienes con a veces afilados trazos le tiraban caquita al gobierno en turno; con el advenimiento de la cuatroté, su estilo gráfico no ha cambiado, la única e imperceptible diferencia es que ahora muchos de estos moneros se han vuelto cromadores profesionales de poronga de la 4T y ahora a quienes le tiran fluídos corporales de desecho es a cualquiera que se oponga a la maravillosa transformación, mientras se deshacen en loas pro ELMO y su régimen amoroso.

Ejemplos de cómics mexas

  • Kalimán que era un mexicano vestido de hindú, una mezcla de Batman y Charles Xavier que lo mismo da golpes que controla la mente de las personas, es decir, lo único que le faltaba era novia, pero para eso tenía a su joven acompañante Solín, además de hacer crossovers con personajes famosos de Marvel como El Doctor Doom y Galactus
    Kalimán siendo sodomizado sometido por famoso villano de Marvel. Suponemos que la editorial que publicaba a Kalimán tenía los derechos de autor, ¿no?
  • Chanoc, revista que narra las aventuras del epónimo pescador que siempre usa una playera roja para que no sepan cuándo sangra por una herida, y pantalones cafés para que...bueno, porque simplemente le gustan, viviendo muchas aventuras en contra de los malosos, y siempre acompañado de su padrino alcohólico venido a menos Tsekub; estas aventuras fueron llevadas a la pantalla grande más de una vez, contando con la participación de Tin Tán en el papel de Tsekub en la etapa en la que ya se conformaba con que le pagaran con un sandwich de atún pues toda su lana la había despilfarrado en juegos de azar y mujerzuelas.
  • Rolando el Rabioso, o lo que es lo mismo, una parodia de un tal Orlando Furioso y de todos los "comits" cuya temática es la épica medieval. Cuenta las aventuras de Rolando, que a pesar de su nombre, no rola ni mota ni nada, pero se agarra a los guamazos contra brujas, dragones y cobradores de Coppel, siempre junto a su fiel compañero Pito Chico Loco...lo del nombre, ignoramos en la redacción por qué le pusieron así, pero quizás era por su afición de alocarse con cuanta fémina se le pusiera enfrente.
  • La Familia Burrón o también conocidos como Los Simpson mexicanos, son una familia dibujada medio fea, pero simpática que refleja lo que es el vivir en la ciudad más grande del mundo, en una vecindad y además tener problemas existenciales como el hecho de hacerse la pregunta "¿y qué chingaos voy a comer mañana?", todos comandados por Borola, la matriarca adelantada a su tiempo que es prácticamente la Neni original.
  • Memín Pinguín o como se explota un estereotipo para volverse rico y famoso, narra las aventuras de "un niño negro como la grasa de zapatos, muy simpático como todos los hermanos negros, aunque algo travieso como suelen ser los niños negros pero de muy buen corazón como todos los negros"
  • El Samurai John Barry que cuenta la historia del primer otaku inglés en llegar a Japón
  • Hermelinda Linda y Aniceto me prestas, dos historietas distintas que muestran las aventuras de los personajes titulares, ambos hechiceros mexas a los que todo les sale mal, dicho sea de paso, con viñetas al más puro estilo Ren y Stimpy cuando hacían close ups a granos purulentos y partes del cuerpo llenas de glándulas sebáceas.
    Muchos cómics mexicanos son ya un chiste en sí mismos, por ejemplo, Hermelinda Linda. Ninguna edición con Photoshop o Paint, parece que los crearon específicamente para la Inciclopedia.
  • El Mil Chistes, revista en la que abundaban morras enseñando las chichis, hecha mediante la colaboración de diferentes dibujantes quienes daban vida a chistes para adultos, sin embargo, este pasquín sirvió de iniciación para morros calenturientos que lo conseguían a como diera lugar.
  • El Libro Semanal, El Libro vaquero, ¡Así soy y qué!, entre otras, fueron historietas de corte dramático con guiones que podían darle vuelta a cualquier telenovela de Televisa, siempre con su dotación de damitas de buen ver vistiendo apenas lo necesario para cubrirles salvas sean las partes. Todos unos clásicos que no le piden nada a la literatura clásica, pues de que chillas, chillas.
  • Simón Simonazo: Popular cómic en los años 1970s y 1980s, trata sobre las aventuras de un trío de morrillos calenturientos de secundaria que le tiran a la onda punk, se la pasan inhalando activo y por lo tanto siempre sedientos y con la lengua de fuera, siempre tratando de conquistar a chavas dibujadas con pezones que desafían todas las leyes de la física.
    No, no son los KISS, son los CHISS. La banda de Simón Simonazo tirando rostro en Abbey Road.
  • Los Supersabios: Tira legendaria que cuenta las aventuras de Panza, un chavo que sufre de violencia intrafamiliar y para sobrellevarla, consume todas las sustancias que puede, resultando en que alucina a algunos amigos imaginarios que son científicos y lo sacan siempre a escondidas a vivir aventuras de lo más fumadas. En la última publicación, Panza despierta en el hospital, sin piernas, y enterándose de que ELMO es presidente de México.
  • El Cerdotado es un cerdo, pero está bien dotado, de ahí su nombre, por si te lo preguntabas.
  • Kalkatrón y los olvidables Karmatrón y los transformables, la más famosa, querida e icónica historieta de la industria del cómic mexicano, la cual habla acerca de las aventuras del héroe titular, un guerrero con superpoderes ambiguos acompañado por un séquito de fabulosos robots que se transforman en vehículos (idea muy original y nunca antes vista), creada por el más grande dibujante del cómic mexicano, Óscar González Loyo.
Gran ejemplo de un "manga" hecho en México en los noventas, y publicado en tu puesto de revistas favorito...no, no son dibujos de un chavito de prepa que hacía para matar el tiempo en clase.

OrtosOtros: En los años noventa, México experimentó un boom de Otakus que brotaron de la nada (Quizás les echaron agua y se reprodujeron como Gremlins) y todos, absolutamente todos, esos morros mecos que conseguían animes con mala calidad de imagen en VHS y mangas en fotocopias, en algún momento de la vida se las dieron de mangakas y quisieron hacer algo netamente hecho en Mexicalpán, pero con estética de monitos chinos; algunos de ellos lograron conseguir chamba en alguna casa editorial y publicaron bodrios infumables tales como Irene Doll, "meximanga" precursor de Crepúsculo con una morra enamorada de un hombre lobo a la que se quiere papear una vampira malvada junto con sus secuaces, cuyo estilo visual raya en el "calquismo", es decir, se notan los trazos sobre vaya uno a saber qué otro manga fusilado; otro "manga" mexa fue Tetsuko, la Chica de Acero, hecho en blanco y negro, donde la protagonista principal es una chava salida de la calenturienta mente de algún morro de secundaria, y el estilo se nota que fue sacado precisamente de los dibujos de algún púber que se sentaba hasta atrás de su salón, solamente borrándole la cuadrícula a las hojas del cuaderno. Otras menciones horroríficas honoríficas van para cómics tales como CINACROS (parece nombre de sindicato) y Némesis 3000 (cómic altamente moralino y hecho con las patas, salido del estudio del mismo loquito que creó a Karmatrón). Se recomienda no leer estos últimos dos, a no ser que se quiera tener un sangrado profuso de ojos.

Datos inútiles

  • Todavía se pueden encontrar buenos cómics mexicanos de antaño en los Mercados de Pulgas y en librerías de Viejo; sin embargo, seguramente te causarán alguna enfermedad respiratoria provocada por un hongo o, peor, una maldición brujeril impregnada, o en el caso de los Mil Chistes, puedes resultar embarazado por algún meco fosilizado dejado ahí por algún púber imberbe de la época
  • Tus amigos se burlan de tí porque tu abuelita les dice "cuentos" a los cómics.
  • Casi ningún cómic mexicano se salvó de ser catalogado como "malo" o "satánico" por las jefas de la época correspondiente al cómic, hasta el Capulinita fue víctima del escarnio y del decomiso en escuelas si te cachaban leyendo uno.
  • Las excepciones al punto anterior fueron los de "Vidas Ejemplares", historietas hechas en México que contaban la vida de los santos y mártires católicos, y te los regalaba tu tía en tu cumpleaños pensando que así serías una persona de bien, y mírate ahora...leyendo estas pendejadas.
    Los dibujantes mexicanos incluso se aventuraron a explorar mercados antes ignorados, como tu abuelita la beata y sus amigas. Sí, a pesar de que doñitas como ella satanizaban los "cuentos", ellas mismas tenían los suyos los cuales leían con gran devoción.
  • El mencionado Capupaquete, el cual dará mucho, mucho gozo a los verdaderos fans del rey del Humorismo Techo, digo, Blanco.
    Recientemente (finales del 2024), ha estado en boga el Capuescándalo del Capunieto de Capulina, quien colgándose de la Capufama de su Capuabuelo, y a falta de verdadero talento, ha puesto a la Capuventa lo que él llama el "Capupaquete", que consiste en Capuparafernalia de, obviamente, Capulina; incluye fotos, el sombrero agujereado y apolillado de Capulina, y por supuesto, también ejemplares del famoso cómic de bolsillo "Capulinita", todo esto autografiado por el ya mencionado nieto de Gaspar Henaine; cabe destacar que dicha firma pedorra del susodicho Don Nadie devalúa aún más los artículos del Capupaquete, incluso la boca consoladora de Capulina que incluye, y que con cada metida de riata hace la característica risita de "jojoy, jojoy" de Capulina.

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